El anuncio por parte del Primer Ministro de Papua Nueva Guinea (PNG) Mekere Morauta en diciembre de 1999 de su intención de imponer una moratoria sobre nuevas operaciones de tala y de extensiones a las vigentes y de reexaminar las concesiones existentes, fue recibido de manera entusiasta por ONGs ambientalistas nacionales e internacionales, así como por pequeños operadores locales de aserraderos, quienes consideran que cualquier nueva concesión de tala a gran escala debería ser detenida en un país que ya ha perdido más de un 10% de sus bosques por esta actividad depredadora (ver boletín 30 del WRM).
Sin embargo, la iniciativa del Primer Ministro está enfrentando diversos tipos de dificultades. Por un lado como se esperaba, las dominantes empresas madereras exportadoras extranjeras han mantenido silencio respecto a la moratoria. El Foro Eco-Forestal de PNG -una asociación de organizaciones ambientales, sociales y académicas enfocadas en promover el manejo ecológico de los bosques y en apoyar el desarrollo de la pequeña industria del aserrío en el país- ha recientemente declarado que "ya es hora de que las compañías madereras públicamente apoyen la revisión del gobierno".
Por otro lado, hay una presión significativa incrementándose en varias partes del país para que se concedan exenciones a la anunciada moratoria. Empresarios madereros, algunas veces en colusión con las autoridades locales, están o tratando de presionar al gobierno, o simplemente llevando a cabo una política de "hechos consumados" para evitar la veda. Por ejemplo, en la provincia de Madang, testigos oculares han informado sobre la presencia de un gran número de nuevas máquinas pertenecientes a la empresa Heaco en la playa en Bogia, listas para iniciar las operaciones de tala. Esta compañía ni siquiera tiene los permisos forestales necesarios para operar en PNG.
Algunos proyectos de desarrollo forestal y agrícola asociados con desmontes para abrir caminos de penetración, constituyen otra amenaza a la moratoria. En la provincia Occidental, un conflicto ha surgido entre la Autoridad Forestal de PNG y la empresa maderera Concorde Pacific, que está buscando la extensión del camino Kiunga Aeanbak a las tierras altas del sur. Al lado de la bahía Collingwood, en la provincia de Oro, la Calypso Development Co. pretende talar, plantar arroz y criar ganado en el área. También hay un proyecto pendiente de plantación de palma aceitera en el área Tauri-Lakekamau de las provincias del Golfo y Morobe, el cual cuenta con el apoyo del gobierno provincial.
El Foro Eco-Forestal ha expresado su determinación en apoyar la iniciativa del gobierno a detener la tala a gran escala, dado que "la moratoria y el reexamen de las licencias existentes permitirán a PNG cambiar de rumbo hacia una industria forestal que brinde los máximos beneficios sociales, económicos y ambientales". Esto definitivamente hace sentido y debería ser el enfoque usual en países ricos en bosques tales como PNG.
Fuente: Glenn Barry, 11/2/2000;