En el año 2007, la empresa SGS inició el proceso de certificación de Veracel Celulose S/A en Bahia, Brasil, siguiendo los principios y criterios del FSC. Veracel es una empresa de propiedad de la transnacional sueco-finlandesa Stora-Enso y de Fibria (ex Aracruz). Tiene en su poder unas 100 mil hectáreas plantadas con monocultivos de eucaliptos para celulosa de exportación, dentro de un área total de más de 200 mil hectáreas. Está en fase de duplicación de su fábrica y plantaciones.
A partir del año 2004, el FSC había iniciado una revisión de su práctica de certificar plantaciones de monocultivos de árboles, una práctica muy criticada por movimientos y ONGs, incluido el WRM. Esto porque dichas plantaciones causan grandes impactos negativos, según relatan hace muchos años comunidades vecinas de estas plantaciones, estudios y relevamientos en todos los países donde existe este tipo de plantaciones. Por ello, la certificación de Veracel en 2007, una empresa grande en el ramo, era considerada un caso de ‘prueba’ para estos movimientos y ONGs, para ver si el FSC había cambiado su práctica.
Pero el FSC no había cambiado. En el año 2008, SGS concedió a Veracel el sello FSC, ignorando diversas manifestaciones y protestas por parte de movimientos sociales y ONGs de Bahia, del resto de Brasil y del mundo, que denunciaban que esa empresa lesionaba gravemente los principios y criterios del FSC (1). Inclusive, el Consejo del FSC fue invitado a visitar la región y las comunidades impactadas, pero se negó (carta disponible sólo en inglés en http://www.wrm.org.uy/countries/Brazil/Board_letter_07.pdf). Actuando a través de la empresa certificadora, que según el FSC es una organización ‘independiente’, Veracel recibió el sello y consiguió, desde 2008, exportar millones de toneladas de celulosa, con el certificado del FSC.
Sin embargo, la manera en que se realizó la certificación sólo fue cuestionada nuevamente algunos años más tarde, después de una denuncia presentada a nivel internacional. En el año 2010, dos periodistas belgas, Leopold Broers y An-Katrien Lecluyse, tuvieron la idea de realizar un trabajo de campo durante tres meses en las áreas que rodean a Veracel. El objetivo era verificar si la empresa merecía o no el sello FSC. Contrariamente a la práctica de SGS y de muchos periodistas de hacer solamente algunos días de trabajo de campo, estos periodistas pasaron algunos meses visitando a las comunidades y conversando con pobladores, además de oír también a la empresa.
El resultado de este profundo trabajo fue un artículo publicado en la revista socioambiental MO-Magazine de Bélgica y un documental de 40 minutos que se estrenó en enero de este año en la ciudad belga de Gand. Este último evento contó con la asistencia de 250 personas. Además de la exhibición del documental, hubo un debate posterior, con la participación del propio FSC y WWF-Bélgica, entre otros.
Tanto el artículo como el documental constituyeron una gran contribución a las comunidades y movimientos sociales que resisten y/o luchan contra el poder y los impactos de Veracel. Representantes de estas comunidades y movimientos sociales adquirieron voz, tanto en la película como en el artículo, a diferencia de la forma en que son tratados normalmente por las autoridades, incluso por la certificadora SGS del FSC. Consiguieron, mediante el trabajo de estos periodistas, hacerse oír en Europa. Y les dejaron un mensaje muy claro a los consumidores: los están engañando.
Lo que llamó la atención de los presentes durante el debate fue que los representantes que salieron en defensa del FSC hablaron de la ‘independencia’ de la certificadora, en este caso SGS, y de la confiabilidad del sello, mientras que el documental mostró claramente que el sello está lejos de ser confiable como lo atestiguan las graves denuncias que registra. Por lo tanto, resulta complicado considerar que SGS es una empresa ‘independiente’, aun más sabiendo que es Veracel quien contrata a la empresa certificadora. O sea, Veracel pagó a SGS por dicho servicio.
La falta de independencia de la certificadora se volvió todavía más evidente luego del reclamo oficial, presentado al FSC por los periodistas en base a las denuncias relevadas. El FSC realizó, en base al reclamo, una auditoría sobre el trabajo de SGS. El resultado de esta auditoría se publicó en el mes de enero de 2011, curiosamente al mismo tiempo en que se estrenó el documental de los periodistas. La recomendación de la auditoría del FSC es suspender la acreditación de SGS para realizar certificaciones en Brasil para el FSC, debido a su actuación considerada ‘insatisfactoria’.
A pesar de este resultado positivo para las comunidades y movimientos impactados, quedan varias preguntas en el aire: ¿continuará Veracel teniendo el sello FSC? ¿Y por que recién ahora, luego de que Veracel ya está hace casi tres años con el sello, el sector de auditoría del FSC resolvió declarar que SGS hizo su trabajo incorrectamente, dando indicios también de que se trata de una empresa que realmente no cumple los principios y criterios del FSC? ¿Es preciso un artículo, una película y un reclamo en Europa para que eso suceda? ¿Cuánto tiempo más continuará el FSC con la práctica de dejar que empresas como SGS hagan las evaluaciones para certificación, incluso siendo pagadas por la empresa a ser certificada? ¿Y qué pretende hacer el FSC en otros casos de zonas certificadas donde las comunidades no tienen ninguna posibilidad de hacerse oír internacionalmente?
En vista de todo ello se concluye que retirar el sello a Veracel y a todas las empresas certificadas por el FSC que mantienen plantaciones de árboles en gran escala es fundamental para que el FSC, de hecho, pueda hacer la diferencia entre los diferentes sellos de ‘sustentabilidad’. Mantener el sello de de Veracel Celulose y de empresas semejantes torna evidente para el mundo que el FSC practica el “maquillaje verde” y, por lo tanto, no es confiable.
(1) http://www.wrm.org.uy/actores/FSC/Veracel_Certidao_Obito.html