Un nuevo negocio destructivo: créditos de carbono procedentes de plantaciones de árboles

Este editorial es parte del boletín especial "Plantaciones de árboles para el mercado de carbono: más injusticias para las comunidades y sus territorios"
Ver el boletín completo aquí.

 

Hace casi 24 años, el WRM publicó un documento titulado “El mercado de Carbono: sembrando más problemas”, que tenía como objetivo alertar sobre una nueva oportunidad de negocios para la industria de las plantaciones: la expansión de las plantaciones de árboles para generar créditos de carbono que permitieran a las empresas contaminantes afirmar que el daño climático causado por la quema continua de combustibles fósiles quedaba compensado. Esa primera ola de plantaciones destinadas a generar créditos de carbono fue motivada principalmente por el Protocolo de Kioto. Este acuerdo de las Naciones Unidas dio origen a mecanismos de compensación de carbono que ayudaron a los gobiernos y empresas del Norte a evitar la implementación de las medidas necesarias para detener el caos climático: poner fin a la extracción de petróleo, gas y carbón.

Dentro de los mecanismos del comercio de carbono del Protocolo de Kioto, el comercio de créditos de carbono procedentes de plantaciones de árboles continuó siendo limitado, en particular por el evidente absurdo de pagar a las empresas de plantaciones por un negocio ya muy rentable que estaba causando enormes daños ecológicos y socioeconómicos bien documentados, así como violaciones de derechos humanos.

La industria de las plantaciones y las ONG conservacionistas llevaron la idea de las “plantaciones de carbono” al llamado mercado voluntario de carbono. Siguieron promoviendo la plantación de árboles como una “solución” a la crisis climática, alegando que era imposible alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de la ONU de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C sin utilizar árboles para “eliminar” el carbono de la atmósfera. Esta falsa afirmación fue reiterada y difundida una y otra vez, de manera constante, hasta lograr que se iniciara una nueva ronda de iniciativas en materia de plantaciones de árboles para compensar las emisiones de carbono. Desde la adopción del Acuerdo de París de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en 2015 y, en particular, tras la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, celebrada en noviembre de 2021 en Glasgow (Escocia), las iniciativas de compensación de carbono que implican plantaciones de árboles se han multiplicado. Las promesas de las empresas de convertirse en productoras de emisiones “cero netas” han dado lugar a que proliferen proyectos de compensación de carbono en numerosos países del Sur global.

Como resultado, el número de proyectos de plantaciones para los mercados voluntarios de carbono ha aumentado más del doble en los últimos tres años. Estos proyectos no sólo crecieron en número sino también en escala. La mayoría de estos proyectos se están llevando a cabo en el Sur global, donde las empresas de plantaciones pueden obtener grandes extensiones de tierra, los árboles crecen rápidamente y hay muchas formas de evitar las reglamentaciones. Éste ha sido el patrón desde la época colonial: las empresas apuntan a las tierras en el Sur global para expandir sus negocios porque es donde pueden obtener las mayores ganancias explotando la tierra y a la gente.

A pesar de la enorme propaganda de la industria de las plantaciones y sus aliados para tratar de maquillar de verde su imagen, sus plantaciones industriales destruyen los medios de vida locales, acaparan vastas superficies de tierra, contaminan el agua e instalan la violencia. También es absurdo creer que las plantaciones de árboles puedan compensar el daño (climático) resultante de la quema de carbono fósil. Las plantaciones de árboles pueden almacenar carbono temporalmente, pero no pueden garantizar el almacenamiento durante los cientos de años que el carbono liberado por los depósitos subterráneos de petróleo, gas y carbón interferirá en el clima. Afirmar que las plantaciones de árboles pueden compensar las emisiones resultantes de la quema de combustibles fósiles solo beneficia a las empresas de plantaciones y al sector extractivo que puede continuar —e incluso aumentar— la extracción y el uso de carbono fósil.

Con este boletín el WRM quiere llamar la atención sobre esta nueva estrategia comercial que busca que la expansión de las plantaciones de árboles sea aún más rentable para la industria de las plantaciones. Los sucesivos artículos explican cómo y dónde se produce esta expansión, y quién se beneficia de este último avance de las empresas para imponer más plantaciones de árboles destructivas.

Una cosa está clara: las comunidades cuyos medios de vida dependen de sus territorios no se beneficiarán de que más plantaciones de árboles ocupen sus tierras.

Iniciativas internacionales, regionales y nacionales promueven plantaciones de árboles para el negocio del carbono

Este artículo es parte del boletín especial "Plantaciones de árboles para el mercado de carbono: más injusticias para las comunidades y sus territorios"
Ver el boletín completo aquí.

 

A nivel internacional, los lobbies empresariales y las principales ONG conservacionistas presionan a los Estados y en las negociaciones internacionales para que impulsen las plantaciones de árboles como mecanismo legítimo de compensación de las emisiones de carbono.

La Iniciativa de Mercados de Carbono de África

Un ejemplo es la Iniciativa de Mercados de Carbono de África (ACMI) lanzada en 2022 durante la Cumbre sobre el Clima de la ONU. La iniciativa tiene como objetivo acelerar el crecimiento de los mercados voluntarios de carbono de África, canalizando “miles de millones de financiación climática hacia África” y estableciendo los “créditos de carbono como uno de los principales productos de exportación de África”.(1)

En su hoja de ruta, ACMI señala a las plantaciones de árboles en tierras de cultivo y otros proyectos llamados “forestales y de uso de la tierra” como aquellos con mayor potencial para generar créditos de carbono. También identifica 10 países como los más relevantes para este tipo de proyectos: República Democrática del Congo, Madagascar, República del Congo, Angola, Zambia, Nigeria, Camerún, República Centroafricana, Mozambique y Sudán. La iniciativa también afirma que existe un “significativo potencial para aumentar la generación de créditos de carbono con los pequeños agricultores”, que actualmente viven y trabajan en alrededor del 80 por ciento de las tierras agrícolas de África.(2)

La ACMI está patrocinada por varias agencias donantes internacionales y organizaciones filantrópicas, y en su Comité Directivo tiene a ONGs de carácter empresarial, como Verra y Conservation International. Es digno de mención el hecho de que la iniciativa esté respaldada por análisis realizados por McKinsey, una firma consultora con sede en Estados Unidos y con intereses creados en la expansión de los mercados voluntarios de carbono en África.(3) La empresa también ha tenido gran influencia en la Cumbre Africana sobre el Clima, donde la compensación y la financiación de las emisiones de carbono también se han señalado como una dirección importante.(4)

Cientos de organizaciones de la sociedad civil africana han denunciado a los mercados de carbono como la nueva disputa por África y que ese tipo de agendas “positivas para el clima” han puesto los intereses occidentales en primer plano. Las organizaciones piden rechazar los planes de las empresas contaminadoras.(5)

La Plataforma Africana de Impacto Forestal

El sector financiero y las empresas de inversión son los principales impulsores de la actual expansión de las plantaciones de árboles en el Sur global para compensar las emisiones de carbono del Norte global. Un ejemplo son los 200 millones de dólares prometidos por Norfund de Noruega, Finnfund de Finlandia y la institución financiera británica British International Investment para la Plataforma Africana de Impacto Forestal (AFIP por su sigla en inglés, que en realidad es un fondo privado y no una plataforma), tras un compromiso asumido durante la COP 26 de ampliar el sector de la “silvicultura sostenible”.(6)

La AFIP fue lanzada por New Forests (que es diferente de la Compañía New Forests mencionada en ¿Cuáles son los principales tipos de proyectos de plantación de árboles en el negocio del carbono?, en este boletín). La entidad es el segundo gestor e inversor forestal del mundo, y es propiedad de los grupos financieros japoneses Mitsui y Nomura Holdings, muy relacionados con la industria de los combustibles fósiles.(7) El plan de “soluciones basadas en la naturaleza” de la AFIP es desarrollar plantaciones industriales de árboles destinadas a los mercados de carbono, garantizando así grandes cantidades de financiamiento de instituciones financieras de “desarrollo”. Como resultado, la AFIP compró recientemente Green Resources, como se menciona en ¿Cuáles son los principales tipos de proyectos..., en este boletín.

La iniciativa Trillion Trees (un billón de árboles)

Otro ejemplo es la idea de la iniciativa Trillion Trees, lanzada en 2018. Desde entonces ha sido respaldada por las élites económicas y políticas representadas por el Foro Económico Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y las principales ONG conservacionistas como WCS, WWF y BirdLife. La ingenua y peligrosa iniciativa de plantar árboles en masa como solución al caos climático encaja muy bien con los intereses de varias de las empresas y donantes multimillonarios más grandes del mundo, y los ha inspirado a sumarse.(8)

 


LAS PETROLERAS, AGRADECIDAS

Distracciones como Trillion Trees son muy efectivas para desviar la atención de la necesidad de frenar las emisiones de combustibles fósiles. Vale la pena recordar que poco después de que apareciera la idea de la iniciativa Trillion Trees, Eni y Shell (los dos mayores compradores de créditos de carbono en África (9) anunciaron que establecerían sus propias plantaciones de árboles para compensar sus emisiones. La empresa colombiana Ecopetrol se ha sumado a la campaña Trillion Trees, comprometiéndose a plantar 20 millones de árboles y compensar 2 millones de toneladas de carbono entre 2020 y 2030.


 

La propuesta ha generado importantes críticas dentro de la comunidad científica desde que fue lanzada como unas de las formas más efectivas de limitar el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, desviando la atención de la necesidad imperativa de reducir las emisiones de combustibles fósiles.(10) Sin embargo, estas críticas se ven eclipsadas por una amplia cobertura mediática favorable, resultado del apoyo financiero recaudado por los autores(11)de la idea engañosa de que “la forestación masiva y la industria maderera resultante pueden crear cientos de millones de empleos y riqueza en el Sur global”.(12) Con el crecimiento de los mercados de carbono, las iniciativas dentro de la ilusión del billón de árboles (1 trillion equivale a 1 billón) se asocian cada vez más a la compensación de carbono.(13) En 2023, más de un tercio de las empresas que prometieron plantar árboles en el marco de la campaña 1t.org lo hicieron para compensar emisiones.(14)

Iniciativa 20 x 20

La Iniciativa 20 X 20 se lleva a cabo en América Latina y el Caribe. Su objetivo es proteger y restaurar 20 millones de hectáreas. Abarca varios proyectos de plantaciones de árboles establecidos para generar créditos de carbono para el mercado voluntario. Pide “financiamiento para la restauración y conservación para lograr emisiones cero netas de carbono en toda la región”,(15) cuenta con el apoyo de gobiernos nacionales del Norte Global (donaciones de Alemania, Noruega y Luxemburgo), empresas como Cargill y Nestlé (a través de Nespresso), empresas del mercado de carbono como South Pole y Ecosecurities, entre otras. Una vez más, la ilusión del cero neto fomenta el movimiento en la dirección equivocada al fortalecer y beneficiarse de la idea engañosa de compensar las emisiones de combustibles fósiles plantando árboles.

Políticas nacionales

Numerosos gobiernos y legisladores nacionales han contribuido a promover las plantaciones de árboles como una forma de compensar las emisiones de carbono. Algunos de los ejemplos son:
En Nueva Zelanda, el plan estatal de comercio de derechos de emisión recompensa a los propietarios de tierras que inviertan en monocultivos de pinos. Esta es una pieza central de la hoja de ruta del gobierno dirigida a la reducción de emisiones. Ese apoyo gubernamental ha impulsado un fuerte aumento de dichos monocultivos; esto ha disuelto comunidades y causado enormes pérdidas sociales y culturales.(16)

El proyecto Proeza, de Paraguay, orienta la política institucional del Estado en materia forestal y se basa en la expansión de plantaciones industriales de eucalipto para cumplir con las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) del país.(17) Los proyectos han sido financiados por el Fondo Verde para el Clima y ejecutados a través del Fondo Arbaro, cuyas plantaciones han sido denunciadas por abusos y perjuicios a comunidades en los países sudamericanos y africanos donde opera.(18)

El parlamento de la India aprobó el proyecto de ley (enmienda) de conservación de bosques en 2023, que reduce las restricciones para el establecimiento de plantaciones de árboles en ciertos tipos de tierra. Esto podría desencadenar una expansión considerable de los proyectos de forestación y reforestación bajo el pretexto de plantar árboles para ayudar al país a alcanzar su objetivo de emisiones cero netas para 2070. Las estimaciones indican que India tendría que cambiar la forma en que casi el 60 por ciento de su tierra es utilizada para cumplir esos objetivos.(19)

Éstos son sólo algunos ejemplos de iniciativas de gobiernos nacionales que promueven y alientan las plantaciones industriales de árboles como una forma de alcanzar sus objetivos de compensación. A medida que crece el número de países con iniciativas para regular sus mercados nacionales de carbono, es de esperar que el número de políticas nacionales que van en esta dirección siga aumentando, especialmente en el Sur global

 

(1) Africa Carbon Markets Initiative, 2022. Roadmap Report by ACMI, pp. 8 and 25.
(2) Idem, p. 37.
(3) Power Shift Africa, 2023. The Africa Carbon Markets Initiative: a wolf in sheep’s clothing.
(4) REDD-Monitor, 2023. Africa Climate Summit: “It looks like a trade conference on carbon credits”.
(5) Real Africa Climate Summit, 2023. Over 500 civil society organisations issue an urgent call to reset the focus of the Africa Climate Summit.
(6) Reuters, 2022. Norfund, BII, Finnfund invest $200m in African forestry fund.
(7) The Oakland Institute, 2023. Green Colonialism 2.0: tree plantations and carbon offsets in Africa.
(8) REDD-Monitor, 2020. One trillion trees. A naive and dangerous distraction from the need to leave fossil fuels in the ground.
(9) Africa Carbon Markets Initiative, 2024. Carbon Markets in Africa (online), section 2.3 “Who are the key players in the VCM”.
(10) One of the main scientific articles supporting the idea (“The global tree restoration potential,” published in Science in 2019) does not even mention fossil fuel emissions as a problem. Later that same year, the magazine published four technical comments and three letters with criticism to the article, which can be accessed at Science, volume 366, issue 6463, 2019.
(11) REDD-Monitor, 2019. Remember the headlines: Tree planting is our “most effective climate change solution”?
(12) Trillion Tree Declaration, 2018. A trillion trees to fight the Climate Crisis.
(13) Examples include the carbon offset donation section of Trillion Trees Australia and the pledge by City Forest Credits.   
(14) Financial Times, 2023. The illusion of a trillion trees.
(15) Initiative 20x20, 2024. Members. https://initiative20x20.org/members
(16) The Guardian, 2023. New Zealand falls out of love with sheep farming as lucrative pine forests spread.
(17) Global Forest Coalition, 2023. “The Devil’s Totality”: Paraguay’s Struggle Against Agribusiness and Monoculture.
(18) WRM, 2022. Arbaro Fund: A Strategy to Expand Industrial Tree Plantations in the Global South.
(19) Dooley, K., et al., 2022. The Land Gap Report, p. 25. https://landgap.org/

Las contradicciones de la conservación: El territorio del pueblo Ka’apor, en la Amazonia brasileña

La porción oriental de la Amazonía en Brasil presenta las mayores tasas de deforestación y degradación de la selva en el país. No obstante, en ese vasto territorio aún se encuentran amplias áreas en buen estado de protección, que como corroboran estudios científicos en diversos lugares del planeta, suelen corresponder a territorios de Pueblos Indígenas y/o comunidades locales (1). Una de esas áreas es el territorio indígena Alto Turiaçu donde vive el pueblo Ka’apor, que se extiende por 530.524 hectáreas en el noroeste del Estado de Maranhão, distribuido en seis municipios. Allí se asienta una población de aproximadamente 2.600 personas, distribuidas en 20 comunidades. Este es el territorio indígena más grande de la Amazonia Oriental y, también, la porción de selva preservada más grande en esa región.

Del cuidado del territorio: ¿Quién enseña a quién?

El cuidado del bosque, llamado desde la academia y otros sectores sociales como conservación, está basado, entre otros, en valores y relaciones profundas con los territorios: valores culturales, de uso, espirituales y políticos. Sus conocimientos y prácticas tradiciones les han permitido, al mismo tiempo, hacer uso y cuidado del territorio. Se trata de saberes y conceptos que no son estáticos, sino que, por el contrario, evolucionan a la par que sus culturas y se adaptan y responden a las necesidades que van surgiendo. De esa manera, por ejemplo, el pueblo Ka´apor creó estrategias de monitoreo y auto-vigilancia.

Las amenazas externas a los Ka’apor no han sido pocas. A lo largo de los años se ha incrementado la invasión de su territorio, inclusive con funcionarios públicos involucrados en la agresión, arrendamiento, uso de documentos falsos para apropiación indebida del territorio indígena. Frente a ello, en 2012, una parte significativa de líderes y liderezas de las aldeas se unieron y comenzaron a realizar acciones de auto-vigilancia. Establecieron pequeñas comunidades en las entradas de los caminos usados por los madereros, que posteriormente denominaron áreas de protección o ka'a usak ha, en su lengua. Esta fue una de las experiencias exitosas que neutralizó la agresión e invasión de su territorio.

En septiembre de 2013 los indígenas crearon la primera área de protección en el municipio de Centro Novo do Maranhão, donde decidieron, en diciembre de ese mismo año, retomar un sistema de organización denominado Tuxa Ta Pame o Consejo de Gestión Ka'apor. “Es una forma de organización ancestral y colectiva del pueblo, que se remonta y hace referencia a los antigüos Tuxa o guerreros, los cuales dejaron marcas en la historia por haber luchado, entregado la vida, ser maestros de saberes y cultura, estrategas en la defensa del pueblo y la cultura”, explicaron miembros del Consejo en una entrevista con el WRM. En dicho sistema no hay mandatarios, jefes, caciques o poder, las decisiones no son centradas en un líder, pero sí en la colectividad, en los grupos y colectivos. “Todos son importantes y poseen un protagonismo en la defensa [del territorio]. Cuando se tiene una acción de autodefensa va el grupo, nadie dice que mandó, pero todos quienes se sintieron amenazados van al enfrentamiento”, señalaron.

También se estableció el Jupihu Katu Ha, acuerdo de convivencia Ka’apor, creado con la intención de contribuir a la unidad y ejercer la gobernanza colectiva y responsable. La organización creada en torno al Tuxa Ta Pame está fundamentada en decisiones consensuadas, horizontales y participativas.

Es necesario destacar la relevancia que entrañan esas decisiones en términos de autonomía y soberanía. Las formas de gobierno y organización propias e inclusivas, distanciadas de modelos como el de las democracias representativas, dan cabida a las voces y participación de los diferentes sectores su pueblo. Un ejemplo de ello es la guardia de autodefensa Ka’apor, constituida por las familias, las mujeres, los ancianos, los niños, incluso los animales domésticos. Todos poseen una responsabilidad y una tarea para ser llevada a cabo. Es decir, el territorio es pensado, vivido, disfrutado, apropiado y defendido por todas y todos.

Con el tiempo y el incremento de las agresiones y amenazas, las acciones de defensa territorial fueron expandiéndose. Se implementaron nuevas formas de protección con auto-vigilancia instaladas y se llevó a cabo el mapeo participativo de los ecosistemas bioculturales Ka'apor. Inclusive han adoptado e implementado el sistema de agroflorestas sintrópicas, un sistema agrícola y productivo creado hace pocas décadas que imita a la selva en su organización, sobre todo para reducir los insumos externos, acumular y disponer la energía.  Todo ello a la par de acciones solidarias en materia de educación y salud.

Sin embargo, a medida que aumentaron las acciones de auto-vigilancia, aumentaron las agresiones y asesinatos, hechos en los que se encuentran involucrados madereros, hacendados, cazadores, comerciantes y políticos locales. En los últimos diez años, más de 50 personas han sido agredidas, dos comunidades han sido invadidas y hubo cerca de 15 asesinatos.

A pesar de todo ello, la selva que cuidan los Ka’apor permanece casi intacta. Recientemente, actores ajenos y desconocedores de dicho territorio han llegado supuestamente para enseñar a este pueblo como hacer lo que por siglos ha venido haciendo, proteger su territorio, esta vez bajo la modalidad de un proyecto REDD. Esto nos remite a las siguientes preguntas: ¿quién tendría que aprender de relación con la selva y cómo cuidar de ella? ¿Han venido realmente con la intención de cuidarla?

Llegada de la propuesta REDD y los impactos anticipados

A comienzos de 2023, las empresa Wildlife Works y la ONG Forest Trends, ambas de Estados Unidos, arribaron al territorio con la propuesta de implementar un proyecto REDD (Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación) para generar y vender créditos de carbono. Llegaron a través de indígenas del Estado de Pará.

En el territorio existe otra organización, la Asociación Ka’apor Ta Hury del Río Gurupi, que tiene la figura de un cacique, con quien la empresa y la ONG han establecido mayor comunicación. Esta asociación, que no representa a la totalidad del pueblo indígena, dice estar de acuerdo con el proyecto, el cual plantean podría mejorar su calidad de vida y proporcionar recursos para complementar las actividades de protección. Al momento, existe un memorando de entendimiento firmado. Este documento es denunciado por el Tuxa Ta Pame porque ni la empresa ni la ONG les escucharon en el proceso que llevó a la firma.

Tal como sucede en muchos otros territorios alrededor del planeta, donde se concentran las selvas mejor protegidas, éstas son objeto de disputa para proyectos de créditos de carbono forestal y Pueblos Indígenas y comunidades locales sufren los impactos, con solo el arribo del anuncio, en especial las disputas y divisiones internas.

Los miembros del pueblo en desacuerdo con la propuesta se oponen porque el proyecto REDD mercantiliza su modo de vida e incrementa los conflictos internos. Esto lo conocen de primera mano, pues ya sufrieron una experiencia similar con un proyecto de comercialización de madera seca que tuvo lugar entre los años 2006 y 2013. En ese caso se sintieron engañados por el propio Estado, el gobierno federal e inclusive la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), actores que les involucraron en el proyecto de comercialización, que terminó dejando disputas, muerte y sufrimiento, lo cual no quieren repetir de nuevo (2). Infortunadamente, la presencia de los actores externos y su propuesta de proyecto ya ha generado conflictos y profundizado divisiones entre el pueblo Ka’apor.

Debido al tenor de la situación, ya se ha hecho una denuncia ante Ministerio Público Federal (MPF), entidad que ha expresado que cualquier proceso que envuelva la consulta previa requiere dialogar con los dos grupos y el consenso debe llegar a buen término para ambos. (3).

Al consultar a Beto Borges, representante de Forest Trends, cuál sería la posición de la ONG en caso de no obtenerse el consenso al interior del pueblo Ka’apor, afirmó que el proyecto no debería continuar, lo que da cuenta de la relevancia del consenso en una decisión de esta trascendencia. Ahora bien, la respuesta del representante de Wildlife Works, Lider Sucre, difiere ampliamente, ya que no da relevancia al consenso. En lugar de ello, enfatiza en la decisión del colectivo: “Nunca habrá unanimidad absoluta. En un proceso comunitario siempre hay diferentes puntos de vista. Al final del proceso, acataremos la decisión del colectivo, ya sea a favor o en contra” (4). Lo anterior remite inmediatamente a la pregunta de ¿qué entiende el directivo como decisión del colectivo?, pues ya existe una decisión de una parte del colectivo, la cual rechaza el proyecto.

Como suele ser el modus operandi de estas organizaciones, Forest Trends y Wildlife Works han empezado a difundir información parcializada sobre REDD, al mismo tiempo que hay informaciones muy relevantes que no fueron socializadas. Por ejemplo, no se ha informado sobre las irregularidades, denuncias e impactos de otros proyectos REDD en los que Wildlife Works participa en República Democrática del Congo y Camboya (5). Mucho menos se le ha mencionado al pueblo Ka’apor las denuncias recientes de uno de los proyectos de tipo REDD que implementó Wildlife Works en Kenya.

En noviembre de 2023 el periódico The Guardian (6) publicó un reportaje basado en la investigación realizada por la Comisión de Derechos Humanos de Kenya y la ONG SOMO (7), la cual da cuenta de la denuncia contra funcionarios de la empresa Wildlife Works en el proyecto Kasigau, en Kenya. Altos cargos han sido acusados recientemente de abuso y asedio sexual, cometidos durante más de una década. Hombres vinculados a la empresa se valían de su posición para exigir sexo a cambio de ascensos y mejores tratos. La investigación llevada a cabo por una firma de abogados keniana halló pruebas de "comportamiento profundamente inapropiado y perjudicial" por parte de dos personas.

El propio presidente de Wildlife Works, Mike Korchinsky, pidió disculpas por el dolor causado y reportó que tres personas fueron suspendidas, enfatizando que no se trata de un problema generalizado. A ese respecto, es preciso subrayar que, frente a estas, y otras, violaciones de derechos, en el marco de este tipo de proyectos (8), suele escucharse que se trata de casos aislados, cuando la reiteración de los hechos a lo largo del tiempo hace pensar en un carácter sistemático.

El problema fundamental detrás de estas gravísimas situaciones es que los proyectos REDD se fomentan y promocionan como una intervención exclusivamente positiva para las comunidades y los territorios, sin mencionarlos el historial de impactos negativos. Es decir, se oculta información esencial -completa, veraz e imparcial- a las personas que se enfrentan a la toma de una decisión sobre un proyecto en su territorio.

¿Cuál ha sido la respuesta del Tuxa Ta Pame del pueblo Ka’apor?

Al identificar la amenaza, el Tuxa Ta Pame determinó que era necesario buscar mayor información que permitiese entender de manera integral de que se trata el mecanismo REDD, cómo funciona, en qué está basado y cuáles serían las implicaciones para la población y el territorio.

Después de iniciar su propio proceso de investigación, los actores externos llegaron para entregar una explicación simplista y parcializada sobre lo que es REDD y la generación de bonos de carbono para financiar el proyecto, del cual se afirma que empezaría a dar beneficios con solo firmar las listas de asistencia a las reuniones. Pero miembros del pueblo Ka’apor vienen investigando, buscando otros puntos de vista y sobre todo conociendo la experiencia de otros pueblos con una posición definida al respecto. De esta forma ha llegado a sus propias conclusiones.

El consejo Tuxa Ta Pame y las comunidades organizadas en torno a éste entienden a REDD como “un mecanismo capitalista para camuflar y mantener el mundo contaminado y a los territorios amenazados en su autonomía. Porque transfiere responsabilidad del poder público al poder privado. Porque divide opiniones, monetiza los bienes naturales. Siempre defendemos el territorio porque creemos que él es nuestra vida. Nunca necesitamos recibir dinero para vivir y proteger la selva” (9).

En base a esta definición de REDD, decidieron llevar el tema al interior de sus procesos escolares y formativos, los cuales tienen lugar en tres núcleos de formación que orientan cinco centros de cultura y educación comunitaria Ka’apor. El tema pasó a ser parte del contenido de las actividades escolares y formativas, para lo cual elaboraron cartillas de conocimientos bilingües. Al finalizar el 2023 llevaban siete meses realizando actividades de formación que llevaron a la iniciativa de crear un protocolo autónomo comunitario Ka’apor, ahora en construcción.

¿Qué se requiere entonces para que la selva siga existiendo?

Garantizar condiciones para la permanencia del pueblo Ka’apor en su territorio, de manera segura y adecuada, lo que implica, entre otras cosas, respetar las formas propias de organización política, toma de decisiones y gestión de su territorio y medios de vida. Debe subrayarse, nuevamente, que los proyectos tipo REDD,  a menudo causan conflictos e impactos sin ni siquiera estar aprobados o en ejecución, generalmente se establecen en áreas con buen estado de protección de sus ecosistemas, como es el caso del Alto Turiaçu. Esas condiciones las ha garantizado el pueblo Ka’apor, basado en sus conocimientos, prácticas y relación con el territorio, sin necesidad de proyectos externos o mecanismos de mercado que condicionen u ordenen lo que debe ser hecho, según lo que indican quienes promueven tales proyectos y mecanismos.

Artículo elaborado por el Secretariado del WRM con base en entrevista realizada con miembros del Consejo de Gestión Ka’apor Tuxa Ta Pame.

 

(1) Porter-Bolland L. et al, 2012. Land use, cover change, deforestation, protected areas, community forestry, tenure rights, tropical forests. Forest ecology and management. Vol 268:6-17
(2) Video: Intercept Brasil, Empresa americana alimenta conflito indígena para lucrar com reparação ambiental, 2023.
(3) Article: Intercept Brasil, Empresa americana alimenta conflito indígena para lucrar com reparação ambiental, 2023.
(4) Idem 3
​(5) REDD-Minus: the rethoric and reality of the Mai-N´dombe  REDD+ Programme, 2020; Fortress conservation in Wildlife Alliance’s Southern Cardamom REDD+ Project: Evictions, violence, and burning people’s homes. “We’re proud of our work. The forest, the wildlife, you come to feel they’re yours”. 2021.
(6) The Guardian, Allegations of extensive sexual abuse at Kenyan offsetting project used by Shell and Netflix, November 2023.
(7) SOMO, Offsetting human rights. Sexual abuse and harassment at the Kasigau Corridor REDD+ Project in Kenya, November 2023.
(8) WRM, 15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto, abril 2022.
(9) Entrevista a miembros del Consejo de Gestión Ka’apor Tuxa Ta Pame.