Hace casi 20 años, en la ciudad japonesa de Kioto, la red Oilwatch, junto con más de 200 organizaciones, lanzaba la propuesta pionera de la moratoria petrolera para acabar con los problemas que ocurren donde se extraen los hidrocarburos fósiles y también como la manera más eficaz de combatir el cambio climático. Desde ese entonces la campaña por dejar los hidrocarburos en el subsuelo se ha expandido por el mundo entero. Los argumentos de Oilwatch finalmente fueron escuchados y acogidos por muchos.
Sin embargo, entre esos muchos no están los gobiernos, ni quienes han liderado las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). De hecho, principalmente a partir del Protocolo de Kioto de 1997, las negociaciones han sido un fraude total. El Protocolo de Kioto es un instrumento internacional legalmente vinculante que contiene los compromisos asumidos por los países industrializados para reducir sus emisiones. Las negociaciones han resultado en meras reuniones de negocios y, desde el punto de vista democrático, absolutamente ilegítimas. La 21ª sesión de la Conferencia de las Partes (COP) en París, Francia, no se queda atrás, y la reciente, en la ciudad marroquí de Marrakech tampoco.
Hemos llegado al punto de que, desde 1995, se han dado 22 Conferencias de las Partes de la Convención de Cambio Climático. En ellas, al menos se han dictado 400 decisiones y más de 20 resoluciones, se ha redactado un Llamado, un Mandato, una Guía, un Marco de acción, una Hoja de Ruta y un Protocolo, se han convenido 2 Planes de Acción, 2 Declaraciones, 2 Programas de Trabajo, se fraguó un Accord y se han suscrito 4 Acuerdos, incluido el Acuerdo de París (AdP).
Mientras tanto, las emisiones de gases con efecto invernadero y sus consecuencias sobre el clima no han dejado de aumentar y empeorar. Cualquier ser humano con algo de sentido común se preguntará ¿por qué luego de tanto tiempo, recursos dispendiados y abultada parafernalia el problema sigue? La respuesta es obvia: en ninguna de las negociaciones internacionales sobre clima se habló de la principal causa del cambio climático: la extracción y quema de hidrocarburos fósiles.
Al leer con detenimiento - y con el sospechómetro encendido - el Acuerdo de París, vemos que la situación va a empeorar. Este nuevo Acuerdo, según quienes promovemos la campaña por dejar los hidrocarburos en el subsuelo, niega la posibilidad de que podamos avanzar hacia una civilización pos-petrolera.
En un momento dado de la implementación de la Convención sobre Cambio Climático, lo que debió ser contado, barriles de petróleo, metros cúbicos de gas y toneladas de carbón que debían permanecer en el subsuelo, se transformó en cantidad de carbono presente en la atmósfera y en reducción de emisiones de CO2, con el simple propósito de evitar un cambio radical en las formas de producción y consumo y de paso hacer negocios con el clima.
El Acuerdo de Paris ahora plantea metas como la de “mantener el aumento de grados de temperatura por debajo de 2°C…” lo que lo hace aún más ambiguo y peligroso. En parte porque la temperatura promedio en el planeta ya ha subido casi un grado desde que comenzó la revolución petrolera industrial - en 1850 - y porque la temperatura no es igual en todos los rincones del planeta, siendo África, de acuerdo al Panel Intergubernamental de Cambio Climático, probablemente el continente que más se calienta al mismo tiempo que es el continente que menos emite carbono. Estos aparentes giros del lenguaje, de cambio climático a mitigación y reducción de emisiones, de lucha contra el calentamiento global a economías bajas en carbono, de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” a “balance global”, de crisis civilizatoria a grados de temperatura no son casuales, se los construye para confundir y evadir el problema real, para que reine la impunidad y para dejar de lado las verdaderas soluciones.
El Acuerdo de París señala que para evitar que la temperatura suba más de 2ºC se tomarán en cuenta las llamadas INDC (por su sigla en inglés), es decir las Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional. Casi todos los países han hecho sus promesas ante Naciones Unidas pero no existe un mecanismo que les obligue a cumplirlas. Son en muchos casos, como en el de Ecuador, consultorías sin ningún proceso de participación de la sociedad, ofrecimientos echados al aire, sin un principio de realidad. Basta con leer algunos de los documentos INDC para darse cuenta.
Bolivia, por ejemplo incluye de forma delirante el "indicador de distribución porcentual de presupuesto de carbono” o “Índice de Justicia Climática”, proponiendo la fórmula =‖exp(−1−2−3−4+5)‖ (!) para calcular el índice (1) o el Índice de Vida Sustentable de los Bosques, según la formula j= ̃ − ̃ + ̃ + ̃ +, para referirse a la vida y a los derechos de los pueblos que viven del bosque.
En el caso del Ecuador, se incluye por ejemplo la distribución masiva de 1.500.000 cocinas eléctricas de inducción - las mismas que por cierto nadie compra –, 1.300.000 hectáreas de plantaciones de monocultivos de árboles hasta el 2025, o la ampliación del Programa Socio Bosque (2) de incentivos con 2 millones de hectáreas adicionales a 2017, entre otras promesas. Con respecto a SocioBosque, programa del Ministerio del Ambiente considerado en los planes REDD+ del Ecuador, debido a la crisis económica que vive el país, este se encuentra ya paralizado y aspira a que pronto se implementen de forma institucional los mecanismos incluidos dentro del Acuerdo de París, y a que la empresa privada invierta más para la obtención de certificados de compensación de emisiones. Para que los planes de Socio Bosque puedan calzar en REDD, las áreas incluidas en el programa deben ser áreas amenazadas. Eso se debe a que las áreas REDD deben cumplir con el principio de adicionalidad - demostrando que el ahorro de las emisiones no habría ocurrido sin el programa Socio Bosque. Y de hecho lo son, puesto que hay una clara interposición de zonas bajo Socio Bosque con intereses petroleros o mineros.
Los INDC, que son los planes de acción que cada país presentó a la UNFCCC, no son sino los primeros ejercicios para crear una línea base de emisiones nacionales. Tales líneas de base son necesarias para el funcionamiento de una suerte de mercado de carbono global que estaría creando el AdP. Son necesarias también para inventar lo que podría ser la meta en el 2025. Por supuesto nadie lo puede saber, pero no importa. Mientras más se juegue con las cifras, hacia arriba o hacia abajo, mejores negocios en la mesa. Llama la atención que digan que la suma de las reducciones prometidas en los INDC nos llevaría a un aumento de la temperatura de hasta 3,7°C (el AdP dice que quiere llegar a 2°C y en el mejor de los casos a 1,5°C de aumento con respecto a los niveles preindustriales). El Acuerdo de París invita al mundo entero a engañar, instiga a que el tratamiento del problema del clima sea un escenario de casino global.
Y como decimos en América Latina “hecha la ley, hecha la trampa”, en el Acuerdo de París está la trampa mayor pues se crea un nuevo mecanismo de mercado definido como “mecanismo para contribuir a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar el desarrollo sostenible” que consistiría en transacciones de los “resultados de mitigación de transferencia internacional” (ITMOs en inglés). Es decir que el mercado de carbono que ya se realiza a través de los nefastos Mecanismos de Desarrollo Limpio, Comercio de Emisiones de la Unión Europea, o el mercado voluntario de compensaciones de carbono, entre otros, ahora podrá ser entre países o regiones. Es decir, si un país declara haber hecho un buen desempeño en la reducción de sus emisiones, con respecto a lo prometido en sus INDC, esta diferencia a favor podría venderse a otro país que ha contaminado más.
Esto obviamente es una repetición de la historia: no reduce las emisiones globales. Por el contrario, se permite que las fronteras de extracción de minerales y de petróleo se expandan, que siga creciendo la agroindustria, se mantenga la pérdida de bosques, crezca la industria de la aviación que planea aumentar sus emisiones en un 700% y aumente sin cesar el transporte mundial de mercancías, problemas responsables directos del calentamiento global. (3)
Con el AdP, lo avanzado a nivel internacional con la campaña de Dejar el Crudo en el Subsuelo podría minarse, ya que lamentablemente muchas organizaciones creen que el AdP se trata de un cambio de paradigma, llegando a decir que el AdP implica que “la edad de los combustibles fósiles se ha acabado” (350.org organización fundada en Estados Unidos que trabaja el tema el cambio climático) o que el AdP “impulsará la revolución energética en el mundo” (la ONG Greenpeace). No será nada de esto.
Para el Gobierno del Ecuador, el Acuerdo de París “representa el punto de partida para un mundo con energía limpia, a partir de la implementación efectiva de estrategias firmes para la reducción de emisiones globales de gases de efecto invernadero”. Estas palabras no significan nada en boca de quienes han iniciado la explotación de petróleo en el conocido internacionalmente Parque Nacional Yasuní, en el bloque 43-ITT (ver artículo Mujeres y petróleo: la lucha por el sumak kawsa en el boletín del WRM Nro. 200). Una vez más quedará en evidencia la renuncia de este gobierno a liderar una posición clara con respecto al clima, como fue la Iniciativa Yasuní-ITT (4) de dejar en el subsuelo 850 millones de barriles, defraudando a los ecuatorianos y al mundo.
Ivonne Yanez, (ivonney@accionecologica.org)
Acción Ecológica
Miembro del Comité Asesor del WRM
(1) Los detalles de la fórmula están explicados en la página 12 del documento Intended Nationally Determined Contribution from the Plurinational State of Bolivia, http://www4.unfccc.int/submissions/INDC/Published%20Documents/Bolivia/1/INDC-Bolivia-english.pdf
(2) La publicación “REDD: una colección de conflictos, contradicciones y mentiras” incluye un capítulo sobre el Programa Socio Bosque, http://wrm.org.uy/es/libros-e-informes/redd-una-coleccion-de-conflictos-contradicciones-y-mentiras/
(3) Para obtener más información sobre las protestas contra los planes de la industria de la aviación para seguir creciendo y maquillando de verde este crecimiento, ver (en inglés): http://systemchange-not-climatechange.at/aviation-campaign/
(4) Por más información sobre la Iniciativa Yasuní-ITT, ver la página web de Acción Ecológica http://www.accionecologica.org/petroleo/yasuni
En inglés: Towards a Post-Oil Civilization. Yasunization and other initiatives to leave fossil fuels in the soil. http://www.ejolt.org/wordpress/wp-content/uploads/2013/05
/130520_EJOLT6_High2.pdf
En francés: Les femmes et le pétrole : la lutte pour le sumak kawsay. WRM Bulletin 200 http://wrm.org.uy/fr/les-articles-du-bulletin-wrm/section1/les-femmes-et-le-petrole-la-lutte-pour-le-sumak-kawsay /