La tala indiscriminada ha sido la principal causa del deterioro del bosque tropical húmedo de Papua Nueva Guinea, fenómeno que el gobierno ha sido incapaz de frenar a pesar de una anunciada moratoria sobre las actividades de las empresas madereras. Desgraciadamente, no es ésta la única actividad que afecta las selvas de ese país. La minería también está provocando importantes impactos a nivel local. Por ejemplo las operaciones de Freeport-Río Tinto en la cuenca del río Ajkwa ha provocado severos efectos sobre el ambiente y el nivel de mercurio en dicho curso de agua aumentó cuatro veces por encima del nivel permitido. Las comunidades locales se oponen fuertemente a este tipo de actividades, así como a los intentos de Freeport de sobornarlos con proyectos de "desarrollo" (ver Boletín 7 del WRM).
Recientemente fue denunciado un nuevo caso de contaminación debido a la minería. La responsable es la empresa australiana Dome Resources. En marzo pasado una caja conteniendo 150 kgs de bolitas de cianuro de sodio cayó accidentalmente de un helicóptero propiedad de la compañía, que estaba volando de Port Moresby a la mina de Tolukuma, y terminó en lo profundo de la selva. Si bien la compañía trató de minimizar los potenciales efectos del accidente al anunciar que el 70% de las bolitas ya se habían recuperado, resulta claro que el impacto del aporte de cianuro a la red hidrográfica ha sido muy importante. El Profesor Kirpal Singh de la Universidad de Papua Nueva Guinea advirtió que el cianuro estropea completamente el agua potable, inutilizándola para el consumo y para la vida acuática. Incluso se teme que las comunidades que habitan cerca del lugar del accidente puedan beber del agua envenenada. La totalidad del área de selva será afectada por la presencia de altas concentraciones de este metal pesado en el agua y el suelo.
Dome Resources ha argumentado que es ésta la primera vez que sucede un accidente de este tipo en Papua Nueva Guinea. Sin embargo, un análisis del agua llevado a cabo el año pasado siete kilómetros aguas abajo de la mina de Tolukuma reveló la existencia de altos niveles de metales tóxicos, como cobre, plomo, zinc, mercurio y plata. Estos niveles resultaron ser significativos incluso a 20 kilómetros de distancia de la mina. Geoff Evans, director del Instituto de Política Minera, con sede en Sidney, manifestó claramente que las prácticas de Dome son inaceptables de acuerdo con los estándares australianos. Parece ser que esta empresa nunca oyó hablar del principio de precaución.
Es éste un caso más de abuso debido a las actividades de una poderosa empresa extranjera en un país del Sur, que vé las inversiones extranjeras con buenos ojos pero que, al mismo tiempo, se vé en dificultades para ejercer un efectivo control sobre el uso y la conservación de los bosques y del agua. Mientras tanto, son las comunidades locales las que siguen sufriendo las consecuencias de este tipo de prácticas.
Artículo basado en información obtenida de: Drillbits & Tailings, Tomo 5, Número 5, 31/3/ 2000.