Semillas de esperanza
“¿Cuáles son las soluciones a la destrucción de los bosques?” “¿Qué alternativas propones?” Preguntas como estas son las que se suelen plantear para anular posibles debates que conduzcan hacia soluciones reales a la deforestación y el caos climático. Sin embargo, los caminos a hacia esas soluciones tendrían que comenzar por poner fin a la embestida contra los pueblos de los bosques y sus formas de vida, y por aprender sobre sus relaciones con sus territorios. Esas comunidades han vivido en y con los bosques y los han protegido por generaciones.
Al declarar la región de Chure como Área Protegida, los derechos de miles de Grupos de Bosques Comunitarios se vieron perjudicados. Siguen resistiendo a pesar de la violencia y del proyecto del Fondo Verde para el Clima, que aumentará las existentes tensiones.
En América Latina, las mujeres siempre han hecho parte de las luchas históricas por la defensa del territorio. A través de la movilización y con prácticas cotidianas, resisten los extractivismos y toda forma de violencia. (Disponible en suajili).
Los y las campesinas y otras personas que trabajan en las zonas rurales se encuentran a un solo paso de lograr una Declaración de las Naciones Unidas que podría defender y proteger sus derechos a la tierra, las semillas, la biodiversidad, los mercados locales y mucho más.
Con la adhesión de organizaciones en los cinco continentes, se difunde una declaración abierta que denuncia el fracaso de la RSPO en eliminar la violencia y la destrucción que generan los monocultivos de palma aceitera.
El sistema de certificación de la RSPO permite la expansión de la industria de la palma aceitera a la vez que maquilla de verde la destrucción y las violaciones a los derechos humanos cometidas por estas empresas.