En ocasión del 21 de Septiembre, Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, mujeres de diversos países del Oeste y Centro de África han tomado la iniciativa de lanzar simultáneamente la petición que enviamos a continuación.
La petición es una solicitud urgente de las mujeres en África para poner fin al sufrimiento y a los violentos impactos que la expansión de las plantaciones industriales de palma aceitera está generando sobre las vidas de las mujeres, que afecta a mujeres de dentro y fuera del continente Africano: violencia, abusos sexuales, violaciones, acoso, persecución, destrucción de sus medios de vida.
Las mujeres exigen que les devuelvan sus tierras que han sido ilegítimamente apropiadas por empresas a través de concesiones por parte de los gobiernos. Las mujeres quieren que sus tierras y sus bosques les sean devueltos para poder continuar con la producción de sus alimentos; ¡las mujeres quieren soberanía alimentaria!
Si usted desea firmar la petición en solidaridad con las mujeres en África, por favor complete el formulario a continuación con su nombre y/o el nombre de su organización y su país. El 8 de marzo próximo, cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer, la petición va a ser enviada a los gobiernos nacionales en África así como a otros actores que promueven la expansión de los monocultivos de palma aceitera.
[box type="download"] La petición está cerrada. Fecha de cierre: 5 de marzo, 2018. Descargue las adhesiones aquí.[/box]
Petición: Que cesen todos los abusos a las mujeres dentro y cerca de los grandes monocultivos de árboles
Nosotras, las mujeres de aquí y de otros lugares, hemos constatado la pobreza insolente de las familias vecinas a los grandes monocultivos agrícolas, particularmente los de palma aceitera, en todas las zonas en las que éstos se desarrollan.
Las mujeres, en tanto pieza central del núcleo familar, somos las más afectadas.
— se ha arrebatado a las mujeres las tierras donde desde siempre producían los alimentos para la familia y la comunidad;
— se registra a las mujeres hasta su intimidad, se las violenta, tortura y arrastra a los tribunales de justicia porque tienen alguna nuez de palma o un poco de aceite, incluso si las nueces provienen de sus propias plantaciones de palma aceitera, siendo que estas nueces constituyen la base de su alimentación;
— algunas mujeres son violadas dentro o cerca de las plantaciones, y los violadores permanecen impunes;
— los bosques y la biodiversidad, crisol de sus valores tradicionales, de donde las mujeres obtienen lo esencial de sus recursos económicos y culturales, son literalmente destruidos, con lo que también se agravan las consecuencias relacionadas con los cambios climáticos;
— los ingresos descienden drásticamente. Las mujeres se ven obligadas a trabajar como obreras en las plantaciones, donde están sujetas a horarios que jamás les permitirán garantizar la educación de sus hijos, cuyo futuro está totalmente comprometido. Los niños no tienen otra alternativa que robar y son regularmente encarcelados. Sin empleos decentes comienzan a drogarse, incluso los menores, y, al igual que los maridos, se entregan al alcohol;
— los agrotóxicos utilizados en las grandes plantaciones contaminan los ríos, y las enfermedades se multiplican;
— las bellas promesas hechas a las comunidades no se cumplen jamás.
Exigimos que se respeten los derechos de las mujeres dentro y alrededor de los grandes monocultivos agrícolas. Estas mujeres exigen que se les devuelvan las tierras, porque deben poder continuar gozando de sus derechos consuetudinarios de uso para sus actividades de producción, para garantizar la soberanía alimentaria de toda la comunidad, la estabilidad y la plenitud de la familia, la paz y el desarrollo en esas regiones. Las mujeres deben decidir sobre la utilización de sus tierras.
Mediante estas firmas, solicitamos que cesen todas las formas de violencia contra las mujeres y defendemos a las familias destruidas por el hambre, los conflictos, la exclusión, los robos, las violaciones, las enfermedades, la muerte... del hecho de que las grandes empresas nacionales y multinacionales hayan acaparado sus tierras. Exhortemos a los Estados a proteger las poblaciones, y a estas empresas a respetar las leyes de los países y la vida de los pueblos.