La Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica se encuentra reunida por quinta vez en Nairobi, Kenia (del 15 al 26 de mayo), para trabajar sobre una serie de temas, entre los cuales se destaca la biodiversidad forestal. Más allá de la importancia de esta convención y de lo abierta que ha estado a la participación de la sociedad civil -comparada con otros procesos internacionales- es importante subrayar que no parece estar teniendo un impacto real sobre la conservación de la biodiversidad, no por causa de sus propias fallas, sino en virtud de actores y procesos más allá de su esfera de acción. Hay una serie de razones que explican lo anterior, entre las cuales deseamos destacar las siguientes:
- La falta de voluntad política para implementar compromisos asumidos a nivel internacional. Desde la Cumbre de la Tierra de 1992 los delegados de los gobiernos han estado participando activamente en numerosos procesos sobre temáticas sociales y ambientales y suscribiendo alegremente todo tipo de acuerdos. Con notables excepciones, los delegados han regresado a sus respectivos países y los gobiernos han hecho poco y nada para implementar esos compromisos. En el caso del Panel Intergubernamental de Bosques y sus Propuestas para la Acción, una investigación liderada por ONGs y OPIs ha confirmado esta falta de implementación de las propuestas en un gran número de países que participaron del proceso (ver: http://www.forestpolicy.org/ )
La falta de coordinación entre diferentes procesos internacionales, que aparecen como separados entre si por un abismo, que solamente parece ser percibido por las organizaciones de la sociedad civil. Tal es la situación, por ejemplo, en lo que respecta al Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que vé a los árboles como sumideros y reservorios de carbono y no como la base de la conservación de la biodiversidad forestal. Con tal cortedad de miras muchos negociadores en el tema clima suscribirían alegremente la plantación de millones de hectáreas de monocultivos forestales como una "solución" para contrarrestar el efecto invernadero, en tanto la mayoría de los negociadores en el tema biodiversidad verían esto como el peor enfoque que puede adoptarse.
- El predominio de políticas a nivel nacional y global orientadas a beneficiar los intereses de las corporaciones transnacionales, para las cuales la conservación de la biodiversidad es bien un obstáculo para lograr ganancias (por ejemplo, en el sector de la pulpa y el papel) o algo a ser robado y patentado (por ejemplo, en los sectores de la biotecnología y farmacéutico). Las poblaciones locales -los verdaderos conservacionistas- se interponen en su camino y se transforman así en víctimas del despojo y la destrucción de la naturaleza por parte de las transnacionales.
- La predominancia de un enfoque de mercado, en el que la biodiversidad carece de valor a menos que sea acompañada por una etiqueta con un precio y a menos que ese precio sea igual o mayor al de otras posibles actividades rentables.
- El divorcio entre producción y conservación de la biodiversidad. La mayor parte de las personas que trabajan en la Convención de Biodiversidad estarían plenamente de acuerdo en que las áreas protegidas son algo útil, pero que éstas no podrán cumplir su objetivo si terminan siendo meras islas en un mar de destrucción de la biodiversidad. No obstante, las políticas a nivel nacional parecen ir en esa dirección, al convertir paisajes enteros en mares de monocultivos agrícolas y forestales, pensando al mismo tiempo que puede lograrse la conservación de la biodiversidad preservando algunas áreas representativas.
A nivel de los procesos gubernamentales internacionales vinculados con el ambiente, la Convención de Biodiversidad puede y debe tomar la iniciativa para asegurar que la conservación de la diversidad biológica sea adecuadamente abordada en los demás procesos. Esperamos que esta Conferencia de las Partes llegue a acuerdos positivos en relación con la biodiversidad en general y con la de los bosques en particular. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que viene sucediendo en otros procesos internacionales relacionados con el ambiente -y su falta de implementación- es necesario que quienes están preocupados por la conservación de la biodiversidad sigan trabajando activamente, tanto dentro como fuera de estos procesos, a fin de generar suficiente presión como para asegurar que la actual tendencia mercantilista, que conduce al desastre, cambie de rumbo y se oriente en una dirección diferente y de signo positivo.