Plantaciones industriales de monocultivos de árboles: ¡Que las voces de la resistencia se escuchen más fuerte!

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Manifestación contra la multinacional Arauco, en Argentina. Foto: Productores Independientes de Piray.

El Día Internacional de Lucha contra las Plantaciones de Monocultivos de Árboles, el 21 de septiembre, da cuenta del coraje y la fuerza detrás de los procesos de resistencia contra las plantaciones industriales. Compartamos las historias de resistencia y exigimos colectivamente el fin de la expansión de esta devastadora industria.

“Resulta indudable que las plantaciones industriales a gran escala benefician a la industria internacional de la pulpa y el papel, a través de un abastecimiento seguro y estable de materia prima. También posibilitan que los grandes conglomerados que las plantan logren periódicamente ganancias muy elevadas. Sin embargo, no están diseñadas para beneficiar a los países del Sur, ni a su gente o a su ambiente. Aunque normalmente destruyen más empleos que los que generan, dependen sin embargo de subsidios extraídos de amplios sectores de la población para generar sus ganancias. No ayudan a la conservación de tierras, bosques, pasturas o recursos hídricos, sino que explotan implacablemente las ventajas naturales locales.

Si bien las raíces de los árboles de las plantaciones pueden estar dentro del territorio nacional, es muy poco probable que lo estén las raíces de tales empresas”.

Este texto no fue escrito recientemente. Fue publicado hace casi 15 años por Ricardo Carrere. (1) Ricardo fue coordinador del WRM desde 1996 hasta 2010.

Comenzamos este boletín con las palabras de Ricardo, no solo porque la actual devastación provocada por las plantaciones industriales de monocultivos es el foco de este número, sino también porque hace 10 años que Ricardo falleció. Su legado en la lucha contra las plantaciones industriales y sus enseñanzas siguen muy vivas.

Además de los daños y perjuicios causados ​​por las plantaciones industriales que Ricardo advierte en su texto, y que en todavía están presentes, las comunidades que viven dentro y alrededor de las plantaciones deben enfrentar también a los políticos, a las empresas de plantaciones y otras afines, así como a las ONG conservacionistas que con nuevas tácticas siguen tratando de que la industria parezca ‘sostenible’. Los argumentos siguen siendo tan perversos como hace 10 años. Por ejemplo, que los árboles (es decir, las plantaciones industriales) pueden salvar a la humanidad del caos climático. La plantación de árboles suele ser parte de los mecanismos de compensación, como REDD+ o las llamadas ‘soluciones basadas en la naturaleza’. Estas plantaciones permiten a los contaminadores afirmar que son ‘neutrales en carbono’ o que tienen ‘cero emisiones netas’.

Las empresas de plantaciones y sus inversionistas están expandiendo aún más sus ganancias al ingresar a nuevos mercados aparte del de la celulosa y el papel, como es el caso de la producción a base de madera de textiles, plásticos, cosméticos, productos farmacéuticos, pinturas, fertilizantes, resinas, energía y muchos otros. (2) Por ejemplo, durante las próximas negociaciones climáticas de la ONU, la Unión Europea presionará junto con el lobby de la industria de las plantaciones para permitir que la biomasa (la conversión de árboles en pellets de madera y su combustión para la producción de electricidad) se considere ‘sostenible’ y que emite ‘cero emisiones’. Por otro lado, el mayor productor de celulosa del mundo, Suzano Papel e Cellulose, ha entrado en una nueva asociación con la empresa Spinnova para construir en Finlandia la primera fábrica a escala comercial de producción de fibras en base a madera. Califican esto como fibra ‘sostenible’.

En realidad, el modelo de plantación a gran escala no se puede desvincular de las historias de colonialismo, capitalismo, patriarcado y racismo. Este modelo intensivo y violento se basa en gran medida en crímenes. Crímenes como el robo de tierras y de medios de vida, la criminalización ilegal, agresión y acoso sexual, violaciones de los derechos humanos, opresión de la mujer, explotación laboral, devastación ambiental y contaminación. Quienes están detrás de la imposición violenta de este modelo en el Sur a menudo han tratado de borrar los pasados ​​y presentes violentos de sus actividades con una propaganda que suene atractiva. Sin embargo, las afirmaciones de ‘sustentable’, ‘cero emisiones netas’ o ‘carbono neutral’ esconden innumerables historias de despojos y opresiones que han generado y sostenido ganancias para unos pocos. Historias que en gran medida han sido silenciadas y marginadas por la fuerza del dinero y del poder.

Pero estas historias también conllevan otro conjunto de historias poderosas y fuertes; historias de resistencia de las comunidades. Sus luchas contra los monocultivos industriales de árboles son luchas por sus tierras y bosques, sus comunidades y sus espacios de vida nutridos con sus propias historias, conocimientos y entendimientos.

Desde 2004, el 21 de septiembre marca el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles. Es un día para que las comunidades, los movimientos, organizaciones y redes aplaudan el coraje y la fuerza detrás de cada lucha de resistencia. Los invitamos a reconocer las innumerables historias de resistencia y a unirse a su reclamo de poner fin a la expansión de estas devastadoras plantaciones industriales de árboles.

¡Subamos el volumen de las voces de resistencia contra las plantaciones industriales de árboles!

(1) El papel del Sur. Plantaciones forestales en la estrategia papelera internacional
(2) WRM, ¿Qué hay de malo en plantar árboles? El nuevo impulso para expandir las plantaciones industriales de árboles en el Sur Global, 2020