República Democrática del Congo: comenzó la invasión de la palma aceitera

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Nacida a la independencia en 1960, la República Democrática del Congo ha vivido desde entonces en medio de contiendas. Su antiguo gobernante colonial, Bélgica, así como EEUU, la Unión Europea e instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial han sido actores ocultos y partes interesadas clave en un drama donde la rivalidad étnica atrapó la atención del mundo escondiendo al mismo tiempo las luchas económicas por las riquezas de un país que llegó a ser el mayor exportador mundial de cobalto y el cuarto exportador de diamantes y figuró entre los primeros diez productores mundiales de uranio, cobre, manganeso y estaño.

La guerra civil que asoló el país entre 1998 y 2002, seguida hasta ahora de combates renovados, en gran medida tuvo por fin asegurar los intereses sobre los diamantes, el oro, el coltan, el cobalto, el marfil y la madera. En esta guerra estuvieron implicados no solamente nueve de los Estados vecinos del Congo sino también varios países occidentales, prestando apoyo a los rebeldes o al gobierno.

Una compleja red de empresas occidentales con intereses directos e indirectos en la región han intentado controlar los recursos naturales del país: Anglo American, American Mineral Fields, Barclays Bank y De Beers del Reino Unido; Texaf, George Forrest International, Petrofina y Union Minière de Bélgica; Tenke Mining Company de Canadá; Bayer A.G. de Alemania; America Mineral Fields, Cabot Corporation y Brown & Root (filial de Halliburton) de EEUU, por nombrar unas pocas.

La guerra, emprendida y armada por intereses comerciales extranjeros, se hizo al costo de la empobrecida población local. Dejó en el país 3,8 millones de víctimas.

Los pueblos de los bosques como los Mbuti, Sua, Aka, Efe, Ituri, Batwa, Luba, Mongo, Azande, Bangi, Ngale, Rundi, Teke, Boa, Chokwe, Lugbara, y Banda han vivido en estas tierras desde tiempos antiguos. No se los consultó cuando los poderes coloniales se apropiaron de sus territorios, ni durante el neocolonialismo cuando actores similares se quedaron con el poder. El madereo industrial, la agroindustria y los proyectos de conservación no solamente no les han traído beneficios sino que implicaron el desalojo de comunidades que viven o dependen de los bosques. Se calcula que seis millones de personas ya han sido desplazadas en el país, donde unos 40 millones de personas de un total de 62,6 millones dependen del bosque para sobrevivir. Ya han muerto millones, sobre todo de hambre y enfermedades. Viven en medio de las mercancías que más se valoran comercialmente en el mundo, pero se han convertido en meras víctimas y sujetos de la ayuda humanitaria.

Aunque los combates continuaron en algunas partes del país, el Congo tiene ahora un presidente electo, Joseph Kabila, confirmado por las elecciones generales de 2006. Según un informe reciente de BBC News “Kabila ha contado con el claro apoyo de gobiernos occidentales como EEUU y Francia, aliados regionales como Sudáfrica y Angola y empresarios y magnates mineros que bajo su gobierno firmaron multimillonarios contratos en dólares”.

La reciente aparición de China como rival serio en la contienda por obtener las ganancias derivadas de los altos precios de los bienes de consumo ha cambiado las cosas en forma radical. Según un informe de John Farmer y Ann Talbot, “China se estableció en el Congo aportando US$ 8.000 millones para proyectos de infraestructura y operaciones mineras. Este acuerdo permitirá a las empresas chinas controlar varias minas de cobre y cobalto importantes. Desde que se anunció la inversión china, todos los gobiernos que temen que sus intereses en el Congo puedan verse perjudicados han estado haciéndole la corte al presidente Kabila”.

La mesa está servida. Todavía quedan millones de hectáreas de valiosos bosques tropicales, que irónicamente se salvaron de la devastación a causa de la guerra, prontos para ser saqueados. En estrecho vínculo con el madereo industrial, también se proyecta usar zonas de bosques para establecer monocultivos de palma aceitera que alimenten el floreciente mercado de los agrocombustibles para los automóviles estadounidenses y europeos así como para la insaciable demanda china de aceite de palma.

A pesar de los innumerables testimonios que pueden encontrarse en Colombia, Camerún, Indonesia, Ecuador y muchos otros países sobre los impactos de los monocultivos de palma aceitera en gran escala y la forma en que privan a las comunidades de su sustento, el discurso oficial sigue diciendo que son buenas. Por ejemplo, el Dr Schmidhuber, economista de la ONU, dijo que la República Democrática del Congo podría dedicar millones de hectáreas a las materias primas para la producción de agrocombustibles, incluida la palma aceitera. Ignorando el modo en cómo se da el proceso en todos los demás lugares, dice también que las inquietudes ambientales no serían tanto problema en la RDC puesto que hay grandes superficies de tierras cultivables fuera de las zonas de bosque tropical. Tal argumento no solamente ignora la presencia de personas que viven en estas zonas o dependen de ellas sino que es completamente erróneo.  El motivo es simple: lo que hace a las plantaciones de palma aceitera realmente lucrativas es poder ganar acceso a las zonas de bosque, talarlo, vender la madera y luego plantar la palma aceitera con las ganancias resultantes.

El proceso destructivo ya ha comenzado. En octubre de 2007 una empresa china firmó un contrato de miles de millones de dólares para establecer más de tres millones de hectáreas de plantaciones de palma aceitera en el país. La invasión empezó y los bosques, salvados de la destrucción por la guerra, ahora se destruirán en paz.

Artículo basado en información de:

“Further war threatens in Congo as rivalry for resources intensifies”, John Farmer y Ann Talbot, 22 de enero de 2008, (http://www.wsws.org/articles/2008/jan2008/cong-j22.shtml);

“DR Congo has great potential for biofuels says U.N. official”, mongabay.com, 9 de enero de 2008, http://news.mongabay.com/2008/0109-congo.html;

“Country profile: Democratic Republic of Congo”, BBC, (http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/africa/country_profiles/1076399.stm);

The World Guide, New Internationalist/Instituto del Tercer Mundo, 2001/2002, pp.179-181.