En setiembre pasado, Canadá llegó a un controvertido acuerdo para "comprar" oxígeno de Honduras en el marco de un canje de "deuda por naturaleza" y de los Mecanismos de Desarrollo Limpio establecidos en el Protocolo de Kyoto. CIDA (Agencia Candiense de Desarrollo Internacional) "perdonará" alrededor de U$S 680.000 de la deuda de Honduras con Canadá, que alcanza a los U$S 11 millones. A cambio, se establecerá una denominada oficina de implementación conjunta en Honduras, con el objetivo de promover las plantaciones de árboles y de monitorear los programas de conservación de los bosques en dicho país. Canadá habrá de beneficiarse con la obtención de créditos por "reducir" las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
Como ha sucedido en otros casos similares, desde que se lanzó la idea de los bosques y las plantaciones forestales como sumideros de carbono -siendo considerara ésta una posible forma de mitigar el calentamiento global- la poderosa mano de la industria está detrás del proyecto. En efecto, esto permite a un país emisor de grandes cantidades de CO2 -como es el caso de Canadá- evitar implementar medidas reales tanto para la reducción de las emisiones de carbono en la fuente, como para la conservación de sus propios bosques. Tales medidas serían seguramente resistidas por la industria canadiense, que emite enormes volúmenes de CO2 a la atmósfera, así como por las compañías madereras, responsables de la deforestación en numerosas regiones del territorio de Canadá. La desaparición del bosque boreal en Quebec a lo largo de este siglo es un buen (mal) ejemplo de la forma en que éstas actúan.
En Honduras la idea fue entusiastamente anunciada por la Ministra de Medio Ambiente Xiomara Gómez, según la cual es ésta una buena oportunidad para obtener recursos de los países desarrollados con destino a la protección de los bosques. Honduras está también expectante de que Estados Unidos y Alemania lleguen a similares acuerdos sobre "venta de oxígeno". No obstante, las autoridades hondureñas no han mostrado el mismo entusiasmo en proteger los bosques del país contra la tala ilegal, ni en combatir la corrupción a nivel de la administración forestal (ver Boletín 27 del WRM)
Por atractivos que puedan parecer, este tipo de proyectos no contribuyen a dar una efectiva solución al problema del calentamiento global. Aparte del hecho de que es muy dudoso de que las plantaciones forestales realmente absorban y almacenen carbono (ver artículo en esta sección), el mercado de emisiones de carbono es una idea que lanzaron los país del Norte -verdaderos responsables del cambio climático- para eludir los necesarios cambios en el actual insustentable modelo de producción y consumo. Honduras, presionada por sus necesidades, ha sido elegida como basurero para el carbono del Norte . . . a cambio de unas monedas.
Fuente:Christian Science Monitor, 23/9/99;