Además de sus conocidas operaciones petroleras, la compañía Shell también está involucrada en una actividad menos difundida: la plantación de árboles. La compañía ha plantado, por si sola o en asociación con empresas o estados, casi 150.000 hectáreas principalmente de árboles de eucalipto y pino en Argentina (10.000), Chile (36.000), República del Congo (42.000), Nueva Zelanda (23.000), Paraguay (8.000) y Uruguay (28.000).
En la República del Congo (Brazzaville), la compañía Shell posee el 90% de las acciones de la compañía Eucalyptus du Congo (ECO-SA), mientras que el gobierno posee el 10% restante. Sus plantaciones están establecidas en tierras de propiedad del estado cerca de la ciudad costera y puerto de Pointe Noire. Las plantaciones se componen de clones de híbridos de eucalipto (Eucalyptus alba x Eucalyptus urophylla y Eucalyptus tereticornis x Eucalyptus grandis). El mercado principal para estas plantaciones clonales es la industria de la celulosa, y cada año se exportan casi medio millón de metros cúbicos de troncos sin procesar a Noruega, Francia, Italia, España, Portugal y Marruecos para la producción de pulpa y papel.
Como es habitual en este tipo de plantaciones, la creación de empleos por la compañía es escasa: apenas 400 puestos de trabajo. Eso significa que, contando sólo el área plantada y no la totalidad del área cubierta por la plantación, se requieren 105 hectáreas para crear un sólo puesto de trabajo. Pero actualmente las cosas han empeorado todavía más. El mes pasado, la administración de la compañía decidió detener el corte y venta de madera de eucalipto debido a una baja del precio internacional, que se debe, según se alega, a la superproducción de este tipo de madera. Como también es habitual, el costo será pagado por los trabajadores. Según el gerente de la compañía, el Sr. Perrin, la cantidad de trabajadores se reducirá “hasta que el precio de la madera vuelva a alcanzar un nivel correcto”. En otras palabras, “el mercado” decidirá la suerte de los trabajadores.
Este es uno de los numerosos ejemplos de lo inadecuado del modelo de plantación de monocultivos a gran escala como medio para la mejora de las formas de subsistencia de las comunidades locales. En este caso, la compañía, con el apoyo y la participación del gobierno, se apropió de más de 50.000 hectáreas de tierra para una actividad que produce muy pocos puestos de trabajo y que genera ingresos de exportación muy bajos porque exporta troncos sin procesar. Cuando el precio internacional es alto, la compañía genera ganancias que nunca llegan hasta los trabajadores y las comunidades locales. Cuando el precio es bajo, los trabajadores son despedidos.
Esta situación muestra otro ejemplo más de la estrategia de la industria de la celulosa y el papel para asegurar el suministro barato y constante de materia prima: promover la plantación de eucalipto a gran escala en países que pueden producir grandes cantidades de madera barata. Esto implica que los árboles deben crecer rápido, que la mano de obra y la tierra deben ser baratas y que los controles ambientales deben ser poco exigentes. Indudablemente, estos requisitos de la industria de la pulpa y el papel se cumplen en la República de Congo. Pero también se cumplen en muchos otros países, a los que se alienta a través de distintos mecanismos a dedicar grandes zonas de su territorio a la plantación de árboles. El resultado es una competencia mundial por vender el mismo producto, lo que hace que el precio baje, para beneficio de los actores principales de la industria y el comercio mundiales.
Artículo basado en información obtenida de: Panafrican News Agency (Dakar), 12 de abril de 2001.