Luchas por los bosques
Cuando las empresas destruyen los bosques o restringen, e incluso prohíben, a los pueblos de los bosques el acceso a sus territorios, ponen en riesgo la forma de vida y hasta la existencia misma de esas comunidades. El WRM apoya las luchas de los pueblos en defensa de sus territorios y por su derecho a decidir cómo quieren vivir y utilizar los bosques de los que dependen.
En 2004, ONG conservacionistas y el Ministerio Forestal de Indonesia lideraron un modelo llamado Concesiones para la Restauración de Ecosistemas. Aquí se analiza en el contexto de las viejas y nuevas amenazas a los bosques y de la presión por la “restauración de los bosques”. (Disponible en indonesio).
Las interdependencias entre y dentro de las comunidades del bosque con sus espacios vitales y sus prácticas revelan sus formas de conservación. Y en estas interdependencias están las historias de las mujeres.
Los indígenas Ngäbe-Buglé soportaron criminalización, masacre y brutal represión para defender su territorio. Lograron que el gobierno de Panamá prohibiera la minería y las hidroeléctricas en su comarca. Sin embargo, otra embestida llegó desde las ONGs conservacionistas.
La petrolera Shell afirma que es posible hacer que el carbono emitido al conducir un auto sea “neutro”; solo hay que "compensar" las emisiones plantando árboles o invirtiendo en zonas de bosque existentes en otros lugares. Pero, ¿qué está pasando en esos "otros lugares"? (Disponible en indonesio).
¿Cuáles son las experiencias de las comunidades que viven dentro y en torno a las plantaciones de las empresas comprometidas con la “deforestación cero”? ¿Cómo pueden estas empresas seguir expandiéndose sin deforestar en países con gran cobertura de bosques?
Una voz desde Tanzania: la promoción de plantaciones de monocultivos para leña es un argumento falso
Empresas de plantaciones afirman que las poblaciones locales destruyen los bosques, particularmente donde estas dependen de la leña y/o el carbón. Por tanto argumentan que las plantaciones pueden proporcionarles esta madera de manera “sostenible”. Pero esto no es verdad.
La lucha de las mujeres por el reconocimiento pleno y digno sobre sus vidas y territorios comienza con no permitir el avance del modelo extractivista. Pero necesita, asimismo, que las mujeres puedan además tomar decisiones para fortalecer el control político colectivo.
Mientras que en la prensa se podía ver fácilmente el humo de los incendios forestales en Brasil, mucho más difícil era ver lo que había tras la cortina de humo del gobierno brasileño: acciones que llevarán a la selva a una rápida muerte.
Una visión feminista sobre los Bienes Comunes revela que la acumulación se opone a los principios básicos de compartir y sustentar: para recibir la abundancia de la naturaleza hay que asegurar que las necesidades (y no los deseos o la codicia) definan la extracción.
La visión del clima que aporta la climatología es extremadamente parcial y excluyente, y es solo una visión particular entre muchas otras.
La empresa australiana Base Resources fue autorizada a destruir el Bosque Mikea en tanto establezca un proyecto de compensación por pérdida de biodiversidad, lo que a su vez impone severas restricciones a las comunidades.
El gobierno afirma que la agricultura a pequeña escala es la responsable de la deforestación. Pero esta afirmación ignora las políticas del gobierno en conducir cambios en el uso de la tierra y mercados destructivos así como la exclusión de los pueblos indígenas con la creación de reservas.