A pesar de que el gobierno de Brasil anunció recortes a sus medidas contra la deforestación, el Fondo Verde para el Clima le otorgó 96 millones de dólares por supuestas reducciones de emisiones en la Amazonia brasileña. Estas emisiones evitadas en parte solo existen en el papel y el Fondo está listo para aprobar más fondos para comerciar créditos REDD+ en un futuro próximo.
El Fondo Verde para el Clima fue creado por los gobiernos con el objetivo de ayudar a los países del Sur global a responder al cambio climático. En febrero de 2019, el Fondo aprobó un pago de 96 millones de dólares al gobierno de Brasil - que lo había solicitado a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) - por las emisiones de gases de efecto invernadero que no se liberaron a la atmósfera en los años 2014 y 2015. La propuesta del PNUD sostiene que el gobierno de Brasil tomó medidas para reducir la deforestación. Esta fue la primera vez que el Directorio del Fondo Verde para el Clima aprobó una solicitud de financiamiento para el llamado pago “basado en resultados” de REDD+. (1) Los detalles de la decisión (ver más abajo) demuestran por qué es probable que una gran parte del pago se otorgue por reducciones de emisiones que solo existen en el papel.
El Fondo Verde para el Clima ha anunciado que en un futuro próximo proporcionará más fondos para las actividades REDD+. Una solicitud de financiamiento particularmente objetable proviene de la Corporación Financiera Internacional (CFI), la rama del Banco Mundial que financia a las empresas del sector privado. La CFI está pidiendo subvenciones para que las empresas puedan establecer nuevos proyectos REDD+ o vender sus créditos de carbono de los proyectos REDD+ ya existentes, proyectos que se sabe fueron origen de conflictos y polémica.
¿Qué es el Fondo Verde para el Clima?
El Fondo Verde para el Clima fue creado en 2010 por los 194 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). (2) Es una de las formas como los gobiernos (principalmente, pero no exclusivamente, del Norte global) pueden transferir dinero que comprometieron en virtud del Acuerdo de París de la ONU sobre el cambio climático. El Fondo no implementa proyectos. En cambio, asigna fondos para propuestas de proyectos presentadas por instituciones multilaterales como el PNUD, la CFI del Banco Mundial, así como organismos nacionales o regionales, entre ellos bancos de desarrollo o bancos privados y ONGs como WWF o Conservación Internacional. Para fines de 2018, el Fondo Verde para el Clima autorizó a 75 entidades nacionales, regionales e internacionales del sector público y privado el presentar propuestas de financiamiento.
Cuando crearon el Fondo Verde para el Clima, 43 gobiernos nacionales se comprometieron a poner a su disposición un monto inicial de 10.300 millones de dólares. A fines de 2018 se había asignado un total de 4.600 millones de dólares a 93 propuestas de financiamiento que cubrían actividades en 96 países. De los fondos que quedan de las contribuciones iniciales de los gobiernos, se han reservado 600 millones de dólares para financiar proyectos que ya están en la línea de proyectos del Fondo Verde para el Clima. Esto incluye proyectos REDD+ como el otorgado al gobierno de Brasil en febrero de 2019, o una propuesta de la CFI que se espera sea presentada al Directorio del Fondo Verde para el Clima en julio de 2019. La propuesta de la CFI incluiría el comercio con créditos de REDD+ de proyectos REDD+ del sector privado.
Millones de dólares por ‘resultados’ en reducir la deforestación a pesar de que la deforestación va en aumento
En febrero de 2019, en su 22ª reunión, el Directorio del Fondo Verde para el Clima aprobó la primera solicitud de los llamados “pagos REDD+ basados en resultados”. En nombre del gobierno de Brasil, el organismo de desarrollo PNUD solicitó el pago de los “resultados logrados a través de REDD+ en el bioma de la Amazonia brasileña en 2014 y 2015”. El Directorio acordó pagar 96 millones de dólares por 18,82 millones de toneladas de dióxido de carbono que, según el gobierno de Brasil, no fueron lanzados a la atmósfera como resultado de la acción del gobierno para reducir la deforestación en la Amazonia brasileña durante esos dos años. En los documentos del proyecto, el PNUD y el gobierno de Brasil anuncian que “en el futuro” se presentará una segunda solicitud de pago por los resultados en la reducción de emisiones por deforestación supuestamente alcanzadas durante 2016 y 2017. (3)
El gobierno brasileño y el PNUD afirman que están solicitando el pago de solo una pequeña parte de los 2.390 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono que, según sus cálculos, no han sido liberadas como resultado de la reducción de la deforestación en la Amazonia brasileña entre 2014 y 2018.
¿Pero este cálculo es creíble? No realmente. Gran parte del pago del Fondo Verde para el Clima será, por lo tanto, para emisiones de dióxido de carbono que se liberaron a la atmósfera o para reservas que solo existen en el papel. Aquí está el por qué: la solicitud de pago del PNUD calcula el volumen de emisiones que el gobierno de Brasil afirma haber reducido a través de REDD+ en 2014 y 2015 al comparar la deforestación registrada en 2014 (5.012km2) y 2015 (6.207 km2) con la deforestación promedio entre 1996 y 2010 (16.640 km2). Este promedio incluye los años máximos de deforestación en la Amazonia brasileña y, por lo tanto, el promedio es muy alto.
En la jerga de las negociaciones de la ONU sobre el clima, este promedio se denomina “nivel de emisión de referencia de bosque”. Cuando el gobierno de Brasil presente este nivel de referencia de bosque a la ONU (que se usa para verificar si el gobierno de Brasil alcanzará las reducciones de emisiones que prometió en virtud del Acuerdo de París de la ONU de 2015), las cifras de las hectáreas se convierten en toneladas de carbono dióxido. (4) Ésta es también la unidad utilizada en la solicitud de pago del PNUD al Fondo Verde para el Clima: por cada tonelada de dióxido de carbono que el Fondo haya aceptado como “resultado REDD+”, éste paga cinco dólares. Debido a que la deforestación promedio entre 1996 y 2010 fue tan alta (¡y se redujo antes de que existiera REDD+!), la deforestación real en la Amazonía brasileña hoy en día podría más que duplicarse, ¡y aún así el gobierno de Brasil podría reclamar el pago por los “resultados” en reducir la deforestación!
Claramente, algo debe estar mal si un Fondo creado para financiar acciones que ayuden a evitar el caos climático está pagando 96 millones de dólares a un gobierno que anunció que reducirá aún más las medidas para reducir la deforestación, en una región donde la deforestación ya ha comenzado a aumentar nuevamente. (5) El Fondo Verde para el Clima tampoco exige el compromiso de que el carbono por el cual se recibió el pago permanezca almacenado en el bosque después de efectuado el pago. Con el aumento de la deforestación en la Amazonia brasileña, el pago de 96 millones de dólares podría tan solo retrasar algunos años las emisiones por deforestación.
Aun sin que medie el compromiso de mantener el carbono “almacenado” y sin ninguna información sobre la cantidad de carbono “ahorrado” como resultado de las actividades que serán financiadas por el Fondo Verde para el Clima, el pago, no obstante, se promociona como “basado en resultados”. El gobierno de Noruega, uno de los principales contribuyentes al Fondo Verde para el Clima y el mayor financiador de REDD+, anunció que duplicaría su contribución financiera al Fondo poco después de que el Directorio aprobara los fondos REDD+ para Brasil. (6)
Mientras se atrae a los campesinos a un Programa de Pago por Servicios Ambientales, la deforestación a gran escala continúa sin resolverse
Hay quienes sostienen que aún cuando los cálculos no sean tan precisos, el dinero al menos garantizará los fondos tan necesarios para los campesinos y los pueblos indígenas. En realidad, el dinero se utilizará para atraer a los campesinos a un Programa de Pago por Servicios Ambientales de seis años (llamado Floresta+). Este programa no aborda la subyacente inseguridad en materia de tenencia de la tierra ni la falta de apoyo de las políticas gubernamentales a la agricultura campesina. En cambio, estimula aún más la intensificación de las prácticas agrícolas, pagándole a los agricultores si usan menos del 20 por ciento permitido legalmente de sus tierras. En contraste, la deforestación a gran escala como resultado de la destrucción empresarial por la cría de ganado o los monocultivos de soja o eucalipto, continuará sin restricciones.
¿Ampliando la subvención de proyectos REDD+ del sector privado en conflicto con las comunidades?
En su reunión de julio de 2019, el Directorio del Fondo Verde para el Clima tendrá que decidir sobre una solicitud de financiamiento REDD+ aún más perjudicial para el clima. La Corporación Financiera Internacional (CFI), el organismo del Banco Mundial que financia al sector privado (empresas) se está preparando para solicitar el financiamiento de un “Programa de bonos forestales multinacionales”, “para evitar la deforestación en múltiples cuencas forestales mediante el aprovechamiento del potencial de inversión de los mercados de capital. Financiar actividades REDD+ y ofrecer apoyo en materia de precios a los créditos de carbono demostrará un modelo de financiamiento basado en resultados”. (7)
Hay numerosas razones para que el Directorio del Fondo Verde para el Clima rechace esta propuesta, entre ellas:
- La CFI ya lanzó en 2017 una iniciativa de “Bonos Forestales” que ofrece a los inversores (“propietarios de bonos”) la posibilidad de elegir entre recibir créditos REDD+ del controvertido proyecto REDD+ del Corredor Kasigau en Kenia, o recibir el pago anual de intereses en efectivo. Según se informa, ni un solo “propietario de bonos” de los Bonos Forestales quiso recibir su pago anual de intereses en forma de créditos REDD+.
- El dinero que la CFI recauda de la venta de los “bonos forestales” no se invierte en protección de los bosques. De hecho, las inversiones financiadas con este dinero pueden incluso ser causa de deforestación. El único financiamiento que se destina a los “bosques” (en forma de una subvención a los especuladores del proyecto REDD+ del sector privado) es el contrato de compra que se firmará con los dueños del proyecto REDD+ que proporcionarán los créditos REDD+ que los propietarios de bonos pueden elegir en lugar del pago en efectivo del interés anual. Estos proyectos REDD+ del sector privado han demostrado ser particularmente polémicos. (8)
- El dinero del Fondo Verde para el Clima se usará para que la CFI (o una compañía en nombre de la CFI) sea compensada si tiene que vender (o dar) los créditos REDD+ por menos dinero del que los compraron. No hay ningún beneficio para el clima en una subvención de este tipo (que en su propuesta, la CFI llama "Fondo de liquidez"). En la propuesta del proyecto, la CFI propone pagar los cinco dólares habituales por crédito REDD+; pero como se mencionó anteriormente, los propietarios de bonos del Bono Forestal 2017 prefirieron recibir sus pagos anuales en efectivo en lugar de recibir créditos REDD+ al precio de cinco dólares por crédito.
- Aunque se afirmó que REDD+ es un mecanismo para atraer fondos del sector privado a la protección de los bosques, el sector privado no ha mostrado mucho interés en invertir en proyectos REDD+, lo cual es una buena señal, ya que casi todos los proyectos REDD+ existentes han provocado conflictos con las comunidades y ninguno puede garantizar la contribución a la protección del clima que dicen ofrecer. La propuesta de la CFI es brindar préstamos baratos y ayudar a la comercialización de los créditos REDD+ a inversionistas del sector privado potencialmente interesados en establecer nuevos proyectos REDD+. Como se mencionó anteriormente, los proyectos REDD+ del sector privado no traerán nada bueno a las comunidades del bosque ni al clima.
- Además, los proyectos REDD+ del sector privado complicarán la contabilidad de las emisiones de carbono por parte de los gobiernos: si un inversor del sector privado vende créditos de carbono de un proyecto REDD+ a la CFI o a otra persona, el gobierno del país en el que se está ejecutando el proyecto REDD+ tendrá que eliminar las toneladas de carbono vendidas como créditos REDD+ de su balance nacional de carbono. Este balance se supone que deben hacer un seguimiento de los compromisos y acciones nacionales a escala internacional. Si los países no sacan de su contabilidad las toneladas que se venden como créditos REDD+, la misma tonelada de carbono se contaría dos veces, por el comprador del crédito REDD+ y en el balance del carbono del gobierno. En el lenguaje de los negociadores de la ONU sobre el clima, esto se llama “doble contabilidad”.
En resumen, la aprobación de los fondos de la CFI equivaldría a un desperdicio masivo del escaso dinero del Fondo Verde para el Clima. El dinero subvencionaría los proyectos REDD+ del sector privado, que inevitablemente causan conflictos con las comunidades que dependen de los bosques y es poco probable que aborden los factores de la deforestación a gran escala.
El entusiasmo del Fondo Verde para el Clima por pagar “resultados REDD+” (¡incluso cuando no hay resultados verificables!) y subvencionar la compensación de carbono, llega en un momento en que está más claro que nunca que la era de la compensación ha terminado. Es imperioso que haya una reducción real de las emisiones: en otras palabras, el petróleo debe permanecer bajo el suelo y el carbón en el agujero. (9) También coincide con el reconocimiento por parte de muchos de los defensores iniciales de REDD+, de que REDD+ es el instrumento equivocado para hacer frente a los agentes de la deforestación a gran escala. (10) Este análisis, así como la documentación de los conflictos y la violación de los derechos de las comunidades que dependen de los bosques - en la que regularmente se ven involucrados los proyectos REDD+ del sector privado -, parecen haber escapado hasta ahora a la atención de los miembros del Directorio del Fondo Verde para el Clima. A partir de la experiencia con REDD+ no hay argumentos para que el Directorio del Fondo Verde para el Clima apruebe la subvención de los proyectos REDD+ del sector privado.
Jutta Kill, jutta@wrm.org.uy
Miembro de la Secretaría Internacional del WRM
(1) La sigla REDD significa Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques. El "plus" de REDD+ indica que la conservación de los bosques, el manejo forestal sostenible y la forestación también califican como actividades REDD+.
(2) Para obtener más información del Green Climate Fund, consultar (en inglés) About the Fund - Green Climate Fund. Para obtener una explicación de cómo el Fondo Verde para el Clima subvenciona a REDD+, consultar (en inglés): Kill, Jutta y Liane Schalatek. Green Climate Fund and REDD+: Funding the Paradigm Shift or Another Lost Decade for Forests and the Climate? Washington, DC: Heinrich Boll Stiftung, 2019.
(3) Para obtener información sobre el proyecto, consultar la página web del Fondo Verde para el Clima para Brasil (en inglés): https://www.greenclimate.fund/
(4) Las cifras del gobierno sobre las emisiones de dióxido de carbono derivadas de la deforestación tienen poca relación con la cantidad de dióxido de carbono que se libera realmente a la atmósfera cuando se destruyen los bosques. Por ejemplo, la mayoría de los gobiernos, incluido el gobierno de Brasil, no incluyen las emisiones de los incendios forestales provocados por las sequías en los datos que el gobierno presenta a la convención de la ONU sobre el clima.
(5) Ver, por ejemplo, Bradford, S. y M. Torres (2017): Brazil on verge of legitimizing Amazon land theft on a grand scale, warn NGOs. Mongabay y Lang, Ch. (2019): Brazil’s funding proposal for REDD results-based payments to the Green Climate Fund would set a terrible precedent.
(6) Usher, Ann Danaiya. "Brazil receives first Green Climate Fund grant for REDD+. Critics warn of 'paper reductions' with no real climate benefits." Development Today, 15 de marzo de 2019.
(7) Pueden ver la presentación Green Climate Fund's Private Sector Facility and the REDD+ Results-Based Payments en la sección 4 de la 18ª reunión del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF): https://www.
(8) ReCommon (2016): Mad Carbon Laundering. How the IFC subsidizes mining companies and failing REDD projects.
(9) Lund, J.F. et al. (2017): Promising Change, Delivering Continuity: REDD+ as Conservation Fad. World Development. Volumen 89, enero 2017: 124-139
(10) El portal web de REDD Monitor proporciona una cobertura exhaustiva de la amplia gama de controversias, incoherencias, contradicciones y conflictos asociados con REDD+ y los mecanismos de pago basados en resultados para REDD+. Otra fuente de información sobre REDD+, que incluye un mapa para localizar una amplia gama de publicaciones académicas y de ONGs sobre REDD+, es el Webdossier New Economy with Nature de la Fundación Heinrich Böll.