En los debates a nivel mundial sobre el papel de los bosques y las plantaciones en las negociaciones sobre el clima se ha prestado muy poca atención a las opiniones de los alrededor de 300 millones de personas que componen los pueblos que habitan los bosques. Estos pueblos, históricamente marginados, cuyos derechos han sido desconocidos por tanto tiempo, exigen hoy que sus opiniones sean escuchadas y que se los respete como los propietarios legítimos de los bosques que habitan. Si bien los científicos todavía no tienen la certeza de si los bosques y las plantaciones actúan o no como depósitos o sumideros de carbono a largo plazo, los políticos ya están discutiendo si los bosques deben o no ser considerados mercaderías en el comercio mundial de carbono. Algunos países como los Estados Unidos, a los que les resulta difícil reducir sus emisiones, ven con entusiasmo la idea de pagar a compañías o países en el Sur para que “creen” sumideros de carbono, de forma que las economías no sustentables del Norte puedan seguir contaminando. Y algunas personas en el Sur están deseosas de hacerse del dinero y no hacer preguntas difíciles.
Existen riesgos ciertos y también algunas posibles ventajas para los pueblos que habitan los bosques en caso de que éstos fuesen incorporados al mercado mundial del carbono. Los riesgos más obvios son que los poderosos intereses del Norte industrial y los de los sectores de la energía y forestal en el Sur obtengan la capacidad de determinar el futuro de los bosques, y una vez más impidan a los pueblos de los bosques tomar decisiones efectivas sobre su propio futuro. De la misma forma, los lucrativos negocios entre los emisores de carbono y los depositarios de carbono promoverán incentivos potentes a las grandes empresas para apropiarse de las tierras comunitarias para establecer allí plantaciones. En números anteriores de este boletín se han mostrado más que suficientes ejemplos de este proceso. Por otra parte, es posible darse cuenta de que el valor de los bosques en pie como depósitos de carbono podría hacer fluir fondos con los que pagar a los conservacionistas y a los pueblos de los bosques para que cuiden y protejan los bosques evitando su destrucción. Los problemas inherentes a este enfoque fueron analizados en el boletín 37 del WRM ( ¿Es aceptable recibir dinero del MDL para la conservación de bosques?). Al evaluar los puntos a favor y en contra, los pueblos de los bosques han llegado a distintas conclusiones sobre lo que se debe exigir en las negociaciones a nivel mundial.
Todos están de acuerdo en que los pueblos indígenas y demás habitantes de los bosques deben ser partícipes centrales de las negociaciones sobre el clima y no quedar relegados como observadores marginales. Sin embargo, se dividen a la hora de decidir si deben aceptar o no la inclusión de los bosques en el “Mecanismo de Desarrollo Limpio” (MDL). En una fuerte declaración realizada en el sexto encuentro de las negociaciones sobre el Clima en La Haya el año pasado, los voceros indígenas de 22 países diferentes en representación de 28 culturas distintas, rechazaron la inclusión de los bosques en el MDL y convocaron a crear un fondo a ser usado por los pueblos indígenas para enfrentar los impactos del cambio climático. “Nuestra relación intrínseca con la Madre Tierra nos obliga a oponernos a la inclusión de sumideros en el MDL, porque reducen nuestras tierras sagradas y nuestros territorios a la mera captura de carbono, y eso va contra nuestra cosmovisión y nuestra filosofía de vida. Incluir los sumideros en el MDL constituiría una estrategia de expropiación de nuestras tierras y territorios a nivel mundial y violaría nuestros derechos fundamentales, culminando en una nueva forma de colonialismo. Incluir los sumideros en el MDL no ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y por el contrario significaría brindarles a los países industrializados un argumento para evitar reducir las emisiones en la fuente.”
Pero otros pueblos de los bosques han expresado una opinión diferente. Tal es el caso particular de pueblos de Brasil, que han trabajado con la ONG estadounidense Environmental Defense, propulsora del comercio del carbono. “Nuestros pueblos tienen propuestas y proyectos para proteger los bosques y para las vidas de nuestra gente. Necesitamos los medios de expandirlos y multiplicarlos. El MDL no debe excluir a los bosques y no debe excluir a nuestros pueblos. Apoyamos la inclusión de la protección de los bosques, el manejo de los bosques con base en la comunidad, la producción sustentable y las alternativas económicas para los pueblos indígenas y tradicionales en el MDL”. En junio de este año, representantes de las organizaciones brasileñas y de Environmental Defense recorrieron Europa para explicar su posición. Los encuentros demostraron la necesidad de profundizar la discusión sobre las consecuencias del MDL para los pueblos de los bosques.
Por Marcus Colchester, Forest Peoples Programme, 12 de julio de 2001.
Fuentes: Declaración del Primer Foro Internacional de Pueblos Indígenas sobre Cambio Climático, Lyon, Francia, 4-6 de setiembre de 2000.
Declaración de los Pueblos Indígenas a la Sexta Sesión de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, La Haya, 11-12 de noviembre de 2000. Pueblos Indígenas y Tradicionales de Brasil, Bolivia y México: Cambio Climático y Bosques, 21 de noviembre de 2000. Grupos de Base de Amazonia Requieren Protección para los Bosques en el Tratado del Clima, Conselho Nacional Dos Seringueiros, Comunicado de prensa, 21 de junio de 2001.