Durante las negociaciones internacionales sobre el cambio climático (COP 6) en La Haya en noviembre del año pasado, el gobierno de Australia se alineó con EE.UU., Japón y Canadá, negándose a reducir las emisiones de carbono de su propio país. Cinco meses después, el mismo gobierno ha anunciado cinco proyectos cuyo propósito es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Como era previsible, los proyectos, financiados a través del Programa Internacional de Cooperación sobre el Efecto Invernadero (International Greenhouse Partnerships (IGP) Programme), no tienen por finalidad la reducción de las emisiones en Australia, sino que habrán de ser implementados en Perú, Fiji, Malasia y Vietnam.
El aludido programa IGP, que fuera lanzado en mayo de 1998 y se implementa desde el Ministerio de Industria, Ciencia y Recursos, se propone “reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de proyectos en el exterior”, que serán considerados en el futuro como proyectos de compensación de carbono bajo el Protocolo de Kioto.
Al anunciar los proyectos, Nick Minchin, ministro australiano de Industria, Ciencia y Recursos dijo que "no sólo los proyectos estarán abordando el cambio climático global mediante la reducción de gases de efecto invernadero, sino que además estarán ayudando a Australia a desarrollar su experiencia en materia de tecnologías limpias y verdes a través de proyectos serios y comercialmente viables".
Uno de los proyectos del Programa IGP consiste en el establecimiento de plantaciones de árboles de rápido crecimiento en Vietnam. Este proyecto, evaluado en U$S 242.000, será llevado adelante por CSIRO (Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth), conjuntamente con el Centro de Investigación para el Mejoramiento de Arboles Forestales de Vietnam. Según Minchin, CSIRO “aumentará la captura de carbono por parte de los bosques plantados [sic] en Vietnam a través del uso de material de plantación genéticamente mejorado”.
CSIRO suministrará las semillas de acacia y eucalipto --los árboles favoritos de la industria de la pulpa y el papel-- y establecerá cuatro viveros, cada uno de los cuales de cinco hectáreas de extensión, dos en la Provincia de Quang Tri en la zona central de Vietnam, y dos en la Provincia de Binh Thuan, al sur. Los plantines producidos en estos viveros serán instalados sobre una superficie de 8.250 hectáreas en varios sitios del país.
De acuerdo con estimaciones de la propia CSIRO, estas plantaciones absorberán “21.500 toneladas extra de CO2” de la atmósfera por año, comparadas con otras plantaciones forestales. Dicho cálculo se basa en un crecimiento volumétrico del 15%, que se espera obtener a partir de la semilla genéticamente mejorada. Sin embargo, investigaciones recientemente publicadas en las revistas “Nature” y “Science” indican que los bosques son mejores que las plantaciones en lo que respecta a la absorción de carbono (ver Boletín 39 del WRM). Aún así, la información que IGP ofrece al público no hace mención alguna de comparaciones entre la cantidad de carbono almacenado por un bosque y por una plantación.
CSIRO también participa en el desarrollo de modelos predictivos para “otras importantes especies para plantación” y considera que “tal conocimiento habrá de colaborar con el exitoso crecimiento de las plantaciones, permitiendo mayores rendimientos de los bosques [sic] plantados y una mayor absorción de carbono en el largo plazo”. Incluso asumiendo que las plantaciones puedan ser útiles en la absorción de dióxido de carbono, la lógica falla por su base, dado que un mayor crecimiento en las plantaciones no hará ninguna diferencia si los árboles son cortados a los cinco años para producir productos de corta vida tales como astillas de madera, celulosa y papel.
Entretanto, en otros lugares de Vietnam los inversores se están topando con dificultades para encontrar tierra suficiente para sus plantaciones. Por ejemplo, el proyecto de Quy Nhom, evaluado en U$S 14 millones y financiado con fondos japoneses, se propone instalar 13.000 hectáreas de acacia y eucalipto en la Provincia de Binh Dinh, con la finalidad de producir astillas de madera a ser exportadas a Japón. Hasta ahora, luego de siete años de aprobación del proyecto, la empresa solamente recibió alrededor de 8.000 hectáreas de tierras. “El problema de disponibilidad de tierras está aumentando los riesgos de los proyectos de plantaciones” manifestó a la publicación Vietnam Investment Review Hironobu Ohara, director del mencionado proyecto.
Según un artículo aparecido recientemente en el diario tailandés The Nation, el gobierno vietnamita exige que todo proyecto de secuestro de carbono a ser implementado en el país debe incluir un apoyo a las comunidades que resultarían afectadas por las plantaciones. La información puesta a disposición del público por el IGP en relación con el aludido proyecto no hace alusión alguna a este tema.
Cabe señalar que el 75% de los fondos de CSIRO provienen del gobierno de Australia, por lo que resulta explícito a quién debe su lealtad. Tal como lo expresa la propia organización: “las funciones primarias de CSIRO consisten en asistir a la industria australiana, contribuir con los objetivos nacionales del país y facilitar la aplicación de los resultados de la investigación”.
El mensaje resulta pues claro: el gobierno de Australia no negociará reducciones de las emisiones de carbono en su país, pero CSIRO ha de “asistir a la industria australiana” mediante la instalación de plantaciones de eucalipto y acacia en Vietnam . . . supuestamente para absorber dichas emisiones.
Más información sobre este proyecto debería estar disponible en el IGP y CSIRO.
Por: Chris Lang.