La ignorancia es la noche del espíritu,
una noche sin luna ni estrellas.
Confucio
Introducción
Un reciente informe del Banco Mundial dio que hablar en todo el mundo porque atribuye la culpa de la escalada mundial del precio de los alimentos a la producción de agrocombustibles en Estados Unidos y Europa, al comercio especulativo y a las prohibiciones de exportación, y concluye que dichos factores provocaron un alza de los precios de entre 70 y 75% (1). Sin embargo, el informe no hace sino arañar la superficie de lo que realmente está detrás de la actual crisis alimentaria. Se requiere un estudio mucho más riguroso para analizar el “colapso estructural” provocado por políticas como la Revolución Verde, que transformaron algo tan sagrado como los alimentos en simples objetos de regateo y especulación (2). Si han proliferado los motines callejeros es debido al descontento y la frustración de tantos pobres del mundo ante los daños “colaterales” provocados por las fuerzas globalizadoras del capital. Ahora, esas mismas fuerzas se aprestan a acelerar el desarrollo agrícola en Asia y América Latina, y a resucitar el sector agrario de África. Ellas son el motor de la “nueva” Revolución Verde en África.
Cuando los líderes mundiales se reunieron apresuradamente en la Conferencia de Alto Nivel de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para buscar respuesta a la crisis alimentaria mundial, salieron con una declaración lamentable (3) que, como de costumbre, prescribía las habituales soluciones económicas y técnicas, en este caso el avance de una “nueva” revolución verde en África. Durante la conferencia, las tres instituciones de las Naciones Unidas con sede en Roma, es decir la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), firmaron un Memorando de Entendimiento con las fundaciones Gates y Rockefeller para la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), y de esa forma dar un fuerte envión a dicho proyecto.
Detrás de la promoción de la Revolución Verde está la tendencia a considerar la escasez de alimentos como una consecuencia de la insuficiencia de los alimentos disponibles, y no como un fenómeno más complejo que requiere un enfoque más amplio y holístico de las razones por las cuales la gente pasa hambre.
La Revolución Verde dirigida por el AGRA es una amenaza para la riqueza de la agricultura tradicional africana, y contrasta claramente con las muchas alternativas exitosas que ofrece este continente en materia de agricultura orgánica, agricultura sustentable, agro-silvicultura, pastoralismo, control integrado de plagas, obtención de variedades vegetales por parte de los agricultores, gestión sostenible de cuencas y tantos otros enfoques agroecológicos.
Fundamentalmente, la Revolución Verde socava los sistemas alimentarios y la soberanía alimentaria de África: el derecho de las personas a disponer de alimentos sanos y culturalmente apropiados, producidos por métodos ecológicamente sensatos y sostenibles, y su derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas.
La Revolución Verde
La Revolución Verde se refiere al desarrollo de variedades de alto rendimiento (VAR), obtenidas para que respondan a los fertilizantes inorgánicos y otros insumos químicos. Estas VAR forman parte de un paquete tecnológico compuesto por fertilizantes inorgánicos, plaguicidas y otros productos químicos, y se alega que han mejorado mucho la producción agrícola mundial, contribuyendo así a la existencia de excedentes de productos agrícolas y a la eliminación del hambre (4).
El desarrollo de semillas híbridas estériles para reemplazar las semillas producidas naturalmente por los productores fue uno de los pasos clave en el proceso de acumulación capitalista dentro del sector agrícola. Mientras las semillas se reprodujeran por sí mismas, iba a ser muy difícil que el capitalismo pudiera controlar el principal componente de este sector. Cuando se logró quitar a los agricultores la obtención de semillas y la posibilidad de que éstas se reprodujeran por sí mismas, el capitalismo completó el ciclo para controlar el sector agrícola y las semillas se convirtieron en el principal componente del proceso de acumulación. Este control se vio acentuado por la producción de organismos genéticamente modificados y el establecimiento de un régimen más riguroso para las patentes y los derechos de propiedad intelectual.
Así, la Revolución Verde de los años 1960 y 1970 facilitó la integración de un sistema agrícola mundial, con el pretexto de “resolver el problema de la seguridad alimentaria nacional” (5).
Los problemas asociados a la agricultura convencional e industrial, de la cual la Revolución Verde es el mejor ejemplo, incluyen los siguientes: (6)
La agricultura ha terminado por obtener de fuentes más alejadas, tanto espacialmente como sectorialmente, los insumos que utiliza, por obtener de fuentes no renovables una proporción cada vez mayor de la energía que consume, por depender de una base genética cada vez más reducida y por tener cada vez mayor impacto ambiental. Esto se refleja particularmente en su gran dependencia de los fertilizantes y plaguicidas químicos, en su necesidad de subsidios y medidas para mantener los precios, y en los costos externos que implica, como la amenaza a otras especies, la contaminación ambiental, la destrucción del hábitat y los riesgos para la salud y el bienestar humanos.
El paquete de la Revolución Verde requiere gran cantidad de energía, directamente para el transporte y la maquinaria, e indirectamente para la producción de fertilizantes y otros insumos. La aplicación continua y cada vez mayor de un modelo de agricultura de gran intensidad energética no sólo aumentará los costos de la producción de alimentos sino que contribuirá a agravar el cambio climático.
La Revolución Verde en África
La “nueva” Revolución Verde para África es una “revolución de base científica”, que apunta a transformar una agricultura “atrasada” e “ineficiente” según una nueva visión de la modernidad. El 12 de setiembre de 2006, la Fundación Rockefeller y la Fundación Bill y Melinda Gates (7) (la “Fundación Gates”) se asociaron en la llamada Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA). Con sede en Nairiobi, Kenia, el AGRA está diseñada para ayudar a millones de pequeños agricultores a salir de la pobreza y el hambre, dando un gran empuje a la productividad agrícola gracias a tecnologías similares a las de la Revolución Verde (8). Para este fin, la Fundación Gates se comprometió a dar 100 millones de dólares y la Fundación Rockefeller 50 millones durante los próximos cinco años. (9)
El AGRA apunta principalmente a la selección de productos agrícolas. A este respecto, se ha fijado la ambiciosa meta de desarrollar en cinco años 100 nuevas variedades de los principales productos, como el maíz, la mandioca, el sorgo y el mijo. El AGRA ha sido inscripta en Estados Unidos como organización de beneficencia, y funciona como órgano administrativo, proveyendo apoyo en materia de políticas y de movilización de recursos, principalmente en lo referente al desembolso del fondo inicial de 150 millones de dólares.
En junio de 2007, el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan, fue nombrado presidente del AGRA. Se prevé que una de sus funciones principales consistirá en usar sus numerosos lazos políticos, sus muchos contactos y su influencia en general para promover medidas mundiales, regionales y nacionales en apoyo del AGRA y sus programas. Ya tuvo ocasión de solicitar el apoyo directo de las tres agencias de la ONU con sede en Roma, la FAO, el FIDA y el PMA. En lo que respecta al Memorando anteriormente mencionado, serán designadas zonas específicas en determinados países africanos para intensificar allí la producción agrícola.
El AGRA de Kofi Annan no es más que el buque insignia filantrópico de una gran red de compañías de semillas y fertilizantes y de instituciones que pretenden industrializar la agricultura africana. La fuerte campaña del AGRA por una nueva Revolución Verde tiene por objetivo atraer inversiones privadas, reclutar a los gobiernos africanos y convencer a los agricultores africanos de que compren las nuevas semillas y los nuevos fertilizantes. El AGRA está preparando a los investigadores, las instituciones y los agricultores africanos para la introducción de productos transgénicos, no sólo arroz, trigo y maíz, sino también mandioca, plátano y otros productos agrícolas africanos. La ideología sobre la que se basa el AGRA en su conjunto pretende abrir el camino a la industrialización de los cultivos africanos para que las grandes agroindustrias puedan penetrar en el sistema agrícola del continente y dominarlo.
La soberanía alimentaria
El concepto de soberanía alimentaria fue desarrollado por La Vía Campesina, un movimiento campesino mundial, e introducido en el debate público durante la Cumbre Mundial de la Alimentación que tuvo lugar en Italia en 1996, como marco alternativo para la alimentación y la agricultura. Según Vía Campesina, el mundo se enfrenta a un conflicto histórico entre dos modelos de desarrollo económico, social y cultural para el mundo rural: un modelo agroindustrial, dentro del cual se inserta la Revolución Verde, y un modelo alternativo llamado soberanía alimentaria, que parte del concepto de los derechos económicos y sociales del ser humano, entre los cuales figura el derecho a la alimentación (10). La soberanía alimentaria trata de los derechos políticos y económicos de los agricultores como condición previa para lograr la seguridad alimentaria.
El concepto está obteniendo más y más apoyo como modelo político alternativo para la alimentación, la agricultura, las pesquerías y el pastoralismo. En febrero de 2007, más de 500 personas provenientes de más de 80 países, que representaban a organizaciones de campesinos o agricultores familiares, pescadores artesanales, pueblos indígenas, campesinos sin tierra, trabajadores rurales, emigrantes, pastores, comunidades del bosque, mujeres, jóvenes, consumidores, movimientos urbanos y de consumidores, se reunieron en Nyéléni, ciudad de Sélingué, en Malí, para fortalecer el movimiento mundial por la soberanía alimentaria. A finales de 2007, otro encuentro de más de 150 representantes de agricultores, pastores, organizaciones ambientalistas, de mujeres, de jóvenes y de desarrollo de 25 países africanos y 10 países de otros continentes tuvo lugar en Nyéléni con el fin de buscar alternativas africanas a la campaña del AGRA por una nueva Revolución Verde, alternativas de raíces locales, basadas en los sistemas agro-ecológicos y las luchas por la soberanía alimentaria (11).
Mucho queda por hacer a nivel nacional para hacer avanzar una campaña que proponga otras alternativas que la campaña del AGRA y de sus partidarios por una nueva Revolución Verde. Dichas alternativas deben estar basadas en los sistemas agroecológicos locales y las luchas por la soberanía alimentaria. Sus pilares fundamentales han de ser la investigación y el aprendizaje mutuo entre agricultores, las campañas de información a nivel popular, y las políticas de apoyo a la diversidad agrícola y biológica y a los derechos de los pastores, agricultoras y pequeños agricultores.
Mariam Mayet,
Centro Africano para la Bioseguridad, correo electrónico: mariammayet@mweb.co.za, http://www.biosafetyafrica.net/portal/
(1) “Biofuels, major driver of food price rise”, Banco Mundial, 28 de julio de 2008, Reuters. http://www.alertnet.org/thenews/newsdesk/N286150`6.htm. “Biofuels are prime cause of food crisis, says leaked report”, Aditya Chakrobortty, 3 de julio de 2008, http://www.guardian.co.uk/environment/2008/jul/03/biofuels.renewableenergy.
(2) GRAIN. El negocio de matar de hambre. Abril de 2008, http://www.grain.org/articles/?id=40
(3) Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía, Roma, 3-5 de junio de 2008. Declaración de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Sociedad. (http://www.fao.org/foodclimate/hlc-home/es/). Ver también: Net Dano, “Food Security Declaration weak on substance”, www.twnside.org.sg, http://www.biosafety-info.net/.
(4) International Food Policy Institute (IFPRI), 2002. Sustainable options for ending hunger and poverty: Green Revolution Cure of Blessing. http://www.ifpri.org.
(5) McMichael, P. (2004), “Global Development and the Corporate Food Regime”. Simposio sobre las nuevas orientaciones de la sociología del desarrollo. 11º Congreso mundial de sociología rural. Trondheim.
(6) Rigby, D. y Brown, S. (2007), “Whatever Happened to Organic ? Food Nature and the market for ‘Sustainable’ Food. Capitalism, Nature, Socialism.” Vol. 18, nº 3.
(7) La Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF) es una sociedad creada en 2000, con base en Seattle, gracias a la fusión de la Gates Learning Foundation y la William H. Gates Foundation. La BMGF es la fundación benéfica más grande del mundo. Información disponible en: http://www.gatesfoundation.org/MediaCenter/FactSheet/default.htm.
(8) Alliance for a Green Revolution in Africa. http://www.agra-alliance.org.
(9) OCDE. Africa Partnership Forum. www.oecd.org/dataoecd/37/1/39024069.pdf.
(10) La Vía Campesina (2002). Soberanía alimentaria. Folleto distribuido en la Cumbre Mundial de la Alimentación + 5, Roma, Italia.
(11) Conclusiones de la conferencia organizada en el centro Nyéléni de Sélingué, Malí, del 26 de noviembre al 2 de diciembre de 2007.