El sitio http://www.southafrica.info, publicado para el International Marketing Council of South Africa, incluyó en el mes de marzo un artículo que declaraba que “Sudáfrica ha identificado las provincias de Cabo Oriental y KwaZulu-Natal como clave para el desarrollo en el sector de la silvicultura, la madera y el papel, siendo la reforestación parte vital de la estrategia”. Para aquellos que no conocen el lenguaje de la silvicultura, es importante señalar que en Sudáfrica la palabra “reforestación” significa en realidad la plantación de extensos monocultivos de árboles de especies exóticas en los ecosistemas nativos de pradera. El artículo estaba acompañado de una foto con el siguiente texto: “Sudáfrica ha puesto los ojos en el sector de la silvicultura, la madera y el papel para promover la inversión y el empleo en Cabo Oriental y KwaZulu-Natal”.
Tras todos estos años de experiencia con las plantaciones de árboles y sus impactos sobre la gente y el medio ambiente, es sorprendente que la industria pueda hablar seriamente de las plantaciones en tanto generadoras de empleo y que el gobierno pueda continuar promoviéndolas.
Lo bueno de ese artículo fue que generó un debate interesante. Lo que sigue es un mensaje enviado por Sinegugu Zukulu, que trabaja para el Fondo para la vida silvestre amenazada, donde describe su propia experiencia personal en el norte de Zululandia.
Sinegugu comienza explicando por qué piensa que la gente recibirá este plan “como una gran iniciativa”: porque “se les presenta como una opción o ninguna-opción (opción de desarrollo para zonas rurales: ¡tómelo o déjelo!).
Luego explica por qué esto ya ha demostrado ser una mala elección:
“Ya he tenido oportunidad de observar lo que la silvicultura le ha hecho al norte de Zululandia. Una vez visité en Mtubatuba a una familia que concurre a mi misma iglesia; esto fue en 1995 o 1996. Estaban en medio de las plantaciones de eucalipto. Todas las familias habían convertido su tierra en plantaciones de caña de azúcar o de eucalipto. El resultado fue que todas las fuentes y cursos de agua locales se estaban secando. Había largas colas en lo que antes era un manantial permanente. La gente tenía que esperar que el agua subiera. Cuando les dije que eso era por los eucaliptos que habían plantado, no me creyeron. También predije que los cursos de agua y el manantial se secarían pronto.
Pocos años después me llamaron por teléfono para decirme que mi predicción había sido correcta. Las tierras de pastoreo ya no estaban, pues el eucalipto había remplazado todas las praderas. En lugares como Mtunzini, el agua de los arroyos que antes fluían libre y permanentemente ahora estaba estancada y en algunos casos se habían secado.
La gente ahora tenía que depender de los comercios para los alimentos de cada mes. Estos cultivos comerciales no eran cultivos alimentarios; la gente que no tenía dinero para comprar alimentos pasaba hambre. El maíz rodeado de plantaciones de eucalipto se volvió amarillo, pues las raíces del árbol se extendían por todo el lugar chupando el agua. Las altas temperaturas los quemaron, pues los árboles impedían el paso de los vientos refrescantes.
¿A esto quieren que nos sometamos? ¿Se educará a la gente sobre todos estos efectos laterales o impactos ambientales? Así como estamos, tenemos más que suficientes plantaciones de eucalipto y de acacia. A mí me parece que se trata de otra solución rápida donde no se ha hecho ninguna evaluación del impacto ambiental para informar al público acerca de las implicancias. Lo que el gobierno de nuestro país no hace es instrumentar la maravillosa constitución que tenemos, que nos garantiza el derecho a un medio ambiente sano y un medio ambiente protegido en beneficio de las generaciones futuras. Las evaluaciones del impacto ambiental son inútiles salvo que la gente haya sido educada de modo de poder participar en el proceso. Por lo tanto, educar al público es el primer paso. Nuestros gobiernos se arriesgan a traer el mal desarrollo pues saben que en las zonas rurales las personas son analfabetas.
Yo no apoyaría esto para mi comunidad. Sería feliz de apoyar cualquier cosa para reducir la cantidad de plantaciones de eucalipto que ya tenemos. Este es otro plan para satisfacer la codicia de las grandes empresas madereras como SAPPI y MONDI. En este país los principales culpables de la pérdida de la biodiversidad son las plantaciones madereras. También son las principales entidades financiadoras en el campo de la educación medioambiental. Me parece muy raro que los Centros de educación medioambiental estén financiados por las mismas empresas que causan el problema. Esto pone en un aprieto a los educadores medioambientales, pues no pueden decir nada contra los culpables mientras educan al público. Es ridículo”.
Todos los impactos mencionados no son invento de Sinegugu. Prácticamente los mismos impactos están bien documentados en todos y cada uno de los países donde se han establecido plantaciones de ese tipo, desde Asia hasta América Latina. ¿Hasta cuándo prevalecerá el sector de la celulosa y el papel sobre la gente y el medio ambiente? ¿Hasta cuándo los gobiernos del Sur apoyarán esta actividad destructiva? ¿Hasta cuándo seguirán mintiendo sobre el empleo?
Artículo basado en un mensaje enviado por Sinegugu Zukulu, quien autorizó al WRM para su uso.
El artículo mencionado está disponible (en inglés) en: http://www.southafrica.info/doing_business/investment/oppurtunities/forestry-010307.htm