Los cultivos genéticamente manipulados han estado acaparando el centro de la atención pública debido a la controversia que ha surgido acerca de sus consecuencias impredecibles sobre la salud y el medio ambiente. Sin embargo, la ingeniería genética aplicada a los árboles se ha mantenido mayormente en las sombras. Mientras tanto, gigantescas corporaciones han creado "joint ventures" para llevar a cabo investigaciones en el campo de la biotecnología forestal. Este "desarrollo" implica la intensificación del modelo industrial de plantaciones forestales predominante, el cual ha probado tener impactos ambientales y sociales negativos y consecuentemente está siendo resistido mundialmente por las comunidades locales afectadas.
Un ejemplo de tales "joint ventures" es ForBio, una compañía fundada en 1992 y radicada en Brisbane, Australia, la cual está desarrollando técnicas para "mapear" el ADN de los árboles, lo cual permitiría identificar qué genes están controlando la performance, con el objetivo de acortar el período de crecimiento. "Estamos apuntando a cambiar toda la economía de los cultivos forestales" expresó Bill Henderson, co-fundador y principal ejecutivo de la compañía.
ForBio estableció una "joint venture" con Monsanto para la realización de pruebas de campo en Indonesia. En mayo de 1998 la empresa plantó más de 50 clones diferentes de un híbrido de eucalipto, los cuales fueron capaces de crecer tan rápido que se estimó qué estarían listos en cuatro o cinco años para cosecharlos con destino a astillas ("chips") de madera. Dada la completa indiferencia por parte de las autoridades indonesias respecto a los impactos negativos de los moncultivos en general y de los genéticamente manipulados en particular, este país parecía el lugar ideal para comenzar las operaciones.
Sin embargo, la crisis financiera de Indonesia afectó los planes de la compañía y ahora su nuevo objetivo es la producción de eucaliptos transgénicos en Hawaii. Durante los últimos años, aproximadamente 200.000 hectáreas antes ocupadas por plantaciones de caña de azúcar fueron abandonadas en Hawaii. Por ende las condiciones locales -infraestructura existente, disponibilidad de tierras, suelos y clima- parecían perfectas para la compañía la cual -como es usual en estos casos- aseguró que sus plantaciones crearían nuevamente los empleos perdidos por la desaparición de las plantaciones de caña de azúcar.
El futuro es sin embargo incierto. La compañía probablemente desconoce que en 1997, Friends of Hamakua -una ONG hawaiana- junto con agricultores locales y organizaciones comunitarias exitosamente lograron impedir la implementación de una gran plantación de eucaliptos y una planta de pulpa en la isla grande. Si monocultivos "normales" de eucaliptos generaron tanta oposición, ¿cual será la reacción de la gente local a que sus tierras sean invadidas por árboles genéticamente manipulados?
Fuente: Patrick Reinsborough, 19/1/2000.