Brasil: la deforestación de la Amazonía cobra nuevo vigor

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Este mes el parlamento brasileño dio carácter de ley a la medida provisoria Nº 422, que aumenta la superficie de la Amazonía que puede ser concedida para uso rural sin necesidad de licitación. El límite, estipulado anteriormente en 500 hectáreas, se amplía a 1.500 hectáreas, pudiendo deforestar hasta el 20 por ciento de la superficie concedida.

La votación contó con la fuerte oposición de la ex-ministra de Medio Ambiente y actual senadora Marina Silva, quien acusó al gobierno de legalizar la apropiación ilegal de las tierras de la Amazonía. “Esta medida significará un proceso de privatización de la tierra”, declaró, anunciando que traería graves perjuicios al Plan de Combate a la Deforestación de la Amazonía.

Esta noticia se cruza con las revelaciones de un nuevo estudio estadounidense publicado en la revista “PNAS” y denunciado en un reportaje del periódico Folha e Sao Paulo del 1/7/2008. El estudio demuestra que entre 2000 y 2005, Brasil encabezó la lista en materia de superficie deforestada y velocidad de devastación, aún cuando en los últimos tres años había conseguido reducir en 59% los índices de deforestación (pasando de 27.429 km2 de agosto de 2003 a julio de 2004, a 11.224 km2 en la última medición, de agosto de 2006 a julio de 2007), algo que todo indica está a punto de revertirse.

Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la Amazonía brasileña perdió 1.096 kilómetros cuadrados en mayo y más de la mitad de esa deforestación tuvo lugar en el estado de Mato Grosso do Sul (646 km2), donde históricamente se han denunciado las mayores presiones de las plantaciones de soja y de la ganadería sobre la selva.

Por otro lado, si bien la intensa expansión de la caña de azúcar para producción de etanol no ocupa tierras amazónicas, ejerce una presión indirecta en la medida que se ubica en zonas cercanas y las encarece, empujando otras siembras y la ganadería hacia la Amazonía y contribuyendo a su penetración con la construcción de carreteras e infraestructura.

La deforestación incide directamente, además, en el calentamiento global a través de la emisión de dióxido de carbono, y altera el proceso de evapotranspiración que regula el comportamiento climático.

Sin duda que, reiterando nuestra opinión al respecto, decimos que los bosques no están desapareciendo porque la gente y sus gobiernos sean ignorantes o porque no haya planes de gestión adecuados. Los bosques están desapareciendo porque una serie de políticas nacionales e internacionales interconectadas preparan el terreno para que ello suceda. Es por lo tanto a ese nivel que deben encontrarse las soluciones.

Artículo basado en información obtenida de: “Brasil é líder total em desmatamento, mostra novo estudo”, Instituto Humanista Unisinos, Internet, 1-7-08,http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/42192;

“Deforestación amazónica superó los 1.000 km2”, Diario El Universal C.A., http://www.eluniversal.com/2008/07/15/ten
_ava_d eforestacion-amazon_15A1799685.shtml