El Proyecto para el Desarrollo de la Pequeña Agricultura (SADP por su nombre en inglés) es un préstamo del Banco Mundial recientemente otorgado al gobierno de PNG. Dicho proyecto, que representa un crédito de US$ 27,5 millones, “apunta a mejorar los ingresos de los agricultores de numerosas comunidades de las Provincias de Oro y Nueva Bretaña del Oeste”. Según Benson Ateng, Gerente Regional del Banco Mundial para PNG, este proyecto es “un elemento central de la nueva Estrategia de Asistencia al País, que brinda apoyo para el alivio de la pobreza en dos provincias donde se cultiva la palma aceitera. El proyecto busca incrementar los ingresos de los agricultores que cultivan palma aceitera a través de un enfoque comunitario del desarrollo agrícola.”
Sin embargo, la población local de la Provincia de Oro, donde las plantaciones fueron establecidas también con un préstamo anterior del Banco Mundial y que es una de las zonas previstas por el proyecto SADP, se opone fuertemente y denuncia que el préstamo “fue acaparado por las empresas de plantación de palma aceitera de Papúa Nueva Guinea para favorecer la expansión de la palma aceitera, en lugar de gastarlo en regiones donde se generarían mayores beneficios económicos para las masas rurales de Papúa Nueva Guinea, que dependen de la agricultura.”
En lugar de promover un enfoque diversificado del desarrollo agrícola, este proyecto alentará a los pequeños propietarios a recibir fondos para establecer plantaciones de palma aceitera en sus tierras.
Según una carta recibida por el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, las comunidades locales objetan el uso del préstamo para la expansión de la palma aceitera por las siguientes razones:
“En primer lugar, la palma aceitera no es la única opción para una participación activa de la población rural en la economía monetaria, contrariamente a la opinión de nuestro gobierno y de las empresas multinacionales de palma aceitera que operan en nuestro país. Las diversas evaluaciones se han enfocado en la palma aceitera y no en las alternativas. En la Provincia de Oro, los equipos de evaluación sólo mantuvieron conversaciones con las partes interesadas de la industria de la palma aceitera. Estas consultas tampoco incluyeron reuniones con agricultores dedicados a otros cultivos en zonas de plantación de palma aceitera. De este modo, las opiniones presentadas en apoyo del préstamo no reflejan los puntos de vista de un amplio sector de la comunidad.
En segundo lugar, consideramos que, para que este préstamo SADP beneficie a más familias que dependen de la agricultura, el gobierno debería enfocarse en desarrollar y mantener rutas de acceso a las comunidades rurales para permitir una mayor participación del grueso de la población.
Una mayor expansión de la palma aceitera será contraria al interés de la nación, dado que tendrá serios efectos negativos sobre nuestro ambiente social y terrestre. Ya ha provocado grandes pérdidas de bosques y biodiversidad en nuestro país, acarreando con ello problemas sociales y ambientales de los que las empresas de palma aceitera se niegan a aceptar cualquier responsabilidad.
Sabemos que el Banco Mundial está bien informado sobre asuntos como el impacto directo de la industria de la palma aceitera, sin embargo, aún así considera apropiado otorgar otro préstamo al gobierno de PNG pretendiendo que el desarrollo de la agricultura es una estrategia para aliviar la pobreza, mientras que la realidad es que las empresas multinacionales se benefician con los préstamos pero somos nosotros quienes los reembolsamos.
De hecho, el préstamo anterior del Banco Mundial para el proyecto de expansión de la palma aceitera en la Provincia de Oro no redujo la pobreza sino todo lo contrario. Algunos de nuestros pobladores se encontraron súbitamente sin tierras, siendo los primeros de una nueva clase de pobres. Esto es algo que no habíamos conocido desde el tiempo de nuestros ancestros.”
En base a las consideraciones antes mencionadas, las comunidades locales exhortan al Banco Mundial o bien a revisar las condiciones del préstamo para promover alternativas a la palma aceitera, o bien a cancelar dicho préstamo.
Por su parte, las empresas de palma aceitera presionan al gobierno para que libere los fondos rápidamente, ya que ellas tienen listos sus propios planes de implementación. Sin embargo, aún hay tiempo para lograr que las cosas cambien, y eso es exactamente lo que buscan los pobladores de la Provincia norteña de Oro: detener este enfoque de monocultivo y presionar por un futuro diversificado.
Ellos piden apoyo internacional y han redactado el borrador de una carta que será enviada tanto a las autoridades del Banco Mundial como al gobierno de PNG. La carta completa está disponible en inglés enhttp://www.wrm.org.uy/countries/Support_to_Papua_New_Guniea.html. Quienes deseen apoyar esta iniciativa pueden hacerlo enviando su nombre, organización y país a la siguiente dirección: support@wrm.org.uy, antes del 20 de febrero.