El 16 de marzo de 2010, Henrique de Souza Pereira de 24 años de edad, fue asesinado por un grupo de guardias de la empresa de “seguridad” privada contratada por Fibria, ex Aracruz Celulose y socia de Stora Enso en la compañía Veracel Celulose.
Los guardias alegaron que Henrique estaba robando madera en una zona de eucaliptos de la empresa y que había respondido “agresivamente” cuando le pidieron que se fuera. El padre de Henrique, Osvaldo Pereira Bezerra, estaba acompañando a su hijo y, durante el incidente, la fuerza de seguridad le fracturó un brazo. Henrique finalmente murió a causa de sus heridas ya que, luego de dispararle, los guardias abandonaron el lugar y volvieron con una ambulancia recién después de 40 minutos.
Como recuerda el comunicado de prensa del Foro Socio-Ambiental del Extremo Sur de Bahía y la Red Alerta contra el Desierto Verde, Henrique era “uno de los innumerables vecinos de las extensas áreas de eucaliptos que están tratando de sobrevivir, encerrados en pequeñas propiedades. Otro asesinato ocurrió en 2007 cuando Antônio Joaquim dos Santos, geraizeiro [habitante tradicional de la región del Cerrado], fue asesinado por los guardias de seguridad de V&M Florestal. Es importante mencionar que tanto V&M Florestal como Fibria, en el momento en que ocurrieron estos incidentes contaban con el certificado internacional FSC que afirma al consumidor que la producción proviene de un “manejo forestal socialmente beneficioso”.
La declaración agrega que “en el Extremo Sur de Bahía y en el norte de Espírito Santo, decenas de lugareños, trabajadores sin tierra y especialmente quilombolas [afro-brasileños] están siendo criminalizados y perseguidos, supuestamente por ‘robar’ madera a la empresa, en tierras que siempre pertenecieron colectivamente a estas comunidades y que siempre garantizaron su subsistencia. El 11 de noviembre de 2009, en la comunidad quilombola de São Domingos, el gobierno estatal de Espírito Santo llevó a cabo una acción policial con 130 efectivos armados con rifles y metralletas, con perros y caballos, arrestando a 39 quilombolas”.
La raíz del conflicto permanece sin resolver. Mientras las grandes empresas de plantación como Fibria continúan recibiendo apoyo e incluso fondos públicos de parte de las autoridades, para expandir sus concesiones de tierras y plantar monocultivos de eucaliptos – Fibria ocupa actualmente más de 1 millón de hectáreas en Brasil – la reforma agraria y la demarcación de tierras quilombolas, indígenas, campesinas y gerazeiras sigue siendo postergada.
Las preocupaciones expresadas en el comunicado de prensa son más que relevantes: “De cara a lo sucedido, uno podría preguntar: ¿qué es este desarrollo social y económico que destruye la vida de los habitantes del lugar, que ignora los derechos de las comunidades y destruye la esperanza de la gente? Es inaceptable que una empresa que utiliza semejantes métodos pueda obtener sellos de supuesta “sustentabilidad” como los del FSC y Cerflor, además de las muchas ‘clasificaciones de sustentabilidad’.”
Artículo basado en el comunicado de prensa “Fuerza de seguridad armada de Fibria (Aracruz) mata a un aldeano de Bahía”, Foro Socio-Ambiental del Extremo Sur de Bahía y Red Alerta contra el Desierto Verde, 23 de marzo, 2010.