Las plantaciones son monocultivos, creados a partir de interminables hileras de árboles idénticos. Absorben el agua de los arroyos y pozos cercanos y bajan la capa freática, dejando escasa agua –o ninguna- a la gente que vive cerca de las plantaciones. Agotan los suelos, contaminan el ambiente con agrotóxicos y erradican ecosistemas locales biodiversos. Activistas de Brasil los llaman desiertos verdes por la forma en que destruyen los medios de vida y ambientes de las poblaciones locales. Pero lo que es casi tan malo como las propias plantaciones es que este tipo de plantación recibe un sello verde de aprobación por parte del Consejo de Manejo Forestal (FSC).
Es necesario detener la certificación FSC de plantaciones de árboles
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