En la región sureste de Nicaragua, en una extensión de 3.180km², se encuentra la Reserva Biológica de Indio Maíz, que debe su nombre a los ríos Indio y Maíz. Es una de las reservas de biosfera más importantes del país y contiene un bosque húmedo tropical, humedales y lagunas que albergan una fauna diversa: jaguares, águilas mayor, guacamayo ambiguo, manatíes, tiburón martillo y cocodrilos. En el bosque hay árboles como cedros, caobas, almendros, níspero, manú, maria, entre otros.
Pero el bosque y la rica diversidad que lo habita se ven amenazados por una actividad que resulta bastante contradictoria con el concepto de “reserva”. Según denuncias de las organizaciones nicaragüenses juveniles Jóvenes en Acción y Comunidad Ambientalista, en el bosque secundario (de más de 20 años) del área de amortiguamiento de la reserva, la empresa costarricense Maderas Cultivadas de Costa Rica S.A. ha establecido plantaciones forestales de monocultivos de teca y melina. Hasta el momento se han instalado 3 mil hectáreas de melina, pero la empresa tiene compradas 5 mil hectáreas y el proyecto piensa ampliarse a 8 mil hectáreas.
Esta actividad, a su vez, conlleva acciones de madereo, generalmente de maderas preciosas, en la medida que despejan la zona para las plantaciones. Según las referidas denuncias, presentadas ante la Procuraduría Ambiental en Managua, la empresa --como parte del manejo forestal-- prendió ilegalmente fuego a los rastrojos y maderas no preciosas que había dejado en el suelo. El fuego avanzó de manera peligrosa sobre las fincas vecinas. Así fue detectado por una visita en el terreno realizada por integrantes de Comunidad Ambientalista en noviembre de 2005.
Al mes siguiente los jóvenes dieron seguimiento al caso en Managua, pero se encontraron con la (mala) sorpresa de que había sido archivado y ni siquiera tenían conocimiento del mismo. Nuevamente, con el esfuerzo del compromiso juvenil, recaudaron fondos a partir de conciertos de música y venta de camisetas para ir en comisión hacia la zona y visitar el lugar, documentar el daño y sacar fotos. Allí observaron que ya hay 5.000 hectáreas compradas, hay una marcación numeral de los árboles y la plantación avanza. Aparentemente la empresa tiene la idea de ampliar las plantaciones a 8.000 hectáreas.
En los tres días que los jóvenes pasaron en la zona, apoyados por la comunidad que les dio albergue y comida, observaron que numerosos manantiales y pequeños riachuelos se han secado y que el agua sale con una coloración blancuzca. Por otro lado, verificaron irregularidades en la actuación de la empresa. Según denuncian, ésta pasó por encima de la ley municipal y se presentó directamente ante el Ministerio de Agricultura y Forestal (MAG-FOR), quien le habría otorgado los permisos de corte (tanto del bosque secundario como del bosque primario intervenido), cuando en realidad tendría que haber sido la autoridad municipal de INAFOR (Instituto Nacional Forestal).
Los jóvenes informan que la empresa intentó reunirse con ellos, cosa que no aceptaron, pues también habían sido informados de los intentos de comprar con cinco mil dólares a algunos de los líderes de la agrupación voluntaria juvenil local.
La posición de las organizaciones juveniles es: ¡No Queremos Empresas Melineras en el Municipio!