Y por último, el gran perdedor en este negocio es el planeta en su conjunto. Los bosques en general y los bosques tropicales en particular juegan un rol crucial en el funcionamiento de la Tierra como un todo. Son los que regulan el clima y constituyen algunos de los reservorios más importantes de carbono en el Planeta. El carbono almacenado en los bosques del mundo es diez veces mayor que todo el combustible fósil que se ha quemado en los últimos cien años. La destrucción de los bosques húmedos tropicales, especialmente por la quema, determina que buena parte del carbono almacenado sea liberado a la atmósfera. El despeje de grandes áreas de bosques no solamente aumenta los impactos sociales y ambientales de los fenómenos climáticos naturales (como sequías, inundaciones, huracanes) sino que también acelera el cambio climático y sus impactos impredecibles.
Al mismo tiempo, la destrucción de los bosques implica la desaparición de especies, principalmente debido a la pérdida de hábitat, y los bosques tropicales constituyen el hábitat principal de la diversidad biológica terrestre del mundo. La conservación de esta diversidad biológica está entonces directamente relacionada a la conservación de los bosques tropicales. Además, la deforestación en regiones tropicales aumenta la amenaza de la desertificación.
Es importante destacar que los gobiernos que se reunieron hace casi diez años en la llamada Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, se comprometieron a través de documentos legalmente vinculantes a abordar esos tres temas vinculados a la deforestación: cambio climático, diversidad biológica y desertificación. Dado que el madereo industrial es la principal amenaza para los bosques y dado que los bosques protegen el clima y la diversidad biológica del mundo, resulta claro que los gobiernos, del sur y del norte han violado sus obligaciones legales (y lo siguen haciendo), tanto a través de la promoción del madereo industrial como del comercio internacional de madera extraída de los bosques tropicales.
Diez años después de la Cumbre de la Tierra, los gobiernos se reunirán nuevamente, esta vez en Johannesburgo, Sudáfrica. Se juzgarán a sí mismos? Decidirán compensar a los millones de personas afectadas por el incumplimiento de los acuerdos de Río? Pondrán punto final al madereo industrial? O, más probablemente: harán nuevas promesas? Más importante aún: los pueblos del mundo los dejarán salirse con la suya?
Artículo basado en información obtenida de: "Buying Destruction", Greenpeace, August 1999; "Free Trade, Free Logging", Victor Menotti, International Forum on Globalization (IFG) , 1999; "Corporate Power, Corruption & the Destruction of the Worlds Forests. The case for a new global forest agreement", Environmental Investigation Agency, 1996; "Life After Logging. The impacts of commercial timber extraction in tropical rainforests", Haworth, J., edited by Simon Counsell, June 1999.