Bangladesh: el papel del BAsD y del Banco Mundial en la destrucción del “bosque de las hojas caídas”

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Los últimos relictos de bosque de Bangladesh están desapareciendo, y se suele responsabilizar de esto a la agricultura de tala y quema practicada por los pueblos locales. El gobierno, con la ayuda de préstamos y fondos provenientes de instituciones financieras bilaterales y multilaterales, está promoviendo activamente la plantación de árboles, con lo cual parecería intentar revertir la situación.

Sin embargo, lo que realmente sucede es lo opuesto. Mientras el cultivo itinerante tradicional (jum) practicado por los pueblos indígenas demostró siempre garantizar la supervivencia del bosque, la “reforestación” subvencionada por el gobierno y las IFI está destruyendo los últimos vestigios de los verdaderos bosques.

El bosque de shorea de planicie (Shorea robusta, sal) no es sino un ejemplo, entre muchos otros, de lo antedicho, como se desprende claramente de los siguientes extractos del libro de Philip Gain, “Stolen Forests” (Bosques robados):

“El bosque tradicional de shorea de planicie [árbol Shorea robusta, sal] se extendía en la región de Modhupur, así como en los distritos de Dhaka, Rangpur, Dinajpur y Rajshahi. Sin embargo, los vestigios que hoy quedan no dan testimonio de su tradición. La mayor parte de estos bosques ha sido destruida y las tierras fueron invadidas o destinadas a la plantación industrial o comercial de especies exóticas y a actividades agrícolas. También una pequeña parte del bosque de shorea fue convertida en plantaciones de árboles de caucho.”

 “El bosque de shorea, también conocido como el bosque de las hojas caídas, tiene características únicas. Una de ellas es que precisa pocos cuidados para regenerarse. Las zonas de bosque de shorea que aún sobreviven constituyen el hábitat ideal para cientos de especies nativas. Aunque la especie dominante es la shorea (que cubre hasta el 70% de su extensión), también hay allí innumerables especies vegetales, como plantas medicinales, árboles frutales, verduras silvestres, hierbas, plantas trepadoras, y miles de otros tipos de formas de vida. Hasta hace poco tiempo el bosque de shorea era un refugio seguro para animales como el tigre, el oso, el mono, el colobo y diversos pájaros. Ahora, los recursos genéticos y faunísticos del bosque de shorea ya son historia. El bosque ha sido despojado de sus tradiciones.”

“Hubo un tiempo en que la agricultura jum se practicaba en las zonas de bosque deshorea... Los zamindars [grandes terratenientes] permitían a los Garos del bosque de Modhupur realizar cultivos jum, con la condición de que mantuvieran el bosque. La duración máxima de este cultivo en una parcela del bosque de Modhupur era de tres años. Después de eso había que plantar shorea y otras especies locales para restaurar el bosque. Los Garos se responsabilizaban de crear y mantener dichos bosques. El cultivo jum estuvo permitido en el bosque de Modhupur durante todo el dominio británico; sin embargo, el bosque natural permaneció intacto y los habitantes del bosque vivían en paz. Cuando los bosques pasaron a depender del Departamento Forestal se prohibió el cultivo jum en Modhupur.”

Esta medida no sólo privó a los habitantes de sus medios de vida sino que provocó directamente la destrucción del bosque de shorea. Philip Gain resume así la situación:

“Desde hace algún tiempo, si hay algo que tienen en común los relictos de bosque deshorea es el monocultivo de especies exóticas, con predominancia de la acacia y el eucalipto. Quien viaje de Dhaka a Bengala Norte bordeando el cinturón de bosques deshorea encontrará casi en todas partes plantaciones de ese tipo. Es común ver esos árboles, plantados en filas y sin vegetación de sotobosque, en los bosques de shorea. En la mayoría de los casos esas plantaciones reemplazan un bosque degradado que podría haber sido restaurado. A diferencia del Departamento Forestal, los ambientalistas y los profesionales forestales opinan que el monocultivo en los bosques de shorea es un desastre que podría haberse evitado. Lo que los organismos gubernamentales y las IFI llaman ‘bosques plantados’ son en realidad monocultivos sin ningún valor tradicional ni educativo.”

En la introducción, Gain explica que “en el transcurso de una década y media he aprendido hasta qué punto es erróneo responsabilizar de la destrucción de los bosques a las desventuradas comunidades que los habitan y a sus prácticas.”

Pero la realidad es muy diferente; toda la responsabilidad recae en los proyectos de plantación patrocinados por el BAsD y el Banco Mundial:

“He visto cómo el bosque de shorea de Modhupur ha sido despojado de sus tradiciones. No es excepcional que los bosques se degraden, pero la introducción de plantaciones –monocultivos de teca, hevea, eucalipto y acacia – tiene horrendas consecuencias para los bosques nativos. En Modhupur, las especies invasoras se han abierto camino en los bosques gracias a la ‘forestación social’ que, en realidad, consiste en plantaciones de árboles. La llamada ‘forestación social’, que comenzó en 1989-90, estuvo precedida por el monocultivo del caucho, que destruyó una parte considerable del bosque de shorea. Financiada por el Banco Asiático de Desarrollo, causó inmensos estragos en el bosque, no sólo en Modhupur sino también en otras zonas, llegando incluso al extremo norte de Bangladesh.” “En Bangladesh, si bien los proyectos de plantación son realizados por el gobierno, están mayormente financiados por instituciones financieras internacionales (IFIs): el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Mundial.”

Gain afirma que las plantaciones no sólo “no son bosques en absoluto” sino que son una “de las principales causas de la destrucción de los bosques y del sufrimiento de las comunidades étnicas que los habitan”.

Cuatro años después de la publicación de su libro, Philip nos ha informado que en enero de 2010 se encontró con una alta funcionaria del BAsD, quien “confirmó que el Banco se ha retirado por completo del sector forestal de Bangladesh y del resto de Asia desde 2007. También comunicó que el BAsD reconoce que su actuación en proyectos forestales no fue satisfactoria. También el Banco Mundial ha dejado de financiar proyectos forestales en Bangladesh. Esto representa una victoria para nosotros, que siempre dijimos a las dos IFI que el financiamiento de proyectos forestales estaba provocando la destrucción de los bosques”.

Artículo basado en extractos de “Stolen Forests”, Philip Gain (2006), Bangladesh, SEHD, y en un mensaje enviado por el autor al WRM el 16 de febrero de 2010. Correo electrónico: sehd@citech.net.