En el año 1987, a través de la ley forestal (Nº 15939 de diciembre de 1987), comienza en Uruguay la promoción de las plantaciones en gran escala de monocultivos de árboles de rápido crecimiento. Las plantaciones forestales ocupan hoy más de un millón de hectáreas de tierras que no son solamente de la categoría denominada “prioridad forestal”.
La forestación avanza sobre praderas y zonas de recarga de acuíferos, rodea predios agropecuarios, deja poblaciones aisladas, y a lo largo de estos años ha hecho sentir sus efectos. Desde las escuelas rurales que se siguen cerrando y los pozos de agua vecinales que se han secado imposibilitando toda producción agrícola, hasta la concentración de tierras en manos de empresas extranjeras que atentan contra la soberanía nacional: 400.000 hectáreas del territorio uruguayo están en manos de cuatro transnacionales --la española ENCE, la finlandesa Botnia, la sueco-finlandesa Stora Enso y la estadounidense Weyerhaeuser--.
Pero también ha crecido la oposición a este modelo forestal. Delegados de organizaciones de pequeños productores agropecuarios y de otras organizaciones sociales provenientes de diversos departamentos del país se reunieron los días 14 y 15 de abril de este año para discutir en conjunto los problemas generados por el avance de la forestación.
La reunión fue muy fructífera pues permitió, por un lado, la articulación de los distintos movimientos y opiniones que se estaban expresando aisladamente, la puesta en común de los problemas para identificar los impactos ya constatados de las plantaciones y la conjunción de voluntades para pedir la suspensión de la forestación.
El resultado fue una “INICIATIVA NACIONAL POR LA SUSPENSIÓN DE LA FORESTACIÓN”, que reproducimos a continuación:
“En los días 14 y 15 de abril de 2007, en la localidad de Paso Severino, departamento de Florida, delegados de organizaciones de pequeños productores agropecuarios y de otras organizaciones sociales provenientes de los cuatro puntos cardinales del país, reunidos para discutir en conjunto los problemas generados por el avance de la forestación, acordamos que:
Considerando:
- La ausencia de estudios de impactos sociales y ambientales previos a la aplicación de la ley forestal.
- Los impactos ya constatados de las plantaciones, que han significado:
· desalojo de nuestra población rural
· escasas oportunidades de empleo, en condiciones de trabajo inadecuadas
· concentración de la tierra en manos de grandes empresas nacionales y extranjeras
· transferencia de cuantiosos recursos económicos de toda la población hacia el sector forestal a través de subsidios directos e indirectos
· agotamiento y contaminación de los recursos hídricos
· degradación de suelos
· contaminación de agua y suelos por el uso masivo de agrotóxicos
· impactos graves sobre la flora, en particular, sobre el ecosistema de praderas
· impactos graves sobre la fauna y aparición de plagas que afectan a otras producciones agropecuarias
· impactos sobre el paisaje típico uruguayo.
En virtud de lo anterior, los y las presentes decidimos constituir un movimiento nacional, abierto a todas las entidades y ciudadanos/as que compartan los siguientes objetivos:
EXIGIR la inmediata suspensión de todas las plantaciones forestales de pinos y eucaliptos, salvo aquellas de pequeña escala para abrigo, sombra, leña o insumos de auto-abastecimiento del predio rural.
Y, simultáneamente exigir,
- Que se evalúen en forma seria y completa los impactos sociales, económicos y ambientales de la forestación con la más amplia participación de sectores de la Sociedad Civil, especialmente los mas perjudicados.
- Que en el plan de ordenamiento territorial del país no se incluyan los monocultivos forestales en función de la experiencia de sus impactos económicos, sociales y ambientales negativos para el país.
- Que se revea la actual legislación forestal con la más amplia participación de sectores de la Sociedad Civil, especialmente los más perjudicados.
- Que se aplique el artículo 47 de la Constitución -que restableció la soberanía del país sobre la gestión de los recursos hídricos- en particular al sector forestal.
- Que se adopte una legislación que impida la concentración de la tierra en manos de grandes empresas nacionales y extranjeras.
- Que se discutan las estrategias de desarrollo local con la más amplia participación de sectores de la Sociedad Civil especialmente los más marginados.
- Que se adopten instrumentos legales para garantizar la permanencia y mejora de calidad de vida de las familias del campo.
En definitiva decimos:
- Sí a la diversidad productiva y no a los monocultivos forestales.
- Sí a la distribución equitativa de la tierra --tierra para quien quiere trabajarla-- y no a su concentración en manos de grandes empresas nacionales y extranjeras.
- Sí a la defensa y preservación de los recursos naturales y no a la explotación destructiva del rico patrimonio del país y su entrega a intereses empresariales.
- Sí al bienestar de todos los orientales en armonía con la naturaleza y con la preservación del planeta.”
La Iniciativa convoca a todas las entidades y ciudadanos/as que compartan su plataforma, a sumarse y participar activamente.