Las compañías forestales en todo el mundo están procurando con entusiasmo implementar la idea de establecer plantaciones de árboles en países del Sur bajo los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto, firmado en 1997, para supuestamente secuestrar CO2 de la atmósfera y mitigar así los efectos del calentamiento global . . . a la vez que obtener pingües ganancias. Si bien se la presenta como "amistosa para el ambiente" la idea de las plantaciones como sumideros de carbono se fundamenta en débiles argumentos científicos y no constituye una manera efectiva de reducir las concentraciones de CO2 en el aire. Además, la misma potencializa los efectos negativos del modelo hegemónico de monocultivos forestales a nivel local y regional.
Noruega también se subió al carro y ha puesto su mira en Uganda. La compañía noruega Tree Farms se estableció en ese país en 1996, donde está desarrollando un proyecto forestal. Por otro lado, el Norwegian Afforestation Group obtuvo en noviembre de 1999 el consentimiento de las autoridades para un proyecto del mismo tipo. La primera de las nombradas, que opera en la Reserva Bukaleba bajo el nombre de su subsidiaria Busoga Forestry Company Ltd., ya ha iniciado un proyecto de instalación de entre 80.000 y 100.000 hectáreas de plantaciones de pino (P. caribaea, P. oocarpa y P. tecunumani) y eucalyptus (E. grandis). El esquema es muy similar al adoptado por la fundación holandesa FACE en los Páramos del Ecuador (ver "La aplicación de políticas sobre cambio climático en el sector forestal de Ecuador") y también lo son sus consecuencias.
Una reciente investigación de campo llevada a cabo por la ONG noruega NorWatch demuestra que los dos proyectos y en particular el de Tree Farms presentan aspectos sumamente cuestionables: ambas empresas noruegas han obtenido las tierras de parte de las autoridades por un precio irrisorio, dado que por un lado las autoridades ugandesas no tienen prácticamente capacidad de evaluar de qué magnitud es el valor que las compañías están pensando generar -en especial mediante el mercadeo del carbono- y, por otro, la corrupción está presente en los niveles de toma de decisiones.
El proyecto de Tree Farms ha provocado la expulsión de sus tierras de alrededor de 8.000 personas -principalmente agricultores y pescadores- pertenecientes a 13 poblados, dado que la compañía las ha ocupado, condenándolos a la pobreza debido a la pérdida de sus medios de vida y generando un foco de conflictos sociales y ambientales. Lo que es más, bajo el régimen de "taungya" los pobladores locales pueden cultivar maíz, porotos y otras verduras entre las filas de árboles durante los primeros años de crecimiento de los mismos pero, por sorprendente que parezca, tienen que pagar por este uso de la tierra y, además, están siendo explotados por la empresa, ya que no se les paga por la tarea de desmalezado y cuidado de los árboles que realizan en los primeros años de la plantación.
Al otorgar en concesión áreas para "plantaciones de carbono" por un lapso de 50 años, el país está hipotecando las opciones de cambio en el uso del suelo en el futuro. Las denominadas plantaciones para almacenamiento de carbono deben permanecer como tales en un futuro inmediato, privando así a las autoridades locales de la opción de utilizar esas áreas para otros fines, según sean las necesidades de la población. Por otra parte, Uganda no podrá utilizar estos sumideros para su propia contabilidad del carbono cuando el país se vea enfrentado a cumplir con ese tipo de compromisos, dado que los créditos ya habrán sido vendidos a países y empresas del Norte.
Como viene sucediendo habitualmente, la contabilidad del carbono en el Proyecto Tree Farms es incierta, dado que no hay forma de establecer la cantidad neta de CO2 que puede ser removida y almacenada por una plantación forestal durante un tiempo prolongado. Incluso es posible que las plantaciones se conviertan en realidad en fuentes de emisión de carbono, en lugar de sumideros. Además éstas enfrentan riesgos de incendios, disturbios a nivel político, agitación social, todos factores que hacen difícil garantizar que este tipo de actividades puedan continuar sin inconvenientes. Eso sin mencionar los impactos de los monocultivos forestales sobre suelos, agua y biodiversidad, incluyendo también la capacidad del sotobosque y la vegetación circundante para absorber y almacenar carbono.
No está claro si el Proyecto Tree Farms habrá de sobrevivir, debido a la existencia de conflictos a nivel social y de problemas vinculados a su rentabilidad. Un reciente estudio financiado por la Unión Europea, referido entre otros a este proyecto, llegó a la conclusión de que se estaría en presencia de una situación "loss-loss" ("pérdida-pérdida"), vale decir de efectos negativos tanto para la forestación como para la población local.
NorWatch considera que el proyecto Tree Farms implica en realidad una situación "loss-loss-loss", ya que la forestación está llena de problemas, la población local está sufirendo y Uganda está siendo "CO2lonizada".
En relación con el Convenio Marco sobre Cambio Climático, la Conferencia de las Partes habrá de discutir durante su próxima reunión de noviembre en La Haya, si el mercado del carbono basado en las plantaciones forestales en los países del Sur debe ser aprobado como una opción para la reducción de emisiones. Mientras tanto Noruega, que en 1997 se comprometió a reducir la liberación de gases de efecto invernadero para el período 2008-2012, en realidad las ha aumentado. Las autoridades de ese país prevén que dicho crecimiento continuará hasta el año 2010. Para Noruega plantar árboles en países del Sur, como Uganda, es más barato que implementar tecnologías tendientes a la disminución de sus propias emisiones. Total . . . los pobres de Uganda y el ambiente a nivel global son quienes pagan los costos.
Artículo basado en información obtenida de: "CO2lonialism. Norwegian Tree Plantations, Carbon Credits and Land Use Conflicts in Uganda" por Harald Eraker, NorWatch, Abril del 2000; The Republic of Uganda, Country Report on Assessment of the Intergovernment Panel on Forest Proposals, The Forest Department, junio de 1998.