La certificación ha sido descrita como la mentira más brillante de todas las mentiras del movimiento en pro de la sostenibilidad. Y en los últimos años, las mesas redondas de certificación se han asociado con otra brillante mentira: REDD+. En el caso de REDD+, la mentira comienza con el nombre. REDD+ no está concebida para reducir realmente las emisiones, al menos no las emisiones causadas por los responsables de la deforestación a gran escala. En su lugar, REDD+ culpa a los campesinos y los pueblos de los bosques por la pérdida de bosques, mientras que las empresas y las políticas gubernamentales verdaderamente responsables de la deforestación a gran escala continúan intocadas. Dicha deforestación a menudo es incluso “maquillada de verde” con las etiquetas que trabajan a dúo: la certificación de productos básicos y REDD+.
“La certificación es una de las mentiras más brillantes del movimiento en pro de la sostenibilidad. He visto demasiadas veces las pruebas de eso”, escribe Scott Poynton en su libro de 2015 “Más allá de la certificación”. (1) Desde hace largo tiempo Poynton es partidario de la certificación voluntaria y trabajó durante muchos años para mejorar el funcionamiento en particular del Consejo de Manejo Forestal (FSC, por su sigla en inglés). La experiencia del WRM y la documentación que ha realizado de las realidades tanto del FSC como de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por su sigla en inglés), sin lugar a dudas confirman la conclusión de Scott Poynton. (2) Y en los últimos años, las mesas redondas de certificación comenzaron a trabajar a dúo con otra brillante mentira: REDD+. REDD es la sigla de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques, y el signo de más implica mucho más, desde el madereo industrial hasta los monocultivos industriales de árboles. En el caso de REDD+, la mentira comienza con el nombre. REDD+ no está concebido para reducir realmente las emisiones, por lo menos no las emisiones causadas por los responsables de la deforestación a gran escala. Incluso partidarios acérrimos de REDD, comoEcosystem Marketplace, han señalado que REDD no es más que un mecanismo de financiamiento que podría ayudar a quienes quieren salvar el bosque. No más que eso, “porque cualquiera que responda a incentivos puramente económicos optaría por el aceite de palma", o por la soja, o la carne vacuna, o el eucalipto o la caña de azúcar. (3)
¿Quizás las compañías de bienes de consumo como Unilever y los compromisos internacionales que aducen detener la deforestación promueven cada vez más las normas de certificación voluntaria y REDD+ porque son mecanismos que no están diseñados precisamente para hacer frente a laprincipal causa de la deforestación: la expansión constante de la agricultura industrial y la infraestructura relacionada - desde carreteras a represas hidroeléctricas, pozos petroleros y depósitos de gas natural? (Ver el artículo sobre la industria de los fertilizantes y el cambio climático en este boletín)
Uno de esos compromisos internacionales es la Declaración de Nueva York sobre los Bosques. La Declaración fue lanzada durante la Cumbre del Clima organizada por el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon en Nueva York en agosto de 2014. Entre los firmantes hay 30 gobiernos nacionales y algunas de las empresas más grandes del sector de la alimentación, incluidas Unilever, Cargill y Bunge (ver el editorial de septiembre del boletín del WRM). Los firmantes de la declaración se comprometieron a reducir la deforestación a la mitad para 2020 y eliminarla por completo para 2030. Pero la Declaración no incluye un plan de cómo hacerlo, ni dice nada acerca de parar la expansión de las plantaciones de palma de aceite, soja, eucalipto, acacia, caña de azúcar o la ganadería. Y lo mismo ocurre con iniciativas similares, tales como el compromiso indonesio sobre aceite de palma Indonesian Palm Oil Pledge (4) o el Manifiesto sobre aceite de palma sustentable Sustainable Palm Oil Manifesto(5)
En lugar de trazar un plan de acción que ponga freno a la destrucción causada por la constante expansión de las plantaciones de monocultivos agrícolas industriales y la cría industrial de ganado en los bosques, se promueve la vinculación de normas voluntarias de certificación, como RSPO o FSC, con REDD+. Además, iniciativas similares que cuentan con el apoyo de corporaciones globales de alimentos introducen otro concepto engañoso: la deforestación neta cero. Consumer Goods Forum (el Foro de Bienes de Consumo), por ejemplo, “una colaboración de 400 minoristas, fabricantes y proveedores de servicios, con ventas anuales combinadas de más de tres billones de dólares” y que cuenta entre sus miembros con varias grandes trasnacionales de la alimentación, desde Unilever hasta Cargill, Mars y Nestlé, se fijó el objetivo de perseguir una “deforestación neta cero” para el año 2020. Pero la deforestación neta cero ¡no es lo mismo que la deforestación cero! (6). Deforestación netacero significa que las empresas pueden seguir destruyendo los bosques en tanto puedan, con un certificado, demostrar que alguien en otro lugar ha plantado árboles o protegido algún bosque de al menos el mismo tamaño que el que han convertido en pasturas o plantaciones de monocultivos, y que, al parecer, de lo contrario hubiera sido destruido.
Lo que estas brillantes mentiras del movimiento por la sostenibilidad hacen es aumentar la aceptación social en mercados externos conscientes del problema climático para que continúe la deforestación producto de la expansión de las plantaciones de cultivos agrícolas y la cría de ganado para exportación. Lo hacen porque los cálculos de carbono y los créditos REDD+ esconden el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes - o afirman que las emisiones no dañarán el clima porque fueron compensadas por el ahorro extra que se hizo en otro lado. El supuesto es que la compra de certificados de compensación REDD+ o créditos de carbono forestal (generados a costa de restringir las prácticas agrícolas campesinas, la agricultura itinerante y otros usos del bosque - ver artículo en este boletín sobre REDD y la agricultura) puede compensar las emisiones causadas por la deforestación. Existen abundantes pruebas de que este supuesto es falso (ver más información aquí). Es más, REDD+ también significa que se destinará aún más tierra a la producción de cultivos comerciales - el área real de producción del que las empresas pueden obtener un sello de las mesas redondas de certificación y las tierras utilizadas como compensaciones REDD+, también certificadas según cierto estándar que permita que el consumidor consciente de la crisis del clima pueda seguir comprando sin escrúpulos el producto en cuestión.
La combinación de las brillantes mentiras de las normas de certificación voluntaria y REDD+ y la incorporación del concepto de “deforestación netacero”, permite entonces que las empresas continúen con su destrucción, escondidas tras la cortina de humo de etiquetas verdes y engañosos cálculos de carbono. Así como las normas ambientales y sociales negociadas en las mesas redondas de certificación fueron la respuesta a la creciente demanda por parte de los consumidores de cultivos básicos “sostenibles”, las mismas iniciativas de certificación están considerando cada vez más al carbono como respuesta a la creciente atención al cambio climático entre los consumidores y las iniciativas gubernamentales. Todas las grandes mesas redondas de los productos agropecuarios comerciales, ya sea palma aceitera, soja, caña de azúcar o carne, ahora incluyen requisitos relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero. El enfoque de las brillantes mentiras que trabajan a dúo - REDD+ y las normas de certificación voluntaria - no es, pues, frenar la expansión de la agricultura industrial en bosques intactos sino permitirla, trabajando en torno a zonas de bosques con “alto contenido de carbono” o con “alto valor de conservación de la biodiversidad”.
La gran participación de las empresas en estas iniciativas muestra que la asociación entre las mesas redondas de certificación y REDD+ brinda oportunidades a las empresas del rubro alimenticio, preocupadas por su imagen en los mercados que tienen conciencia respecto a la crisis del clima, pero aún así están interesados en una expansión continua. Y cada vez más pueden contar con apoyo gubernamental. El Departamento de Energía y Cambio Climático del Reino Unido (DECC, por su sigla en inglés), por ejemplo, explicó en un documento por qué financiará la “Iniciativa para Paisajes Forestales Sostenibles” (ISFL, por su sigla en inglés) lanzada por el Banco Mundial en 2013: “Hay un creciente interés de parte del sector privado por cambiar su cadena de suministros a materias primas producidas de manera sostenible. Esto es impulsado por la demanda de los consumidores, por el deseo de evitar la mala publicidad y por la preocupación en torno a la seguridad del suministro. Consumer Goods Forumse ha comprometido a que sus cadenas de suministro tengan cero deforestación para la carne vacuna, la soja, la palma y la celulosa y el papel para el año 2020, pero para lograr esto necesita ayuda de los gobiernos. Es por ello que estamos trabajando junto con ellos y otros gobiernos de la Alianza de Bosques Tropicales 2020 (TFA2020). Los cambios en el sector privado, acordes con estos compromisos, podrían traer consigo nuevas fuentes de ingresos para los países REDD+, lo cual es especialmente importante ante la falta de un mercado amplio para los créditos de carbono de los bosques”. (7) El documento del DECC muestra por qué la deforestación neta cero es tan atractiva: ¡es un concepto abierto a la confusión! Si bien la declaración del DECC sugiere un compromiso por parte de Consumer Goods Forum para detener la deforestación, el Foro simplemente se ha comprometido a trabajar en pro de la deforestación neta cero para el año 2020. Eso significa que podrían afirmar haber alcanzado su objetivo a pesar de la destrucción continua de los bosques, siempre y cuando sus miembros establezcan suficiente cantidad de plantaciones industriales de árboles como para llegar a ¡un balance neto de pérdida cero de cobertura arbórea!
El potencial de relaciones públicas para las empresas que aspiren a tener una imagen “verde” y aún así expandir su facturación, es obvia. “Éste es exactamente el tipo de iniciativa que nos encanta apoyar. Necesitamos encontrar nuevas formas de asociación público-privada para hacer frente a desafíos mundiales tales como la deforestación”, dijo Paul Polman, director ejecutivo de la multinacional anglo-holandesa de bienes de consumo Unilever, cuando el Banco Mundial puso en marcha la ISFL.
Y Unilever no está solo. Christine McGrath, Vicepresidenta de Asuntos Exteriores en Mondelēz International, comentó que la compañía “desea trabajar con el Banco Mundial para determinar cómo la ‘Iniciativa para Paisajes Forestales Sostenibles’ puede contribuir a nuestra estrategia de aprovisionamiento de materias primas clave, como el café y el aceite de palma, provenientes de regiones donde los bosques tropicales están protegidos”. Alfred Evans, jefe de Bunge Environmental Markets estaba igualmente entusiasmado con la ISFL: “Bunge se complace en unirse al Banco Mundial a discutir la formación de la Iniciativa Fondo Biocarbono de Paisajes Forestales Sostenibles, una iniciativa pionera [...] Esta nueva forma de compromiso entre el sector público y privado beneficiaría a todas las partes. En particular, BioCF ayudará a la industria de productos básicos a responder a la creciente atención que ponen consumidores y productores en la sostenibilidad de las cadenas de suministro de alimentos”.
Lo que no lograrán ni la ISFL ni otras iniciativas REDD+, ya sea por sí solas o en combinación con las normas de certificación y los compromisos de deforestación neta cero, es detener la pérdida de bosques. Y no debemos sorprendernos, porque nunca fueron concebidos para hacerlo, ya que incluso partidarios acérrimos de REDD, como Ecosystem Marketplace, han señalado en relación a REDD+ que no es más que un mecanismo de financiamiento que podría ayudar a quienes quieran salvar el bosque. No más que eso, “porque cualquiera que responda a incentivos puramente económicos optaría por el aceite de palma”, o por la soja, o la carne vacuna, o el eucalipto o la caña de azúcar.
Sin embargo, si el objetivo es detener la deforestación y fortalecer los derechos de los pueblos del bosque, es el momento de ir más allá de la certificación, terminar con el experimento REDD+ y reemplazar estas brillantes mentiras del movimiento por la sostenibilidad con compromisos reales para poner fin a la destrucción de los bosques. Eso implicaría no sólo un compromiso para ponerle fin a la expansión de la agricultura industrial y restaurar las zonas ya destruidas por plantaciones de monocultivos a gran escala y ganadería industrial, sino también el compromiso de dejar el petróleo en el suelo y el carbón y el gas natural en sus depósitos bajo tierra. Lamentablemente, la próxima cumbre de la ONU sobre el clima, que se celebrará en París, probablemente no sea el lugar en el que se debatirán dichos compromisos.
Jutta Kill, jutta@wrm.org.uy
Miembro del Secretariado Internacional del WRM
Por mayor información ver también: WRM (2014): La nueva movida de REDD: de bosques a paisajes. Más de lo mismo, pero más grande y con mayores riesgos.
(2) Para consultar publicaciones y otros materiales del WRM referidos a los problemas con las normas de certificación voluntaria como FSC y RSPO, ver http://wrm.org.uy/browse-by-subject/international-processes-and-actors/fsc/
(3) Steve Zwick (2014): Todd Lemons: Ecosystem Entrepreneur. http://www.ecosystemmarketplace.com/articles/todd-lemons-ecosystem-entrepreneur/
(4) http://www.palmoilpledge.id/
(5) http://www.simedarby.com/upload/Sustainable_Palm_Oil_Manifesto.pdf
(6) http://www.jornada.unam.mx/2015/06/13/opinion/021a1eco
(7)https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/305241/ICF_BC_for_DECC_investment_in_BioCF_and_FCPF_CF.pdf