Papúa Nueva Guinea tiene un sistema de tierras comunales que ha permitido a la mayoría de las comunidades rurales ganarse el sustento a través del acceso gratuito y fácil a la tierra, el agua limpia y la abundancia de recursos naturales. Sin embargo, la introducción de plantaciones de cultivos comerciales socava sus sistemas y estructuras consuetudinarios y conlleva impactos sociales y ambientales negativos.
La palma aceitera es un buen ejemplo: impulsada desde afuera y orientada a la exportación, cuenta con la financiación del Banco Mundial. Sin embargo, el proyecto ha enfrentado la oposición local. Pequeños propietarios han advertido a los empresarios de la palma aceitera que deben permanecer fuera de sus tierras (véase el boletín Nº 74 del WRM). Ahora, frente a la próxima reunión del Directorio del Banco Mundial que tratará la aprobación del préstamo P079140 (Papúa Nueva Guinea - Desarrollo de la Pequeña Agricultura), varias ONG papúas se le oponen firmemente. Con el fin de recoger adhesiones han hecho circular una carta dirigida a la Junta de Directores Ejecutivos del Grupo del Banco Mundial en la que se les solicita que no aprueben más préstamos destinados a plantaciones y procesamiento de palma aceitera.
Este tipo de plan no redundará en nada bueno para las comunidades. Su petición está bien fundada, como lo demuestra la carta: “La palma aceitera es riesgosa: Nos oponemos a que haya más proyectos de palma aceitera en Papúa Nueva Guinea a causa de los problemas sociales y ambientales adversos que se constatan en las zonas de palma aceitera existentes. El precio de la palma aceitera depende en gran medida del precio mundial del producto, que puede ser volátil. Dada la enorme expansión del programa de palma aceitera en otros países, especialmente en Indonesia, el riesgo de una caída del precio es muy alto”.
“La palma aceitera es destructiva para el medio ambiente: El documento del proyecto del Banco Mundial subestima los impactos ambientales de la palma aceitera. Nuestro país ya ha sufrido los impactos adversos de la palma aceitera en aquellas provincias donde se cultiva. El historial de PNG en cuanto a garantizar la sustentabilidad ambiental es paupérrimo. La capacidad de supervisión del Departamento para el Medio Ambiente y la Conservación está limitada por la falta crónica de recursos. No tiene la capacidad ni la competencia necesarias para supervisar la amplia gama de asuntos ambientales relativamente complejos relacionados con la palma aceitera.”
“La palma aceitera es mal desarrollo: Más de dos décadas de cultivo de palma aceitera en Papúa Nueva Guinea han resultado en poco o ningún desarrollo para nuestro país. De hecho vemos una regresión de las condiciones y niveles de vida en los lugares donde se cultiva palma aceitera. Nuestro gobierno ofrece exoneraciones y créditos impositivos a los operadores de la industria de la palma aceitera, pero esto limita considerablemente los beneficios económicos para PNG. Los agricultores que trabajan de sol a sol con la esperanza de una mejor calidad de vida, como les prometieron los que los metieron en el cultivo de palma aceitera, están desilusionados y enfadados porque lo único que les han dado son promesas vacías, en tanto los recursos de los que dependen para sobrevivir están ahora degradados y contaminados. Gran parte de los ingresos que obtienen con la palma aceitera se vuelven a ir con los pagos de los costes incurridos para establecer sus parcelas cultivadas con palma aceitera.”
“La palma aceitera es una imposición a nuestro pueblo: Los productores de palma aceitera nos informan que cultivan palma aceitera solamente porque necesitan dinero para pagar las matrículas escolares cada vez más onerosas necesarias para que sus hijos accedan a la educación. La ironía es que las matrículas escolares nos fueron impuestas precisamente porque nuestro gobierno presta oídos a un poder extranjero como el Banco Mundial, que recomienda la adopción del sistema de usuarios que pagan de forma que los ingresos se desvíen al pago de la deuda. Para una nación del sur como PNG, la educación y el cuidado elemental de la salud son servicios esenciales a los que debería darse prioridad al distribuir los ingresos que PNG obtiene de otros sectores. El Banco Mundial debería presionar a nuestros dirigentes para que se cubran estas necesidades y responsabilidades fundamentales, en lugar de presionar a la población papúa a sacrificar tierras fértiles, bosques prístinos y cursos de agua sanos por un cultivo comercial que ninguna nación rica industrializada del mundo quiere tener en su propio jardín. Es obvio que las naciones ricas imponen el cultivo de palma aceitera en países como PNG simplemente porque se trata de un cultivo contaminante que exige trabajo intenso y gran cantidad de nutrientes, para que sus industrias puedan tener acceso a aceite barato.”
El proyecto también es malo para el país: “La palma aceitera aumenta el problema de la balanza de pagos de PNG. Los agricultores pasan a depender demasiado de un monocultivo comercial. Lo que queda del dinero que tanto les costó obtener con la palma aceitera terminará enriqueciendo a empresas extranjeras debido al consumo generalizado de arroz importado de Australia, pescado enlatado, carne enlatada y un abanico de otros productos de baja calidad procedentes de Indonesia y China. Esto aumenta nuestra balanza de pagos. Papúa Nueva Guinea debería recibir apoyo y asistencia para producir internamente alimentos y otros productos necesarios y procurados, de modo que el dinero circule dentro del país en beneficio de nuestras comunidades y disminuya la precaria balanza de pagos del país.”
“Aumento de la deuda nacional: De aprobarse, este préstamo aumentará la carga de la deuda de Papúa Nueva Guinea sin que haya ninguna verdadera ganancia en cuanto a desarrollo. Tememos que frente al fracaso del gobierno, el aumento de la deuda lleve a una mayor devaluación del kina [moneda local], otra carga sobre los hombros de nuestro pueblo y nuestro preciado medio ambiente. Esto resultará inevitablemente en más privaciones para nuestra gente y una mayor presión para explotar el medio ambiente relativamente sano, del que más del 80% de nuestra gente depende para sobrevivir. ¡Esto es, en esencia, fabricar la pobreza, no reducirla!”
Además, la financiación llega a un país cuyo ejercicio del gobierno está siendo impugnado: “El gobierno de Papúa Nueva Guinea no se hace responsable. Papúa Nueva Guinea tiene un largo historial de fracasos en el ejercicio del gobierno, mala administración y mal uso de los fondos públicos por parte de quienes están en el poder. Esto ha convertido en inútil e ineficaz a la mayor parte de la ayuda para el desarrollo”.
“Banca imprudente. Es una falta de responsabilidad que el Banco Mundial otorgue un préstamo a este proyecto tras el fracaso del Proyecto de Bosques y Conservación (FCP). El año pasado el Banco Asiático de Desarrollo tuvo que cancelar su préstamo para un proyecto similar llamado “proyecto Nucleus Agro-Enterprises” por motivos de mala administración financiera. Puesto que el riesgo asociado es alto y que el Banco Mundial en tanto prestamista tiene poca influencia en el resultado, embarcarse en otro proyecto así para la expansión de la palma aceitera es una mala práctica bancaria, al igual que otorgar otro préstamo a PNG.”
Demasiados riesgos por el bien de la industria de la palma aceitera: “PNG se endeuda para subsidiar la industria de la palma aceitera: Aunque el documento del proyecto declara que este plan aumentará los ingresos de PNG, se trata en realidad de un subsidio otorgado a la industria. Nuestro pueblo, sobre todo los agricultores que el Banco Mundial ha identificado como los que necesitan ayuda para salir de la pobreza, han terminado soportando sobre sus hombros el grueso de la carga de la deuda. Es por todo esto que las comunidades han empezado a rechazar los proyectos de palma aceitera, como lo demuestran las declaraciones de protesta que se adjuntan para vuestra referencia.”
Las ONG concluyen denunciando que el préstamo contradice los Objetivos y Principios Directivos Nacionales: “Nuestra Constitución nacional hace énfasis en las empresas a pequeña escala y el respeto a la forma de ser de PNG, el desarrollo humano integral para nuestro pueblo, el uso y la administración sensatos de nuestros recursos naturales para hoy y para el futuro. Si el Banco Mundial está verdaderamente interesado en el desarrollo en PNG; los cinco principios directivos de la Constitución brindan un marco sensato para un enfoque muy especial del desarrollo que creemos será más beneficioso para el país.”
La carta completa está disponible en inglés en: http://www.wrm.org.uy/countries/PapuaNG/WBLetter.htm