Hemos recibido los siguientes comentarios del Prof. Julio César Centeno sobre esta campaña del WWF. Entendemos que por tratarse de una importante contribución al debate sobre temas forestales, resultará útil compartirla con nuestros lectores. El autor puede ser contactado en la siguiente dirección: <JCenteno@ciens.ula.ve> He aquí sus comentarios:
El World Wildlife Fund (WWF) ha lanzado una campaña internacional para aumentar el porcentaje de bosques protegidos a por lo menos el diez por ciento de la superficie boscosa de cada país. La campaña se ha denominado “Bosques para la vida”. El Príncipe Felipe de Inglaterra se ha comprometido en la iniciativa y ha solicitado personal y directamente a varios jefes de estado de todo el mundo que se adhieran a la misma.
Según el material distribuido por el WWF:
“A partir del lanzamiento de la campaña 'Bosques para la Vida', veinte países han respondido al llamado del WWF...”
“... resulta irónico que el WWF haya obtenido más logros en seis meses de estimular a los gobiernos para que asumieran la responsabilidad por los bosques de sus países, que todo el proceso intergubernamental que lleva más de cinco años”.
“Las investigaciones más recientes demuestran que más de la mitad de lo bosques del mundo ya han desaparecido, y que el 94% restante carece de protección”.
La conservación y el manejo sustentable de la mayor parte del patrimonio forestal que se mantiene en pie es por cierto una de las más importantes prioridades de la Humanidad. El propósito de estimular a pueblos y gobiernos para incrementar el área forestal protegida es encomiable y merece todo nuestro apoyo.
Sin embargo, ello no justifica que para alcanzar ese propósito se recurra a la utilización de información distorsionada o equívoca. Tampoco implica que determinar de manera arbitraria un número mínimo para el porcentaje de bosques a ser protegidos -en este caso el 10%- sea una estrategia aceptable, o incluso conveniente.
El WWF no justifica de ninguna manera por qué un 10%. He discutido frecuentemente a este respecto con personas que ocupan puestos claves en dicha organización. Me ha quedado la impresión que se trata nada más que de una cifra arbitraria, que parece alcanzable. Sin embargo carece de justificacion científica o incluso estadística.
Resulta cuestionable que un enfoque de este tipo sea el adecuado. En una análisis del sector forestal para el Tratado de Cooperación Amazónico que realizamos en 1993, encontramos que sería no sólo posible, sino necesario, que por lo menos la mitad de la selva amazónica que todavía existe sea incluida en una red de áreas protegidas. A ella se agregaría un 20% de territorio bajo manejo para la producción maderera y de productos no maderables.
Podría incluso sostenerse que la cantidad de bosques protegidos debería determinarse como una parte del patrimonio forestal permanente de cada nación, cubriendo por lo menos entre un 20% y un 30% de la superficie de cada país. Sin embargo, un enfoque de este tipo pondría a muchos países -incluyendo a algunos europeos- en una posición incómoda.
Una posible consecuencia indeseable del 10% propuesto por el WWF es que algunos países se limiten a no superar esa cifra. Los promotores de la campaña se verían entonces forzados a reconocer una decisión de ese tipo como aceptable, dotando a esos países de un sello verde de reconocimiento. Me pregunto si es éste un objetivo deseable o conveniente.
De todas maneras, la campaña lanzada por el WWF se basa en dos supuestos:
- El 10% es un mínimo aceptable para la superficie forestal que debería ser puesta bajo protección.
- El actual porcentaje de bosques protegidos a nivel mundial es del 6%.