El verdor, la tierra mojada y las fuentes de agua pura dan una impresión de virginidad a quien allí llega. La oscuridad en el bosque y el sonido de las aves e insectos crean un mundo diferente. Es posible percibir todo esto en Sinharaja, que es el bosque virgen más famoso de Sri Lanka. Alberga el número más alto de especies y las tasas más altas de endemismo de Sri Lanka. La Revisión Nacional de Conservación de los bosques naturales del país, llevada a cabo entre 1991 y 1996, registró 337 especies de plantas leñosas en las parcelas que fueron estudiadas. De estas especies, 192 (57%) son endémicas y 116 (34%) son especies amenazadas de extinción a nivel global. Por su importancia, la Reserva de la Biósfera de Sinharaja fue declarada Sitio de Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1989.
El bosque se extiende por un área total de aproximadamente 30.000 hectáreas a través de las provincias de Sabaragamuwa, Occidental y del Sur, de las cuales 9.000 hectáreas constituyen el área central. Hasta 1972 el área total del bosque se extendía por más de 50.000 hectáreas, pero desgraciadamente fue reducida por actividades de tala entre 1972 y 1977. Luego esta actividad fue detenida gracias a la labor de la Sociedad de Protección de la Naturaleza y la Fauna de Sri Lanka y de individuos preocupados por el tema. Desde entonces las áreas taladas se han regenerado con árboles gigantes y el bosque secundario es exhuberante.
Como tantos otros bosques del país, el bosque de Sinharaja también ha sido objeto de actividades destructivas. Miles de acres han sido desmontados para el cultivo de té desde la época colonial británica. Luego de la independencia, se aplicó una política de nacionalizaciones y estas tierras fueron tomadas por la Comisión de Reforma Agraria en 1974. El cultivo de té fue detenido, pero en 1999 nuevamente surgieron problemas debido a la entrega de 62 hectáreas de denso bosque contiguo a Sinharaja a ser destinadas al cultivo de té orgánico.
Los productos cultivados orgánicamente no son nuevos para los nativos de Sri Lanka, ni para la gente de muchos otros países tropicales. Estos están a disposición en los bosques y hasta en los jardines de las casas. Estos tipos de productos tienen gran demanda en el norte y el té es uno de ellos. La demanda extranjera de productos orgánicos puede tener efectos ambientales negativos en tierras intocadas en los países del sur. La amenaza a Sinharaja es otro caso de este tipo.
La empresa Plantaciones Orgánicas de Sinharaja Ltd (PVT) está lista para desmontar 62 hectáreas de tierras en la aldea de Sooriyakanda en el districto de Rathnapura, cerca de Sinharaja, para cultivar té orgánico, flores y verduras para el mercado internacional. Esta área contiene bosque virgen, bosque secundario y arbustos de cardamono y té como sotobosque. El cardamono es valioso como especie y como producto orgánico natural, el cual genera ingresos para 50 familias de la aldea de Ilumbakanda, que se encuentra cerca del lugar. Además, estos bosques ofrecen el servicio ambiental de generar agua para el río Delgoda Ganga, el cual es usado por la población de la aldea Ilumbakanda y otras aldeas aguas abajo.
Sin embargo, la Junta de Inversiones -una repartición gubernamental- ya ha aprobado el proyecto, incluso en ausencia de una Evaluación de Impacto Ambiental. Ya que este bosque está jugando un gran rol positivo en el ecosistema único de Sinharaja, el despejarlo sería provocar un serio impacto al Sitio de Patrimonio Mundial de Sinharaja, e implicaría la pérdida del sustento de los recogedores de cardamono.
Organizaciones de aldeanos, conjuntamente con grupos ambientales, se están oponiendo vehementemente a este proyecto. También se ha denunciado que un muy poderoso Ministro del Gabinete está apoyado el emprendimiento debido a su relación con el proponente del proyecto. Los defensores del bosque esperan que el Ministro en Jefe del Consejo Provincial de Sabaragamuwa desapruebe el proyecto. Al mismo tiempo, están urgiendo a la UNESCO y a otra gente preocupada por el tema a tomar acciones para la protección de este hábitat único en el mundo.
Por: Hemantha Withanage, Environmental Foundation, 22/2/2000.