La República Democrática del Congo (RDC) posee el bosque tropical más vasto del mundo, sólo superado por la selva amazónica brasileña. En el momento actual, ese bosque polariza la atención de la opinión pública internacional, no sólo a causa de los desafíos que plantean las perturbaciones climáticas sino debido a la lucha de la sociedad civil congolesa en general, y del movimiento en defensa de los recursos naturales en particular, por impedir que se levante la moratoria decretada por el gobierno sobre nuevas concesiones de explotación forestal.
En la provincia de Katanga, situada en el sureste de la RDC, predomina otro tipo de bosque, llamado “miombo” o “bosque claro del Zambeze”. El miombo ha sido definido como una “formación vegetal mixta, con un estrato gramíneo poco denso bajo una población de árboles de 15 a 20 metros de altura; las copas de los árboles, a menudo en forma de sombrilla, se tocan o casi, pero el follaje es poco denso, de modo que el conjunto es claro, luminoso” (1). El miombo posee una rica diversidad biológica, tanto animal como vegetal. Es el espacio vital de los pueblos que lo habitan. Este espacio es tanto más importante cuanto que, luego de una década de guerras y de crisis económica persistente, la mayoría de la población ya no integra el circuito económico formal, y es en el bosque donde los habitantes encuentran el alimento, los medicamentos, los materiales para construir sus casas, etc.
Así pues, la desaparición de estos bosques pone en peligro la existencia de esas poblaciones. Varios factores explican el retroceso progresivo del bosque de Katanga, y la minería figura entre los principales.
En efecto, la explotación minera no puede realizarse sin deforestar. Cada día desaparecen inmensas extensiones de bosques, para permitir el acceso a los yacimientos pero también para el procesamiento de los minerales, dado que las empresas mineras de Katanga emplean técnicas arcaicas que no respetan el medio ambiente. Como si esto no bastara, se observa desde hace un tiempo que la explotación minera se está expandiendo hacia los bosques clasificados de la provincia.
Según la legislación vigente de la RDC, es decir la Ley Forestal promulgada el 2 de agosto de 2002, se denomina “bosque clasificado” un bosque perteneciente al patrimonio del Estado. En esta categoría figuran los parques nacionales (reservas integrales), las reservas de caza, los bosques urbanos, los jardines botánicos y las superficies de reforestación del Estado o de entidades descentralizadas (artículos 12 y 13 de la Ley Forestal).
La provincia de Katanga posee dos parques nacionales y unas quince reservas de caza, de las cuales cinco están en funcionamiento. Una de ellas es la de Basse Kando, situada en el anexo del parque nacional de Upemba, en el distrito de Kolwezi. Fue creada por el decreto nº 52/48 del 27 de marzo de 1957 varias veces prorrogado desde entonces; el último decreto en este sentido fue firmado el 7 de diciembre de 2006 por el Ministro de Medio Ambiente y Conservación de la Naturaleza, Aguas y Bosques de la RDC. Curiosamente, también fue en esa época que los servicios competentes del Estado comenzaron a otorgar concesiones mineras en la zona. Así fueron instalándose las compañías “Grupo Bazano”, “Tenke Fungurume Mining”, “Semex”, “Somika” y “Phelps Dodge”, que sacaron muestras, hicieron sondeos, deforestaron… y desnaturalizaron la reserva. Como consecuencia de esta intensa actividad, los elefantes que constituían un componente importante de la fauna de la zona emigraron hacia Zambia.
Las organizaciones de la sociedad civil reaccionaron con fuerza ante este abuso y denunciaron tanto la violación de la ley que no permite las concesiones en bosques clasificados como la deforestación a gran escala en un lugar amenazado por la desertificación. En respuesta, al Ministro de Medio Ambiente no se le ocurrió nada mejor que venir de Kinshasa para desclasificar ese bosque en forma enteramente ilegal. Y decimos que la desclasificación fue ilegal porque no se realizaron ni el estudio de impacto ambiental ni la consulta de las partes interesadas, previos a toda medida de desclasificación, lo cual contradice el espíritu del artículo 19 de la Ley Forestal.
Como conclusión, es con gran preocupación que vemos desaparecer poco a poco los bosques de Katanga. Esa desaparición hace que las poblaciones se empobrezcan, los cursos de agua se sequen y la estación lluviosa se acorte. Las pocas acciones emprendidas para restaurar los bosques lucen insignificantes cuando se las compara con los daños causados por las empresas mineras.
Por Christian Bwenda,
Director de programas de PREMICONGO, correo electrónico: chrbwenda@yahoo.fr. PREMICONGO (Protection des écorégions de Miombo au Congo) es una ONG para la defensa del medio ambiente con sede en Lubumbashi, capital de la provincia de Katanga, RDC.
(1) Aubréville, citado por Malaisse, F., en “Se nourrir en forêt claire africaine”, p. 21