En mayo de 2006 el Ministerio de Agricultura de Mozambique presentó para su discusión la “Estrategia Nacional de Reforestación” (el documento completo está disponible en portugués en http://www.wrm.org.uy/paises/Mozambique/Estrategia_Reflorestamento.doc). Como expresa el documento, se exponen las bases fundamentales para impulsar el establecimiento de plantaciones de árboles en el país, que se anuncia se tratará de especies de rápido crecimiento.
Siguiendo el mismo esquema presente en todos los demás países en los que se han introducido las plantaciones en gran escala de monocultivos de árboles, la propuesta viene con la promesa de generar puestos de trabajo y erradicar la pobreza, contribuyendo al desarrollo nacional, en especial de la zona rural.
Del mismo modo, comienza con lo que podríamos decir que constituye el “pecado original” de todo este paquete, que desde la FAO hasta ahora se ha transmitido propuesta tras propuesta: identificar a las plantaciones de monocultivos de árboles con bosques. Y es así que el proyecto de Mozambique promete que las plantaciones de árboles servirán para ¡preservar el suelo y el agua! ¡recuperar ecosistemas frágiles y degradados y elevar los niveles de productividad, mejorando la calidad del ambiente! ¡elevar la conciencia social para la valorización de la naturaleza!
Ríos de tinta hemos escrito desde el Movimiento Mundial por los Bosques al respecto y nuestra campaña mundial en contra de las plantaciones en gran escala de monocultivos de árboles apunta a difundir y alertar acerca de sus efectos nefastos justamente y en especial sobre el suelo y el agua, pero también sobre la población rural y la economía real de la gente.
El proyecto anuncia que se han identificado 7 millones de hectáreas con potencial para forestación, en las provincias de Sofala, Manica, Zambézia, Nampula y Niassa. Para los próximos 20 años propone el establecimiento de por lo menos 2 millones de hectáreas de plantaciones forestales. También anuncia que se procedería a la zonificación de cerca de 3 millones de hectáreas de tierra con potencial para forestación, que “deberá estar disponible para potenciales inversionistas para el desarrollo de plantaciones industriales”.
Para atraer a los inversionistas el proyecto propone que la legislación forestal brinde incentivos para la forestación con fines industriales y de exportación a los mercados emergentes del Pacífico y del Océano Índico, especialmente a China, India y otros países asiáticos ávidos de materia prima para la producción de celulosa y papel que se destinará a alimentar las necesidades de un modelo de consumo dispendioso.
Obviamente, y como afirma el propio documento, la campaña de promoción de monocultivos industriales de árboles en Mozambique viene impulsada y auspiciada por las grandes empresas forestales dedicadas a la producción de celulosa y papel. Nada nuevo bajo el sol...
Este proceso recién comienza en el país. El pueblo mozambiqueño tiene a su favor la experiencia recogida en países que desde hace años vienen siendo “invadidos” por estos “desiertos verdes” y hoy pueden atestiguar que nada de lo prometido se ha cumplido. Por el contrario, las plantaciones de árboles han causado estragos en los recursos hídricos y los suelos, y han provocado pérdida de biodiversidad. Y en cuanto a los anunciados miles de empleos, numerosas poblaciones pueden hablar de cómo se han empobrecido las comunidades rurales que ya no cuentan más con los ecosistemas de bosques o praderas de los que antes se servían --mal o bien-- para su sustento. A las comunidades no les ha quedado otro camino que emigrar o trabajar cautivas en las plantaciones de manera zafral, generalmente en empresas tercerizadas, en condiciones pésimas, y muchas veces hasta en semi-esclavitud. Muchos mozambiqueños que han emigrado a Sudáfrica en busca de trabajo saben bien de esto pues lo han padecido.
En todos los lugares es el mismo discurso: que las exportaciones de troncos o celulosa producto de las plantaciones industriales de árboles traerán desarrollo para el país, generando empleos y divisas. Pero también en todos los lugares el panorama es el mismo: habrá divisas, pero los beneficios se los llevan las grandes empresas forestadoras, y la gente y el ambiente terminan perdiendo.
Ahora, cabe al pueblo de Mozambique anticiparse al desastre.
Por Raquel Núñez, Movimiento Mundial por los Bosques, correo electrónico: raquelnu@wrm.org.uy, basado en material enviado por Vera Ribeiro, Coordinadora de GeaSphere en Mozambique, correo electrónico: veruribeiro@gmail.com