Camboya: pobladores locales defienden sus árboles de resina

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La extracción de resina de los árboles tiene una larga historia en el sudeste asiático. La práctica tradicional implica hacer un orificio en la base del tronco y usar fuego para estimular un flujo continuo. La resina de Camboya se comercia en toda Indochina y hacia otras partes del sudeste de Asia y China.

En casi todas las áreas de Camboya que todavía tienen bosques, los pobladores obtienen su ingreso familiar de la recolección de resina. Esas áreas de bosques están sujetas a sistemas de manejo comunitario altamente desarrollados. Los pobladores poseen árboles de resina en forma privada; si un árbol ya está perforado, generalmente nadie más recolecta resina de ese árbol. Se puede recolectar resina de un árbol determinado durante muchos años, y los árboles de resina se transmiten a los hijos en el momento del matrimonio. El bosque se divide efectivamente en parcelas administradas por familias individuales.

Debido al valor de la recolección de resina como fuente de ingreso para las comunidades locales, los recolectores de resina juegan un rol activo en la protección del bosque. Los propietarios de árboles de resina protegen sus árboles y también el bosque que los rodea y no permiten que nadie tale el bosque o lo convierta en tierra de cultivo.

Tanto la ley forestal actual de Camboya como un proyecto de ley forestal que está siendo revisado por la Asamblea Nacional, prohiben el corte de árboles que hayan sido perforados por pobladores para recolectar resina. Pero muchos concesionarios, a través de sus subcontratistas (y a veces de unidades militares) violan esa y otras leyes y reglamentaciones forestales. Se talan árboles de resina, o se presiona a los pobladores para que los vendan.

Actualmente hay pobladores en muchas zonas que desean el reconocimiento oficial de sus bosques de resina. Son estos pobladores los que están comenzando a jugar un rol crítico en el control y aplicación de las leyes y reglamentaciones forestales en áreas remotas.

En febrero de 2001, viendo que la Pheapimex Fuchan Concession Company estaba cortando sus árboles de resina, 17 habitantes del poblado de O Lang se organizaron para vigilar sus árboles de resina. Cuando llegaron los trabajadores de la compañía, los pobladores les mostraron copias de la ley forestal que prohíbe la tala de árboles de resina. Los trabajadores dejaron de cortar. Aproximadamente un mes después, los trabajadores de Pheapimex vinieron a marcar para la corta los árboles de los pobladores; éstos informaron al jefe de la comuna, que acudió con 53 personas (de tres poblados) al lugar. Encontraron a los trabajadores marcando árboles, y les explicaron que la ley prohíbe la tala de árboles de resina. La compañía quitó las marcas y dejó de talar árboles. Desde entonces, no se han talado árboles de resina en la zona.

También a principios de 2001, pobladores de Tum Ar presentaron quejas al gobierno nacional protestando por el marcado de sus árboles efectuado por la Grand Atlantic Timber (GAT) Concession Company, como preparación para la tala. Como resultado la compañía detuvo esos preparativos. Posteriormente en julio, la GAT se preparó para cortar otra vez. Se eligió un Comité de Consulta de la Comunidad (CCC) en el poblado, después de lo cual los pobladores comenzaron a patrullar sus bosques de resina (al mismo tiempo que recolectaban la resina). En Tum Ar, ahora la gente tiene una comprensión muy clara de la ley forestal, y siguen patrullando sus bosques.

Lo mismo sucedió en Ronteah, cuando los pobladores se enteraron recientemente que estaban talando sus árboles de resina, cerca de veinte pobladores fueron a detener a los taladores y lo lograron.

En la comuna de Kampong Damrei, la Casotim Concession Company estaba cortando árboles. Cerca de mayo, los pobladores comenzaron a colocar etiquetas adhesivas (con la leyenda "Salvar el Resinado") en sus árboles. También colocaron en sus árboles la "Instrucción" sobre resina del Departamento de Bosques. Esos árboles no fueron cortados. Recientemente, justo después de la elección del Comité de Consulta de la Comunidad, la compañía cortó tres árboles de resina que no habían sido etiquetados. Organizaron 20 personas para ir a buscar a los taladores. Pero los madereros ya habían evacuado su campamento, y allá solo quedaban los soldados de la compañía. Les dijeron, "No se dan cuenta que si crean un bosque comunitario no tendrán nada para comer? El gobierno se llevará todo". Los pobladores entonces discutieron qué hacer sobre esto en las reuniones mensuales provinciales a las que asistían los miembros del Comité de Consulta. Los Funcionarios Provinciales de Medio Ambiente y Bosques dijeron que el gobernador provincial debía invitar a una reunión con la participación del ejército y discutir cómo cooperar sobre el tema.

Las comunidades locales que viven dentro o cerca de las áreas de bosques de Camboya se han visto afectadas en forma significativa por el corte de árboles de resina. Hasta no hace mucho tiempo, esas mismas comunidades en gran medida ignoraban las leyes que regulan las concesiones de bosques. La educación y empoderamiento de las comunidades que viven en los bosques y que dependen de la recolección de resina está jugando un papel esencial en la creación de incentivos domésticos (en realidad, se ha creado un sector directamente involucrado en el tema), que exigen que las instituciones forestales hagan cumplir las leyes y reglamentaciones que regulan la recolección de madera por parte de los concesionarios. En tanto que ese mismo sector involucrado adquiere más conocimientos y aumenta su empoderamiento en relación con las leyes y reglamentaciones forestales, se transforma en una fuerza más activa, y potencialmente más efectiva, para la aplicación de las leyes forestales por derecho propio.

Por: Andrew Cock, NGO Forum on Cambodia, y Peter Swift, Southeast Asia Development Program.