Entrevista a Blanca Chancoso, Kichwa del pueblo Otavalo, vicepresidenta de la ECUARUNARI - Confederación Kichwa de Ecuador.
Una Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos fue creada por los gobiernos que firmaron el Convenio sobre Diversidad Biológica para avanzar con la llamada nueva economía con la naturaleza. Los que promueven esta iniciativa parecen querer reinterpretar y capturar la biodiversidad para los mercados e industrias. Parece también que la Plataforma está tentando a algunos pueblos indígenas a abrazar este concepto con su promesa de reconocer el ´conocimiento tradicional´, a pesar de que este tipo de reconocimiento no considera el vínculo con el territorio de cada pueblo.
Qué piensa Ud. sobre esta forma de buscar reunir conocimiento tradicional para beneficiar mercados e industrias? Eso es compatible con las cosmovisiones y los sistemas tradicionales de conocimiento de los pueblos indígenas?
Respecto al conocimiento tradicional, la biodiversidad y nuestra visión como pueblos indígenas al respecto, primero aclarar que no se acepta que sean “recursos”. Todo lo que existe en la naturaleza no son recursos, son seres vivos, son animales, son plantas, lo que se llama fauna y flora. Todo ello es “seres de la naturaleza”, y es así como nosotros compartimos y creemos que es en verdad.
Nosotros tenemos identificado que todo ser, los animales, las piedras, los bosques, tiene la dualidad en su funcionamiento, dual en macho y hembra. Incluso las cascadas, hay una cascada macho y una cascada hembra, femenina y masculina; en los ríos igualmente, en las piedras, tienen ese sentir.
Y así nosotros compartimos para curar la salud de una persona. Si es que una mujer está enferma, si va a seguir una cura con orino terapia, tendría que ser con orina de varón, porque eso permite equilibrar la curación también. Si es que un hombre estuviera enfermo la curación se haría con orina femenina. Funciona así, sea para un emplasto [preparación en base a hierbas y plantas que se coloca sobre partes externas del cuerpo] o para lo que sea, se hace en ese sentido. Asimismo en esta visión de lo masculino y lo femenino, se busca el equilibrio entre lo cálido y lo fresco, cálido no es que tenga que estar caliente en términos de calor, se le llama cálido en la medida que tiene un componente específico, que si su cuerpo estuviera enfermo con una temperatura de calor y se le da una planta que no conoce y que es cálida, lo complicaría más. Entonces se tiene que equilibrar, tiene que ser con otra planta que le llamamos fresca para equilibrar su cuerpo. Por eso es nuestro contacto permanente con la naturaleza en esos términos, para poder descubrir y conocer. No es suficiente con decir por ejemplo con el llantén [hierba medicinal] “esto es bueno para esto”, también tengo que conocer para equilibrar primeramente la temperatura corporal interna y externa. Es lo mismo con las plantas afuera, en la naturaleza. Esta es nuestra visión, así avanzamos en nuestro vivir.
La madera o los animales, son otros seres que se complementan con las personas. De ahí que decimos que los humanos somos naturaleza, los humanos somos parte de esa biodiversidad, quiérase o no, porque si usted habla como humano de la biodiversidad como una tercera instancia, como algo que no es parte suya, entonces ¿qué es lo que va a sentir que está hablando?, ¿de quién habla cuando dice la biodiversidad? Está hablando de las plantas, de los animales, pero ¿dónde quedan los humanos? Entonces ¿qué importancia tiene la biodiversidad para un humano que no se siente parte de ella? ¿Cómo la va a defender?
Pero en la cosmovisión de los pueblos indígenas, yo soy naturaleza también. Soy de carne y hueso, soy humana, pero soy de la naturaleza, y con ella convivo. Yo necesito de la planta igual que ella va a necesitar de mí, y el río necesita de mí y yo necesito de ese río, me complemento, nos complementamos mutuamente con la naturaleza. Al igual que con todos los seres. Como una piedra, que si usted la ve como humano y la naturaleza está aparte, la va a ver como una piedra que no tiene significado, salvo para la construcción o para adorno, para eso puede utilizarse la piedra. Entonces no tiene mucho valor, o le pone un valor económico porque le sirve para la construcción, le pone valor económico solo si le sirve “para”. En cambio para los indígenas una piedra no es por el valor económico, es el valor de la vida, porque la piedra tiene vida. Hay una masculina y una femenina. Según para el uso que yo le quiero dar nos complementamos, es decir, yo necesito la piedra para moler algo, pero también de la piedra puedo tener uso para mi salud, voy a usar piedra macho, piedra hembra, según lo que yo necesite. Así mismo hay piedras energéticas que me pueden ayudar o proteger. Con solamente que me pase [frote] con esa piedra me puede estar quitando alguna mala energía que yo haya adquirido en cualquier espacio, o me protege de que me pueda afectar cualquier mala energía. Entonces no es el valor económico, sino que es el valor de la conexión de los humanos con este ser de la naturaleza. Igual que hay un árbol que pueda darme energía, no solo tengo que comerlo o tomarlo, sino que ese árbol es energético, es un árbol sagrado porque es energético, no tiene valor económico. Es sagrado, es solamente eso, es como mi protección.
Ahí está la diferencia, y la importancia para nosotros. Cuando escuchamos a un yachay [maestro espiritual o chaman] de la selva o de la montaña decir que x planta medicinal que antes era muy buena ahora ya no puede servir, ¿por qué? Porque si ese lugar está contaminado, va a estar contaminada también la planta y no puede darle el uso que antes se le daba, y que se necesita. Es igual que los alimentos. Los alimentos, ¿de dónde vienen? De la madre tierra. Si la madre tierra está limpia, el alimento es sano, pero si la madre tierra está enferma el alimento también estará enfermo. Al compartirlo con los humanos nos vamos a enfermar, estaremos muy débiles, no tendremos defensas y posiblemente voy a pensar que este alimento ya no me sirve o me hace daño. Pero no es el alimento el que me hace daño, sino que depende de qué espacio viene, cómo le conservo el espacio. De ahí la importancia para que se mantenga la biodiversidad, tiene que estar protegida, recuperada la madre tierra, porque es ahí donde nacen los otros seres, las plantas, las montañas, el agua. Es en la madre tierra. Si eso está mal, ni los ríos ni las plantas, ya no me van a servir, y ¿a dónde voy a ir como humana entonces? Tendré que abandonar ese espacio. O igual, cuando salimos a las ciudades, no encontramos ese espacio, entonces nuestra vida cambia, nuestra salud cambia, nuestro alimento cambia porque ya no tengo el sustento de ese espacio de la madre tierra. Cambio ese espacio por un cuarto, oscuro, o lo que sea, y no tengo donde cultivarlo, donde sentir ese compartir con la madre tierra, con la naturaleza, con todo lo que es biodiversidad.
Entonces es así que creemos que lo de la biodiversidad no debe ser tomado como un “recurso”, porque al darle el nombre de recurso ya se le está poniendo un valor económico, de cuánto vale y de acuerdo a eso es clasificado, es fácil de vender. Entonces ahí viene la destrucción. Pero si habláramos de un ser, yo creo que ese ser no estaría a la venta, y eso preocupa, de que los gobiernos de turno le han denominado como un recurso, mirado como un recurso al que le están poniendo mano para saquearlo. Concesionando, vendiendo, sin tomar en cuenta que afectan a los humanos también, a quienes viven ahí y a quienes de manera directa o indirecta también son afectados, aún no viviendo en el lugar. Porque el espacio nos da alimentos a todas partes del mundo, a los humanos vivan donde vivan se llega a través de la exportación e importación como el caso de los alimentos o de otros productos. Cuando ese alimento llega a los humanos, si está bien me hará bien y si no me va a afectar. Pero ¿qué importa al gobierno si eso me hace bien o mal? Lo que importa al gobierno es que ya vendió ese recurso, pero no importa cómo quedan los humanos. Y aun más, en el caso nuestro, si venden lugares sagrados es como profanar, estarían profanando la parte más cercana de los pueblos y ahí ya no tendremos el espacio ni a dónde irnos. En la visión eurocéntrica, del mestizo del no indígena, el lugar sagrado es solamente la iglesia, un templo donde están las imágenes, ese creen que es el lugar sagrado. Pero para nosotros, aunque compartimos también de alguna manera esos lugares, el lugar sagrado está ahí en la naturaleza, está ahí en la montaña.
El Estado y las empresas prometen compartir beneficios. Cuál es su opinión y experiencia con esas promesas de ´compartir beneficios´?
Es que no están compartiendo beneficios, nunca han compartido beneficio alguno. Compartir en este caso significaría lo que en la biblia cuenta que hizo Judas, que le vendió al maestro de ellos. El Judas estaría compartiendo con otro Judas, ¿a cambio de qué? ¿De quedarme sin el espacio? Entonces, primero eso, no lo cambiaría. Pero es posible que muchos pueblos sean tentados con ese compartir. Pero ¿qué están compartiendo? Hasta ahora se han llevado el petróleo, y no han compartido. Se están llevando lugares para la minería, y el país está más endeudado, las comunas menos atendidas.
Los hospitales que dicen hacer con el proyecto de mejoras, no están en las comunidades indígenas, no están en los lugares alejados, están en la ciudad y es más, con otros programas donde aún si yo hago el esfuerzo de llegar a la ciudad ahora tienen una nueva metodología en la que usted tiene que, ya no ir, sino que pedir el turno por teléfono, y si hay algunos pacientes de emergencia, aun así tienen que pedir el turno. Si logra que le contesten el teléfono puede obtener el turno, y cuando logra que le respondan, el turno se lo dan de aquí a un mes o a dos meses. No es inmediato a la necesidad del humano, sino de acuerdo a como ellos planifican. Entonces ni siquiera ahí podemos decir que se comparte. Con el llamado “mejoras del sistema de atención en salud” que tanto el gobierno ha dicho que están dando mejoras, ni siquiera eso, no tenemos acceso a esas mejoras porque han puesto un sistema con el cual obstaculizan el llegar.
En la educación ¿qué podemos compartir? Han cerrado las escuelas comunitarias y ¿dónde pusieron las construcciones del MIES [Ministerio de Inclusión Económica y Social]? No están en la comunidad donde se necesitan. Están en un lugar lejano y ajeno a donde viven, aíslan de la familia, les aleja del convivir, de la cercanía familiar y pone en riesgo sobre todo a los niños pequeños. En muchas de nuestras comunas que están cercanas a centros poblados, muchas veces se ha preferido sí enviar a los niños, pero no con los primeros años. Se han puesto en los centros poblados a niños que ya van a un tercer año, niños de entre 8 o 9 años, que ya se pueden defender. Pero para un niño de 5 o 6 años es peligroso, no hay un transporte escolar que lo recoja de la comunidad y lo lleve al centro del MIES. Les queda a una distancia de 1 hora caminando, el más cercano. Pero en lugares como la Amazonia donde son fluviales, para salir a la ribera del río tienen que caminar ¿cuántas horas? Y una vez en la ribera del río, hasta el centro del MIES tienen otras 3 o 4 horas fluviales por canoa, y eso es poner en riesgo a los niños. Y cuanto más tiempo los niños gastan en trasladarse, menos tiempo pasan en las comunidades, por lo tanto tienen menos tiempo para el proceso de aprendizaje y educación en la propia comunidad. Entonces qué ganancia se quiere compartir cuando decimos de aquí compartamos para la educación, para la salud o para el desarrollo de alguna iniciativa de saberes que pueda impulsarse como pueblo, no han dado en absoluto, nos han perjudicado. Al menos no se huele como compartir en ese sentido.
Otra forma que pueden decir que han compartido es el programa llamado Socio Bosque, le convierte en socio a usted poniendo todas sus tierras y el gobierno pone la plata, o los de REDD [Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques] ponen la plata. Pero al terreno lo está casi que hipotecando por 20 años, por 10 años, para que no toquen. Pero ¿quién se lleva [la ganancia] en el momento del corte de los árboles? El 70% se lo lleva el gobierno y el 30% [me queda] por haberlo cuidado, y ¡en mi propio terreno! Eso no es compartir. Es más, si por alguna situación ajena a mí, si por la lluvia o lo que sea, o porque alguien quemó el bosque, por decirlo así “accidentalmente se quemó”, yo no puedo decir que no cuidé. Pero eso ya es un motivo más para ampliar el convenio, aparentemente le perdonan la inversión que han hecho por Socio Bosque bajo la siguiente condición: “le perdonamos y no les hacemos juicio, pero me vuelve a firmar otro convenio por otros 20 años del terreno”, y así le sigue dando dinero por otros 20 años más. Con los 20 anteriores y con los 20 de ahora ya son 40 años que ya se van llevando. Entonces con ese sistema y la experiencia que hemos pasado, al “compartir” según dicen me están obligando a que yo les venda la tierra, me están obligando a que yo salga de ahí. Deberían pensar mucho sobre esto, y yo diría incluso mis propios hermanos, compañeras de las comunidades, y los pueblos. Hay que pensar para no caer en esa tentación. Porque yo puedo aceptar hoy un millón de dólares, por decir que en este momento yo lo necesito tal vez por una enfermedad o por una deuda personal. Yo tomo el millón de dólares y entrego el terreno. Pero el dinero se acaba rápido, y cuando se acaba el millón de dólares y regreso a mi tierra ya no tengo donde vivir, ni donde guarecerme. Pero en cambio si hago un poco más de esfuerzos, no lo tendré al millón de dólares pero a lo mejor puedo tener un poquito de otro tipo de trabajo. Pero en cambio la tierra me va a servir de manera permanente y voy a poder compartir con mis hijos y con los hijos de mis hijos para siempre, pero el dinero no. El dinero lo acabo hoy, y no voy a tener para dar ni a mis hijos y mucho menos para los hijos de mis hijos. No queda absolutamente nada.
Esas son las preocupaciones y reflexiones que puedo mencionar a todos los demás. Yo creo que todavía hay mucho que conversar para que se hable así y plantear a todos los demás de la biodiversidad vista como naturaleza y no como una cosa, un recurso ajeno, sino que como humanos somos parte de esa biodiversidad, de esa naturaleza. Entonces también soy afectada porque estoy dentro de ella. Si tan solo miráramos así podríamos sentir y tendríamos otra valoración de ese espacio.