El gigante AUSTRALIA es un actor fundamental en la geopolítica de Oceanía. Dada su particular situación en el hemisferio sur geográfico, siendo un país del Norte y perteneciente al Anexo I, Australia es el único país que cuenta con la posibilidad de aumentar sus emisiones de gases de efecto invernadero un 8% respecto de los niveles de 1990 para las metas establecidas para el período 2008 a 2012. Sin embargo, Australia se ha sumado con entusiasmo a la idea de ofrecer su territorio a proyectos de sumideros de carbono.
En noviembre de 1999 Nueva Gales del Sur (NGS) --uno de los estados australianos-- estableció derechos legales para el carbono secuestrado por las plantaciones y firmó un acuerdo con la empresa japonesa Tokyo Electric Power Co. (Tepco) --parte del imperio corporativo Mitsubishi-- a este respecto. Los japonenes planean dar inicio al proyecto con la plantación de 1.000 hectáreas en el 2000, y extender la superficie a 40.000 hectáreas en los próximos diez años. Es de destacar que Tepco ha sido la primera empresa japonesa en firmar un memorándum de acuerdo con el Banco Mundial para participar del Fondo Prototipo de Carbono, sistema creado para la comercialización de proyectos en el mercado del carbono.
La iniciativa mencionada no es la única en la movida de las autoridades de NGS para ingresar a este mercado. Sydney Futures Exchange --también en asociación con State Forests de NGS-- está interesada en generar un mercado de intercambio de créditos de carbono, como parte de un plan para convertirse en un centro de comercialización de emisiones de carbono a nivel global.
Asimismo, extensas áreas de la sureña isla de Tasmania en Australia vienen siendo plantadas con monocultivos forestales para sumideros de carbono. El programa "Plantation 2000 Vision" del gobierno federal se propone el establecimiento de 650.000 hectáreas de plantaciones forestales en Tasmania durante los próximos 20 años. La Política Forestal Nacional está incluso promoviendo la deforestación, ignorando los múltiples servicios ambientales que proveen los bosques primarios, entre los cuales el de constituir un enorme reservorio de carbono. Grupos ambientalistas australianos están trabajando junto a representantes de comunidades rurales y autoridades locales para cuestionar y oponerse a esta visión orientada al mercado, que está generando trastornos a nivel social y destrucción del medio ambiente.
Mientras algunos en Australia están mirando la posibilidad de hacer negocio con el cambio climático en el recientemente creado mercado del carbono, otros estados de la región se ven enfrentados a una dramática situación y a las perspectivas del calentamiento global sobre sus territorios. Los PEQUEÑOS ESTADOS ISLEÑOS de Oceanía corren el riesgo de desaparecer si el nivel del mar sigue aumentando como consecuencia del cambio climático. Las Islas Marshall, por ejemplo, están en peligro de perder el 80% de la ciudad de Majuro --su capital-- bajo este escenario, en tanto islas de mayor superficie se verían también gravemente afectadas debido a la concentración de su población e infraestructura sobre la línea de costa.
Estos pequeños estados isleños han manifestado su preocupación por el hecho de que el impulso que se está dando a los proyectos de sumideros de carbono no habrá de servir más que para permitir a los países industrializados seguir adelante con sus negocios, mientras que sus propios países se hunden lentamente en el océano. Tal como lo señaló enfáticamente el delegado de Tuvalu, hablando a nombre de AOSIS (coalición de pequeños estados isleños) respecto de los proyectos de sumideros de carbono: "Esto muestra señales muy claras acerca de como será el posible flujo de fondos para el Mecanismo de Desarrollo Limpio en caso de que se incluyan las actividades relacionadas con los sumideros. Es más que probable que habremos de presenciar un diluvio de fondos destinados a actividades de sumideros y apenas un goteo de fondos dirigidos a tecnologías asociadas a la energía renovable y la eficiencia energética".
Al tiempo que los mercaderes del carbono en Australia procuran obtener beneficios económicos del desastre que implica el cambio climático, los estados de las pequeñas islas de Oceanía están luchando por sobrevivir. ¿Los gobiernos del mundo dejarán que desaparezcan?