Diferentes palabras, diferentes visiones
Si a alguien le preguntaran qué es esta imagen, seguramente su respuesta sería: “una bomba atómica”. La mayoría de los japoneses diría “genshi bakudan”, una traducción literal y directa del término en inglés al japonés. Pero es muy posible que los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki utilicen la expresión “pikadon”. En japonés, “pika” se refiere al brillante destello de la explosión y “don” al atronador sonido que le siguió. Así, la expresión refleja la vivencia de las víctimas con respecto a la devastación que tuvo lugar en agosto de 1945 (1). De esta forma, como señala el poeta estadounidense Arthur Binard, el término “pikadon” puede trasladarnos a la escena, ubicarnos entre las nubes atómicas e imaginar cómo habría sido estar allí (2). Por el contrario, la expresión “bomba atómica” carece de esa capacidad y nos mantiene a salvo, lejos de la atrocidad.
Aunque no tan dramático, las visiones sobre la cuenca del río Mekong también difieren entre las comunidades locales que habitan allí y quienes vienen de fuera. Expresiones tales como “desarrollo” y “sostenibilidad”, que se utilizan habitualmente para hablar de la región del Mekong - especialmente entre los forasteros -, pueden tener el mismo efecto restrictivo que el término “bomba atómica” en el contexto de Hiroshima y Nagasaki. Estos términos no llegan a captar y apreciar las vivencias que tienen las comunidades locales con la región que está bañada por el río Mekong, un río de 4.800 kilómetros de longitud que nace en las mesetas del Tíbet y corre a través de seis países.
Las historias populares, tales como las leyendas y los cuentos tradicionales, revelan cómo las comunidades de la región del Mekong le han dado sentido al paisaje de la región. Las historias populares encarnan el proceso por el cual las comunidades locales se han adaptado y/o han resistido los sucesos que tienen lugar en la región del Mekong. En ese aspecto, las historias populares, de la misma forma que los árboles, los ríos y la tierra, son “bienes comunes” de los cuales depende la vida de las comunidades.
Historias populares del Mekong: dos ejemplos
Las historias que se presentan a continuación fueron recogidas recientemente en el noreste de Tailandia o “Esan” - como se lo conoce popularmente por quienes viven en Tailandia (3).
Phadaeng y Nang Ai (4)
Nang Ai era la hija del rey de Khita Nakhon. Su belleza era conocida por todos. Phadaeng, un hombre joven, viajó a Khita Nakhon, se escabulló en la habitación de Nang Ai, y tuvo un amorío con ella. Phangkhi, el hijo del rey Naga, que gobernaba el reino subterráneo, también supo de Nang Ai (5). Estaba destinado a encontrarla porque los dos habían estado casados en sus vidas anteriores. Phangkhi se transformó en una ardilla blanca y visitó la terraza de Nang Ai. Nang Ai vio a la ardilla, la quiso y le dijo a su sirviente que la atrapara. Pero la ardilla se escapó a un “suan mon”, o jardín de moreras, que hoy es la aldea Suan Mon. La ardilla atravesó un bosque para llegar al árbol "jan" en la montaña Um Jan, que hoy es la aldea Um Jan. El cazador trató de dispararle con un arco, pero la cuerda, o “sai”, se rompió. Encontró uno nuevo y lo llevó a lo que hoy es la aldea Khon Sai. Finalmente el cazador disparó y dio muerte a la ardilla. Trozó la carne, que se multiplicó, y con la cual logró llenar mil carretas. Todos en Khita Nakhon, incluida Nang Ai, comieron la carne. El rey Naga se puso furioso, ya que habían matado y comido a su hijo. Envió a su ejército y destruyó Khita Nakhon. Phadaeng trató de salvar a Nang Ai, pero ella se hundió con Khita Nakhon. Lo único que quedó fue un lago lleno de agua. Así fue como se creó lo que hoy es el Lago Nong Han.
Esta historia menciona los nombres de aldeas locales existentes, tal como Suan Mon, Um Jan y Khon Sai. El acto de localizar puntos de referencia físicos y de nombrarlos es uno de los pasos a través de los cuales la comunidad local le da sentido al entorno que la rodea, y se relaciona con él. La explicación del origen de los nombres del lugar en asociación con los objetos espaciales, es decir, un jardín de moreras y el árbol “jan”, brinda justificación no sólo a los nombres sino a las entidades (como las aldeas) que representan. Además, al poner juntos los nombres individuales como componentes de una leyenda, la historia de Phadaeng y Nang Ai ofrece un guión coherente, con el cual la comunidad local puede relacionarse más fácilmente.
En otras palabras, los nombres de lugares locales no son simplemente un índice de ubicaciones físicas, como puede parecer a foráneos indiferentes. Los nombres de los lugares pueden evocar recuerdos personales y colectivos de la vida y la historia local, así como los sentimientos de adhesión de la gente a su entorno. Al poner nombres a los puntos de referencia, darles un perfil legítimo e incorporarlos en sus experiencias, la comunidad local puede reforzar su identidad como grupo e identificarse con el entorno. De esta manera es que la comunidad siente que debe cuidar a los árboles, los ríos y la tierra en el Mekong, y transmite esto a las generaciones futuras.
La senda del elefante blanco (6)
Phya Thaen, que había creado la tierra, hizo los primeros seres humanos a partir de la descamación de su piel. Fueron el abuelo Sang Ka Sa y la abuela Sang Ka Si. Cuando ambos bajaron a la tierra, un fuerte viento los separó y los dejó uno a cada lado de un gran río. Con enredaderas de calabaza construyeron un puente sobre el río hasta que finalmente lograron reunirse. Sang Ka Sa le pidió a Sang Ka Si que se casara con él. Pero Sang Ka Si le dijo, “Sólo si puedes responder mi acertijo”. El acertijo era: “¿Qué es oscuro y claro en este mundo?” Sang Ka Sa tuvo que viajar para encontrar la respuesta correcta. Después de diez mil años encontró la respuesta con la ayuda de Phya Thaen. La respuesta fue: “Es la mente humana. Cuando está oscura, el mundo se estanca. Cuando está clara, el mundo prospera”. Sang Ka Sa regresó y se casó con Sang Ka Si. Vivieron juntos y tuvieron muchos hijos. Los dos también trabajaban en el campo y tenían arroz, pescado y calabazas para comer. Sin embargo, los alimentos no eran sabrosos ni nutritivos. Por ello los niños estaban muy delgados, débiles y no eran inteligentes. Phya Thaen estaba preocupado y se transformó en un elefante blanco. El elefante blanco orinó sobre la tierra de Sang Ka Sa y Sang Ka Si. La orina del elefante blanco se convirtió en sal. Sang Ka Sa y Sang Ka Si utilizaron la sal para hacer “pla daek”, o pescado fermentado. El pla daek le dio sabor a la comida y los hijos de Sang Ka Sa y Sang Ka Si se hicieron más fuertes y saludables.
Esta historia está llena de transformaciones. La descamación de la piel de Phya Thaen se transformó en la primera pareja humana. Phya Thaen se transformó en un elefante blanco y la orina del elefante se transformó en sal. Podemos ver lo mismo en la historia de Phadaeng y Nang Ai, cuando Phangkhi se transformó en una ardilla blanca. En estas historias, animales, seres humanos, espíritus e incluso objetos como la sal y la descamación de la piel, parecen capaces de transformar y transformarse uno en otro.
Tales transformaciones pueden sugerir que las comunidades locales en Mekong pueden reconocer la vida en todas las partes de su entorno. Esta actitud hacia el mundo se contrapone a la que considera que los humanos fueron creados en exclusividad, para gobernar el mundo. En el marco de este último punto de vista, el “desarrollo” puede a menudo centrase únicamente en los seres humanos, separados de una “naturaleza” hostil que necesita ser controlada o incluso conquistada.
Las historias populares pueden ofrecer puntos de vista alternativos en los que el mundo es capaz de organizarse de manera más horizontal, y la vida puede adoptar diferentes formas sin imponerse una sobre la otra. Esta interpretación del mundo permite a la comunidad local encontrar formas más armoniosas de convivir con el ambiente y formas sustentables de utilizar los recursos naturales.
El papel de las historias en las luchas actuales: algunas anécdotas recientes
En su trabajo de recopilación de historias populares en la región del Mekong, los autores a menudo encontraron en las aldeas a ancianos que lamentaban tener cada vez menos oportunidades de contar historias dentro de la vida cotidiana de su comunidad. Y si bien los autores comparten esta preocupación, se inclinan a pensar que el acto de darle sentido a la vida a través de historias está todavía muy arraigado en las comunidades locales del Mekong y no va a desaparecer fácilmente. Las dos anécdotas que incluimos a continuación sugieren que las historias populares no son una cosa del pasado, sino que se (re)crean nuevamente.
La primera anécdota es de una campaña lanzada por una comunidad local en la región central de Tailandia contra la construcción de una enorme planta de tratamiento de aguas residuales. A finales de 1990, el Banco Asiático de Desarrollo financió la construcción por parte del gobierno tailandés de una instalación a gran escala para el procesamiento de aguas residuales industriales, en una comunidad llamada Klong Dan, en la provincia de Samut Prakarn. Los proponentes del proyecto aducían que el vertido de la llamada agua tratada en la zona costera no provocaría daños ambientales. De hecho argumentaron que el proyecto podría mejorar el deteriorado entorno natural de Klong Dan.
La comunidad de Klong Dan tuvo que contrarrestar el argumento de los proponentes mostrando cuánta riqueza ecológica tenía el lugar. De hecho, los mangles crecían extensamente a lo largo de una red de “klong” (una palabra en tailandés para definir “canal”). Klong Dan también era bien conocido por su productivo cultivo de mejillones. No obstante, ni el Banco Asiático de Desarrollo ni el gobierno de Tailandia reconocían esto. La comunidad participó activamente en debates públicos y organizó una serie de fuertes protestas. El proyecto finalmente fue cancelado debido a escándalos de corrupción.
Curiosamente, a lo largo de su campaña, la comunidad Klong Dan ha denominado insistentemente al proyecto “Planta de gestión de aguas residuales Klong Dan”, en lugar de “Proyecto de gestión de aguas residuales Samut Prakarn", el nombre “oficial” del proyecto y al cual siempre se refieren los funcionarios del Banco Asiático de Desarrollo (así como las ONG internacionales que apoyaron la lucha de la comunidad). Es comprensible que la comunidad le haya puesto el nombre de Klong Dan, ya que la planta se encuentra físicamente allí. Pero para la comunidad local, ese nombre también hizo posible que “Klong Dan” representara mucho más que la ubicación. Para ellos, el nombre simbolizó todo el entorno, vida e historia que debían defender. Para la comunidad de Klong Dan, llamar al proyecto por su nombre “oficial” hubiera significado negar su identidad.
La segunda anécdota es de la cuenca del río Mun, en Esan. Mun es uno de los principales afluentes del Mekong. A principios de 1990, el Banco Mundial dio financiamiento a la Autoridad de Generación de Electricidad de Tailandia (EGAT) para construir una represa hidroeléctrica cerca de la confluencia del río Mun y el curso del Mekong. El proyecto fue llamado represa de Pak Mun (“pak” significa “boca” en tailandés). Científicos, ONGs ambientalistas y la comunidad local advirtieron que la represa obstaculizaría la migración de peces y dañaría irreversiblemente la ecología del río Mun. La comunidad, cuyo sustento depende en gran medida del medio ambiente, se opuso al proyecto.
Lamentablemente, la protesta de la comunidad local no logró detener el proyecto. Los rápidos a lo largo del río Mun, que eran importantes zonas de alimentación y desove de los peces migratorios, fueron dinamitados para dar paso al proyecto. Después de eso, los autores escucharon y leyeron testimonios de los aldeanos de Pak Mun, quienes dijeron que habían oído el llanto de los rápidos cuando los estaban haciendo estallar. Esto podría haber sido la forma metafórica en que la comunidad se refería al ruido de la explosión. No obstante, es posible también que la comunidad percibiera la vida de los rápidos y realmente los oyera llorar. O tal vez, los rápidos efectivamente lloraron.
La misma sensibilidad para con la vida de todo el entorno se refleja también en las siguientes líneas de “lumlong”, una canción compuesta recientemente en el tradicional estilo de Esan por un artista local. (7) Esta canción describe animales, plantas y otras pequeñas criaturas que viven en el río Seaw - un afluente del río Mun - que hablan de las penurias que les ha traído el vertido de la industria de la sal en el río. (8)
... Una rana le dijo a su amigo, un caracol, “Afortunado de tí, que naciste con una cáscara dura que te permite tolerar el agua salada. Mírame a mí, sufriendo penosamente porque mi piel ha enfermado”. El caracol respondió: “No puedo soportarlo más. Es muy triste dejar a mis queridos amigos del río Seaw, pero no tengo otra opción. Está tan salado que nos mata a todos”.
Un molusco también se quejó, “No puedo vivir en un agua tan salada como ésta. Mi amigo, un cangrejo de agua dulce, tiene caparazón y es más fuerte que yo.” Un camarón de agua dulce, habló, “¿Por qué huele tan mal el río? Tiene una salinidad que nos envenena. Quizás sólo un pez tilapia pueda sobrevivir” ... Pequeñas voces que hablan en voz alta de la contaminación del río por el vertido de las fábricas productoras de sal ...
Historias, identidad y resistencia
En la cuenca del Mekong, donde los medios de vida y sustento de las personas están profundamente arraigados en el mundo natural de los ríos y los bosques, han surgido numerosas leyendas, cuentos y narraciones que giran en torno a la naturaleza y que se transmiten de generación en generación. Estas historias han jugado un papel importante en la protección de la naturaleza, evitando la sobre-explotación de los recursos naturales. Los cuentos tradicionales, las leyendas y otras historias populares de la región revelan cómo las comunidades locales han tratado de dar sentido al paisaje del Mekong. Estas historias pueden ayudar a formar su identidad como miembro de la comunidad y a identificarse con el ambiente. A través de las historias, las comunidades buscan formas de adaptarse y/o resistir los cambios que están ocurriendo en la cuenca del río Mekong.
El año pasado, los autores, junto con un equipo de investigadores, recopilaron más de 100 historias de cinco zonas rurales de Camboya, Laos y Tailandia, en diferentes idiomas. Estas historias abarcan una amplia gama de temas, incluida la historia y la genealogía de la comunidad, las tradiciones y las costumbres y los conocimientos sobre plantas y hierbas. Algunas describen el origen de los nombres de lugares, creencias espirituales y medios de sustento. Las historias revelan claramente la diversidad lingüística, cultural y étnica, así como complejas configuraciones naturales de la cuenca del río Mekong. Las historias, los árboles, los ríos, los espíritus y la tierra de los pueblos pueden ser valorados como “bienes comunes” de los cuales dependen las comunidades para su supervivencia. Para los foráneos, estas historias pueden abrir una ventana a través de la cual mirar las vivencias de las comunidades con la región del Mekong. Para quienes enfrentan desafíos similares en otros lugares, las historias populares del Mekong pueden ser una fuente de inspiración para fortalecer sus propias luchas.
Bampen Chaiyarak, Eco-Culture Study Group, wunjunre@gmail.com
Toshiyuki Doi, Mekong Watch, toshi-doi@mtd.biglobe.ne.jp
(1) Pikadon. In Their Words… Recollections of Hiroshima & Nagasaki. https://1945neveragain.wordpress.com/pikadon/ Última visita el 7 de julio de 2016.
(2) Binard, Arthur. 2013. American poet Arthur Binard calls idea of A-bombs dropped to end the war “mistaken”. Hiroshima Peace Media Center. http://www.hiroshimapeacemedia.jp/mediacenter/article.php?story=20131119092846177_en Última visita el 7 de julio de 2016.
(3) Por más historias populares, ver Doi, Toshiyuki. (ed.) 2015. Plants, animals, salt and spirits: How people live with and talk about the environment in rural Cambodia, Laos and Thailand. Tokyo: Mekong Watch. http://www.mekongwatch.org/PDF/Booklet_PeopleStory.pdf Last viewed 7 July 2016.
(4) La historia fue contada por Thawon Manosin, en el subdistrito de Huay Sam Phad, distrito de Prajak Silapakhom, provincia de Udonthani, el 9 de noviembre de 2014. Ver Doi (2015), pp. 100-107. Ilustraciones de Amarit Muadthong.
(5) King Naga or Phaya Naga es una criatura mítica con figura similar a una serpiente. La población local cree que el Rey Naga vive en el río Mekong y gobierna el mundo subterráneo.
(6) La historia fue contada por Thongsin Thonkannya de la aldea Tha Yiam, subdistrito de Wang Luang, distrito de Selaphum, provincia de Roiet, el 25 de octubre de 2014. Ver Doi (2015), pp. 91-99. Ilustraciones de Worajak Maneewong.
(7) Boonyung Kannong. 2006. Creatures talk about salinity in the Seaw river. Manuscrito en tailandés.
(8) En la década de 1980, ocurrió una crisis de salinidad en Esan. La comunidad local protestó y logró que el gabinete tailandés emitiera una orden para detener la industria de sal en la cuenca del río Saew. Pero la industria se trasladó a otras provincias de Esan. El problema no solamente sigue sin resolverse sino que se ha esparcido por todo Esan.