El proyecto Plantar del Fondo Prototipo de Carbono (PCF, por su sigla en inglés) del Banco Mundial ha sido muy criticado por organizaciones no gubernamentales y movimientos de la sociedad civil desde que surgió como la primera plantación industrial de eucaliptos que reclamaba créditos para sumidero de carbono en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto. El proyecto Plantar abarca 23.100 hectáreas de monocultivos de eucaliptos para la producción de carbón vegetal, el cual a su vez será utilizado en la producción de hierro en lingotes. El proyecto es uno de los mayores del PCF; contempla créditos por un valor de 12,8 millones a lo largo de 21 años, una cifra mayor que la cantidad total requerida por los 13 proyectos energéticos renovables incluidos actualmente en la página web del PCF. El argumento de Plantar es que de no contar con el ingreso adicional de los créditos de carbono, la producción de carbón vegetal no sería rentable y la compañía tendría que cambiar y empezar a utilizar carbón mineral importado. Además de este componente, el proyecto también pide créditos para el carbono que sería absorbido por las nuevas plantaciones. Según los documentos del proyecto, los fondos que se obtengan de esos créditos de carbono son fundamentales para asegurar los préstamos bancarios necesarios para replantar.
Hay múltiples motivos de preocupación por este proyecto, entre ellos los impactos ambientales y sociales perjudiciales del proyecto, así como la aparente capacidad del proyecto para cambiar de forma y así cumplir con las normas variables del Mecanismo de Desarrollo Limpio. En varios artículos de boletines anteriores (ver Boletines 74 y 63 del WRM) se han señalado los problemas ambientales y sociales vinculados con el proyecto. En este artículo exploraremos algunos de los aspectos más profundos y escondidos de este proyecto PCF.
El apoyo del Banco Mundial a la industria forestal de Minas Gerais dedicada a plantaciones de árboles es anterior al PCF y su proyecto prototipo Plantar. Entre 1986 y 1996, el Banco concedió 48,5 millones de dólares de los 100 millones de dólares del Proyecto de Desarrollo Forestal de Minas Gerais, destinado a aumentar la producción industrial de madera y carbón vegetal. En el año 2000 este fondo otorgó un pequeño préstamo a Plantar. El Banco creó el PCF --el instrumento del Banco para promover proyectos en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio-- recién tres años después de la clausura formal del Proyecto de Desarrollo Forestal. Plantar fue uno de los primeros proyectos promovidos, y según el Documento de Evaluación del Proyecto Plantar, de abril de 2002 (www.prototypecarbonfund.org ), el Banco espera abrir la puerta para que otros productores de hierro en lingotes de Minas Gerais hagan un uso similar de los fondos de carbono.
Esto plantea la cuestión de la sustentabilidad financiera de un sector de plantaciones que parece ser viable únicamente cuando le conceden subsidios. Hasta mediados de la década de 1980, las plantaciones en Brasil contaron con importantes subsidios estatales. Cuando éstos se suspendieron, algunos productores de hierro en lingotes comenzaron a utilizar carbón mineral y los que no lo hicieron argumentan que lo que los detiene es únicamente la perspectiva de recibir un ingreso adicional por los créditos de carbono que les permita seguir utilizando carbón vegetal. Muchos cuestionan la credibilidad de este argumento, pero aún si fuera cierto, entonces la viabilidad económica que el Consejo de Manejo Forestal (Forest Stewardship Council) exige como requisito para certificar el buen manejo de una plantación, no está garantizada. Esto a su vez plantea dudas sobre el almacenamiento de carbono a largo plazo en las plantaciones utilizadas para la producción de carbón vegetal: ¿qué ocurrirá con el carbono almacenado cuando se acaben los subsidios?
La realidad del proyecto Plantar es claramente contradictoria con el discurso del Banco Mundial sobre los beneficios sociales y ambientales de los proyectos de sumideros de carbono. El Banco Mundial aduce que “el secuestro de carbono ofrece la mayor convergencia entre el mercado de carbono y el desarrollo sustentable, y entre el cambio climático, la adaptación y la reducción de la pobreza”. Sin embargo, Plantar --por el momento el único proyecto de sumidero de carbono del PCF-- está promoviendo un desarrollo insustentable que no solamente no hace nada por combatir el cambio climático, sino que además agrava los problemas ambientales y las desigualdades sociales locales, las tensiones de la zona y los problemas de acceso a la tierra que ya existían en la región.
Si se compara el proyecto Plantar con el fondo del Banco Mundial dedicado a sumideros de carbono --el BioCarbon Fund-- es posible apreciar cómo proyectos de sumideros supuestamente eficientes son tan solo un “maquillaje verde”, y que cualquier uso significativo de los sumideros de carbono inevitablemente implicará la presencia de plantaciones industriales de árboles. El Banco Mundial ha estado a la cabeza de la venta de sumideros de carbono y ha intentado despejar los temores de que el mercado de carbono sea inundado por créditos derivados de las plantaciones de árboles. En un taller realizado en abril de 2003 en París, Ken Newcombe, Gerente del Fondo PCF, se refirió específicamente a estos temores y argumentó que no habría una propagación de plantaciones porque no podrían cumplir con los requisitos de adicionalidad. Esto resulta irónico, ya que el PCF es el único actor del mercado que actualmente promueve un proyecto de plantaciones como sumideros de carbono que no tiene componentes adicionales: Plantar. Sin embargo, la comparación entre Plantar y el BioCarbon Fund es sugestiva: la totalidad del BioCarbon Fund (incluyendo al Mecanismo de Desarrollo Limpio, la Implementación Conjunta y los proyectos no vinculados al Protocolo de Kioto) generarán menos créditos que el componente de plantación del proyecto Plantar.
Además, al impulsar el primer proyecto de plantaciones como sumideros de carbono, el Banco Mundial sienta un precedente y facilita la promoción de proyectos similares en el futuro. A pesar de las recientes declaraciones públicas del Banco Mundial asegurando que los proyectos de plantaciones no serían el componente principal del Mecanismo de Desarrollo Limpio, sin duda que el Banco Mundial siempre consideró al proyecto Plantar como un prototipo que otros se sentirían alentados a imitar. El Documento de Evaluación del Proyecto 2002 para Plantar es explícito: “Se espera que el proyecto prepare el terreno para proyectos similares en el futuro”. Es decir, proyectos basados en plantaciones industriales de monocultivos de árboles que generarían créditos, los cuales eclipsarían los esfuerzos de relaciones públicas cuidadosamente montados por el BiocCarbon Fund y fondos similares de maquillaje verde.
El Panel de Metodologías del Directorio del Mecanismo de Desarrollo Limpio ha advertido recientemente que la aprobación de una metodología que Plantar utiliza para argumentar su registro en el Mecanismo de Desarrollo Limpio --la llamada metodología de línea de base-- representa un “riesgo moral”. La comisión estaba comentando sobre el proyecto similar de V&M de Brasil, también en Minas Gerais, que utiliza el mismo argumento de que sin créditos de carbono, la compañía tendría que pasar a utilizar carbón mineral en lugar de carbón vegetal en el proceso de producción de hierro en lingotes. Dado que los proyectos utilizan la misma metodología para plantear este argumento, el comentario es directamente aplicable a Plantar.
A pesar de todo esto, el proyecto sigue buscando ser registrado en el Mecanismo de Desarrollo Limpio e, increíblemente, conserva el apoyo de los inversionistas gubernamentales europeos supuestamente contrarios a los sumideros. Es necesario que se retire de inmediato el apoyo público al proyecto Plantar; no hacerlo implicará apoyar un prototipo que convertirá al Mecanismo de Desarrollo Limpio en un mecanismo para que continúe la devastación.
Por: Jutta Kill, SinksWatch, correo electrónico: jutta@fern.org ; página web: http://www.sinkswatch.org