Las lecciones simples no son necesariamente fáciles de aprender.
Por ejemplo: el petróleo es un recurso limitado y no renovable. (1)
El petróleo y los conflictos parecen ser mellizos en el mundo de hoy. Cuando se piensa en el petróleo, en general lo que viene a la mente es “progreso y desarrollo”. De este modo, se habla de “aceitar” la rueda del progreso. Sin embargo, lo que vemos y experimentamos hoy en día es que el petróleo lubrica los engranajes del conflicto. Y tal es precisamente el caso en los yacimientos petrolíferos de África.
La crisis de la que somos testigos requiere ser considerada en términos políticos y económicos como una importante empresa con fines de lucro. Entenderlo desde este punto de vista es crucial para comprender por qué estamos empantanados en un problema insoluble, y para lograr quizás construir puentes que nos permitan salir del paso.
El atractivo del petróleo barato ha hecho que las torres petrolíferas perforen sin descanso el alma de África, desestabilizando a los gobiernos y dividiendo a las comunidades. El petróleo es barato principalmente porque, en gran parte del mundo tropical, su extracción se realiza prestando escasa atención a los costos ambientales. Así, los pobres continúan subsidiando los costos del petróleo crudo con las pérdidas que sufren en servicios ambientales, calidad de vida y degradación extrema del medio ambiente. Esto tiene como consecuencia el surgimiento de conflictos permanentes, ya que grupos de oportunistas y bandas de delincuentes encuentran espacios para sacar provecho financiero del sistema.
El fin del petróleo del mundo
Finalmente, el mundo ha despertado a la realidad del cambio climático. La dureza de algunos fenómenos climáticos anormales ha mostrado que ni siquiera los países más desarrollados pueden resistirlos totalmente. Cada vez hay más inundaciones, huracanes, tornados, sequías e incendios arrasadores de enormes proporciones. Ante estos eventos, los ciudadanos del mundo están viviendo un aumento de la incidencia de enfermedades, pobreza, pérdidas e indecibles penurias. Y como la crisis climática se manifiesta a su vez en la disminución del acceso a los recursos, también los conflictos están aumentando. África es la más vulnerable y la más duramente afectada.
Se piensa en general que la producción de petróleo pronto llegará a un pico, que coincidirá con el momento en que el mundo haya consumido más de la mitad de todas las reservas actualmente comprobadas (2). Algunos expertos calculan que Nigeria alcanzó su propio pico de producción dos años atrás. Este país ya está diciendo que su producción puede aumentar de los actuales 2,5 millones de barriles diarios a 5,2 millones para el año 2030, con el fin de satisfacer la demanda de EE.UU., dado que el acceso al crudo de Oriente Medio podría tornarse más complicado. Se informó recientemente que a comienzos de 2007 Nigeria se había convertido en el tercer proveedor de petróleo crudo de los Estados Unidos, después de Canadá y México (3). Para subrayar su importancia estratégica, EE.UU. está instalando un comando militar en el Golfo de Guinea (el Africa Command o AFRICOM), posiblemente para asegurar que nada perturbe el flujo de petróleo desde la región.
El sueño nigeriano sólo se realizaría si los descubrimientos geológicos estuvieran errados ya que, según los cálculos, su petróleo se agotará en menos de 30 años si la producción se mantiene al ritmo actual. Además, la escalada de conflictos ha provocado una fuerte caída de la producción a raíz de la proliferación de grupos armados en la zona. El poder del petróleo para generar conflictos está aumentando también en el continente, ya que Camerún y Nigeria se disputan la soberanía sobre Bakassi, una zona pantanosa rica en petróleo ubicada en el extremo sudeste de Nigeria. La sentencia de la Corte Internacional de Justicia a favor de Camerún no parece haber resuelto la crisis en esos lejanos parajes.
En su desesperación por encontrar petróleo crudo, las naciones están tomando iniciativas audaces e innovadoras. Recientemente supimos que Rusia reclamó la propiedad del Polo Norte plantando una bandera en el lecho marino de aquel lugar, ¡a 4,2 km bajo la superficie! (4). La bandera que se planta para reclamar la propiedad de un territorio es el emblema de una victoria obtenida por las armas. Quizás no tardemos en oír que, como Estados Unidos plantó una bandera en la luna en 1969, es el dueño de ese cuerpo celeste.
El petróleo y los conflictos son hermanos siameses. Cuesta creer en la casualidad de que se encuentre petróleo justamente donde hay conflicto. Consideremos por ejemplo la región sudanesa de Darfur. Si bien las culpables de la expoliación ambiental suelen ser las empresas transnacionales del Norte, en Sudán la culpable es Sinopec, la empresa petrolera estatal china. En 1999, al tiempo que se embarcaban los primeros barriles de petróleo crudo desde Sudán, comenzaba la guerra entre las fuerzas del gobierno y las del Ejército Popular de Liberación. Cuando dirigimos nuestra mirada al Oriente Medio, vemos la cruda realidad de las guerras que se entablan para ganar dinero, incautarse de los recursos y controlarlos.
Sacando provecho de las crisis: los aspectos económicos de la guerra
El camino del desarrollo del petróleo está sembrado de cadáveres y empapado en sangre humana en todo el mundo. Lo que está sucediendo en Nigeria es un ejemplo evidente. El caso de Angola sigue fresco en la memoria. En su nuevo libro, Naomi Klein ha descrito claramente el tema de la rentabilidad de los desastres. Ella sostiene que “Con la escasez de recursos y el cambio climático generando una sucesión constante y creciente de nuevos desastres, la respuesta a las emergencias se ha convertido en un mercado demasiado tentador como para dejárselo a las organizaciones sin fines de lucro: ¿por qué dejar que UNICEF reconstruya escuelas cuando lo puede hacer Bechtel, una de las mayores empresas de ingeniería de los Estados Unidos?” Y también pregunta: “¿Por qué desplegar las Fuerzas de Paz de la ONU en Darfur, cuando hay empresas privadas de seguridad, como Blackwater, que están buscando nuevos clientes?” (5)
Debería ser aleccionador que, precisamente en el momento en que los yacimientos petrolíferos se han transformado en semilleros de conflictos e insurgencias, las empresas petroleras estén obteniendo ganancias récord. También disfrutan de este auge los involucrados en el comercio de armas, en la destrucción/reconstrucción, en los ejércitos privados y cosas similares. Durante el mes de octubre de 2006, cuando se registraron las mayores pérdidas de civiles iraquíes (3.709), un analista de mercado declaró que la ganancia trimestral de Halliburton había sido “superior a lo esperado”. Para el último trimestre de 2006, esta empresa había registrado un ingreso de 20.000 millones de dólares, sólo gracias a la guerra de Iraq.
Las comunidades empantanadas en petróleo
Un activista (6) sostuvo que el gobierno nigeriano es una víctima del “capitalismo catástrofe” y que el nuevo gobierno está atrapado en la telaraña de poderosas bandas dedicadas al negocio de los secuestros y raptos de trabajadores y de hijos y familiares de los políticos. En una palabra, mientras el gobierno y las empresas petroleras se benefician con la crisis de los yacimientos petrolíferos, obteniendo enormes ganancias y los llamados beneficios excepcionales, ambos son igualmente vulnerables. Se enfrentan al problema del acceso a los yacimientos petrolíferos; con el tiempo, ni siquiera las instalaciones de alta mar serán realmente seguras. Esto ocurrirá tarde o temprano, a menos que se tomen las medidas necesarias para dejar de centrarse en las ganancias a corto plazo y trabajar por la seguridad del medio ambiente, los medios de vida y sustento y el derecho de la gente a vivir de una manera que permita su desarrollo. (7)
Las instalaciones submarinas y de alta mar, por su parte, conllevan riesgos financieros especiales, además de los físicos. Las actividades off-shore se están intensificando en el Golfo de Guinea: Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Ecuatorial, Angola y algunos recién llegados como Ghana y Sierra Leona. Lo que vuelve tan atractivas las perforaciones y plataformas submarinas es la sensación de seguridad que dan, y el hecho de que no sea necesario rendir cuentas a la “comunidad anfitriona”, ya que nadie puede vigilar fácilmente sus actividades en alta mar. Un ataque reciente a una instalación de la Bonga Floating Production Storage and Offloading (FSPO), a 75 kilómetros de la costa, supuestamente realizado por militantes del Delta del Níger, hizo ver que la seguridad no era más que un sueño. (8) Tal vez la seguridad máxima se consiga con el desembarco de tropas norteamericanas en una de las naciones que abarca su AFRICOM. Es importante señalar que este comando comenzará a funcionar de lleno como un comando unificado en octubre de 2008. (9)
Luego del ataque al World Trade Centre el 11 de setiembre de 2001, la política de los Estados Unidos de América respecto al África se ha basado en gran medida en el petróleo y el terrorismo. (10) Se considera que EE.UU. está estableciendo lazos militares más fuertes con algunos de sus protegidos neoliberales, como Nigeria, Sudáfrica y Mozambique; que está intentando debilitar a la OPEP haciendo que sus aliados abandonen dicho cartel, y esto lo logra, como dijo un operador de la industria, logrando el desgajamiento de algunos países. Ya en 2002, la política del Presidente Bush respecto a África se caracterizaba por “fortalecer a los militares y extraer petróleo.” (11)
Alrededor del 42% del crudo de Nigeria se exporta a EE.UU. Con esto y los prodigiosos yacimientos del resto del Golfo de Guinea, cerca del 25% de las necesidades de crudo de dicho país quedarán cubiertas desde ahora hasta el 2015. Estados Unidos ya sugirió que el Golfo de Guinea es un espacio sin gobierno, dejando clara su intención de encargarse de gobernarlo a través de bases militares y bajo la bandera del AFRICOM. La región es de vital importancia para proveerse de una materia prima tan fundamental, a medida que se vuelve demasiado caro manipular otras regiones, como el Oriente Medio. África es la gentil dama que acepta que la violen sin quejarse. Pero ¿por cuánto tiempo más?
El AFRICOM, como comando establecido solamente para enfocarse en África, va más allá de la mera reorganización militar pero, sobre todo, está preparando el camino para otros cambios que ponen las soluciones militares por encima de la diplomacia. El Departamento de Defensa, por ejemplo, asumirá funciones que antes eran desempeñadas por organismos civiles. Tales funciones incluirán la construcción de escuelas y la perforación de pozos. El comando busca proteger los recursos petrolíferos para asegurar el aprovisionamiento de EE.UU. y contrarrestar las incursiones de China en la región. Según la organización resistAFRICOM, está “planeado para satisfacer los intereses especiales inmediatos de los Estados Unidos sin tomar en cuenta lo que eso implica para la gente de África.” (12)
En un informe sobre políticas, el foro transAfrica describe el AFRICOM como “la más reciente interación de un programa de política exterior fallido, basada en la explotación de los recursos naturales y la expansión de la Guerra Mundial contra el Terrorismo”. (13) El organismo describe la política exterior de EE.UU. en África “como una política que pone unilateralmente los intereses de las empresas y del gobierno de EE.UU. por encima del desarrollo africano.”
Las empresas petroleras parecen haberse dividido el continente africano en concesiones y terrenos para su explotación y destrucción. La usurpación de África está generando la rápida expansión de las actividades petrolíferas en África Oriental y Meridional. Mientras la fiebre del gas y del petróleo ataca a los magnates de Tanzania, Mozambique, Madagascar, Chad, Mauritania, Etiopía, Eritrea, Somalia, etc., a las comunidades locales nunca se les pone al tanto de lo que les está por pasar.
Un buen ejemplo es el Gasoducto de África Occidental (WAGP), que ya está funcionando. Desde el comienzo del proyecto las comunidades se quejaron de que ni siquiera se habían respetado las reglas ambientales del Banco Mundial. Recién ahora el Banco Mundial admite este grave error. Según los informes, “Ante una solicitud presentada por algunas comunidades de Nigeria, que reclaman que el proyecto WAGP tiene impactos negativos sobre su seguridad, sus medios de vida y el medio ambiente, el Banco designó un panel de inspección… el miércoles, el panel encabezado por el Sr. Warner Kiene informó al Consejo de administración mundial que el banco no había respetado sus políticas y procedimientos en materia de evaluación ambiental, supervisión del proyecto y reasentamiento involuntario, causando un perjuicio irreparable a los medios de vida de las comunidades.” (14)
Como ya fuera señalado, las empresas petroleras son las grandes beneficiarias, y hasta podríamos decir que las instigadoras, de la crisis asociada a esta industria. El aumento de la conciencia mundial sobre el agotamiento del petróleo y el cambio climático, el precio récord del petróleo como consecuencia de los conflictos en Nigeria e Irak y los disturbios en Turquía, Pakistán, Irán, etc., podrían tener un efecto bastante desestabilizador. La formación de empresas conjuntas se hace favoreciendo increíblemente a las compañías, no sólo en términos financieros sino también en cuanto a la responsabilidad y la obligación de rendir cuentas respecto al medio ambiente y las comunidades. Los nigerianos se quejan del gran despilfarro que representa la quema de gas natural practicada por las empresas, pero el gobierno es cómplice de este crimen atroz. Quince millones de dólares de gas se queman a diario, inyectando en el aire enormes cantidades de gas de efecto invernadero y de sustancias tóxicas. No hay un soplo de aire fresco en los alrededores de estas llamaradas. Causan asma, bronquitis, cáncer y trastornos sanguíneos. También derraman lluvia ácida sobre el suelo, la vegetación, los edificios y la gente. (15)
Las comunidades petroleras se llevan la peor parte
Se dice habitualmente que los recursos con los que cuenta Nigeria son su maldición, pero esto puede no ser cierto; nuestros recursos son una bendición más que una maldición. La riqueza de recursos no tiene por qué impedir el desarrollo. Sin embargo, podemos convenir en que la competencia por la riqueza sí trastorna nuestra habilidad colectiva para resolver los conflictos en los que estamos inmersos. Y esto sucede básicamente a causa de la privatización de los fondos públicos generados a través de la explotación de esos recursos de propiedad pública.
La situación de crisis es más bien el resultado de la interacción de una red de factores interrelacionados, y no el resultado de un solo determinante. Como lo explica un analista, “La atención suele concentrarse en los actores locales (las élites públicas o políticas, las milicias o los jefes militares y las burocracias débiles e ineptas) sin tener mayormente en cuenta el papel de los actores externos y transnacionales, y la falta de transparencia que disimula el alcance de su participación en estos conflictos.” (16)
Hoy en día, las comunidades de África están haciendo preguntas. Quieren saber por qué hay que seguir extrayendo petróleo en su país, cuando tanto el proceso como el recurso envenenan sus tierras, sus aguas y su atmósfera. Quieren saber por qué deben vivir en medio de derrames de petróleo, de llamaradas de gas y de los trastornos económicos y sociales que la industria deja a su paso. Quieren saber por qué deben permanecer en silencio ante la grave deforestación causada por la industria petrolera. Están pidiendo que el petróleo crudo quede en la tierra a la que pertenece.
Por Nnimmo BASSEY,
Environmental Rights Action, correo electrónico: nnimmo@eraction.org, http://www.eraction.org/
(1) Floegel, Mark, Half a Tank: The Impending Arrival of Peak Oil (Washington: Multinational Monitor, enero-febrero de 2007) p. 15.
(2) Multinational Monitor, The End of Oil (editorial), (Washington, número de enero/febrero de 2007), p. 6. Este número del Multinational Monitor muestra, entre otros, que “El control corporativo de las políticas y los recursos energéticos, principalmente en los Estados Unidos, el país que consume más energía que cualquier otro, es el mayor obstáculo para detener y, con optimismo, revertir la carrera precipitada del mundo hacia el desastre.”
(3) Akande, Laolu, Nigeria is third largest oil exporter to U.S., (Lagos: The Guardian, 13 de junio de 2007). http://www.guardiannewsngr.com/news/article02.
(4) BBC: Russia plants flag under N Pole, http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/6927395.stm.
(5) Klein, Naomi, The Shock Doctrine, (Londres: Penguin Books, 2007) p. 15.
(6) En una conversación privada con el escritor.
(7) Como se establece en el artículo 24 de la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos.
(8) Ver: http://www.vanguardngr.com/index.php?option=com_content&task=view&id=11187&Itemid=0.
(9) US Africa Command Reaches Initial Operating Capability, Comunicado de Prensa 08-001, 1 de octubre de 2007. Ver: http://www.africom.mil/.
(10) Feller, John, ed., Power Trip- U.S. Unilateralism and Global Strategy After September 11, Seven Stories Press, Nueva York, 2003, p.149.
(11) Montague, Dena. Africa: The New Oil and Military Frontier, Arms Trade Resource Center Update, 20 de setiembre de 2002.
(12) Por más información sobre este y otros temas relacionados, ver http://www.resistafricom.org.
(13) Ver transAfrica Policy Brief, AFRICOM: The “Freedom Agenda” on the African Continent, junio de 2008, www.transafricaforum.org.
(14) World Bank tackles effects of W’Africa gas project, The Guardian, Lagos, 8 de agosto de 2008, disponible en http://www.guardiannewsngr.com/news/article05//indexn2_html?pdate=080808&ptitle=World%20Bank%20tackles%20effects%20of%20W’Africa%20gas%20project.
(15) Conant, Jeff y Fadem, Pam. Community Guide to Environmental Health, Hesperian Foundation 2008.
(16) Obi, Cyril, Oil and Development in Africa: Some Lessons from the Oil Factor in Nigeria for the Sudan (Copenhague: DISS Report 2008:8: Oil Development in Africa: Lessons for Sudan after the Comprehensive Peace Agreement, editado por Luke Patey, 2007) p.14.