Un proyecto implementado en Uganda por la compañía noruega Tree Farms para el establecimiento de entre 80.000 y 100.000 hectáreas de plantaciones de pino y eucalipto como sumideros de carbono ha sido severamente cuestionado por sus negativas consecuencias desde el punto de vista social y ambiental. El proyecto fue definido como negativo en todos los órdenes, dado que es dudoso que la compañía obtenga ganancias, las comunidades locales pierden sus tierras y trabajan por salarios miserables, al tiempo que Uganda pierde su soberanía en relación con el manejo del territorio y de los recursos naturales (ver Boletín 35 del WRM).
Un informe publicado en julio de 2000 ("Carbon Upset. Norwegian "Carbon Plantations" in Tanzania" por Jorn Stave, NorWatch) analiza otro proyecto administrado por Tree Farms. Hasta ahora Escarpment Forestry company Ltd., subsidiaria de Tree Farms, ha plantado 1.900 hectáreas de Pinus patula y Eucalyptus saligna en los distritos de Sao Hill, Mufindi y Kilombero en las tierras altas de Tanzania. La empresa se encuentra en un proceso de adquisición de más tierras. Además está financiando las actividades de TAGGAT (Tanzania Greenhouse Gas Action Trust), una fundación que trabaja con ella en el desarrollo de modelos de simulación para la fijación de carbono en la biomasa de los árboles.
Si bien este proyecto difiere en varios aspectos del implementado por la misma compañía en Uganda, la investigación concluye que se trata de un nuevo caso de "CO2lonialismo" que está provocando impactos negativos sobre el ambiente, las comunidades locales y Tanzania como país. La biodiversidad a nivel local --que incluye dos especies de orquídeas y una de aloe en peligro de extinción-- será afectada por los monocultivos forestales. Asimismo, no se sabe a ciencia cierta que ha de suceder con el carbono contenido en los suelos y en las raíces de la vegetación natural una vez que se hayan instalado las plantaciones. Si bien Tree Farms realizó consultas con los pobladores locales antes del comienzo de los trabajos, viene utilizando la fuerza de trabajo que ellos proveen pagándoles salarios bien inferiores al salario mínimo recomendado oficialmente. Lo que es más, hay todavía más de cien trabajadores con varios meses de sueldos atrasados. La suma que la empresa está pagando al gobierno de Tanzania por concepto de arrendamiento de la tierra (U$S 1,9/ha/año) es menor que lo que paga el proyecto de Tree Farms en Uganda. No obstante los noruegos están presionando a las autoridades para reducir este precio en un 50%. Al mismo tiempo Tanzania perderá el control de las tierras arrendadas por un período de 99 años.
Las actividades de Tree Farms en Tanzania pueden ser consideradas como aún peores que las desarrolladas en Uganda, ya que en este caso la compañía espera amasar enormes ganancias aprovechándose del muy bajo poder de negociación de las comunidades locales y del escaso desarrollo institucional del estado de Tanzania. En tanto el "mercado del carbono" implica un absurdo comercio entre agentes con muy diferente cuota de poder, no es sorprendente que el más fuerte y rico gane, mientras que el más débil y pobre pierda. Definitivamente los sumideros de carbono no constituyen una solución para el cambio climático, sino un problema adicional, tanto a nivel global como local.
Artículo basado en información obtenida de: "Carbon Upsets. Norwegian 'Carbon Plantations' in Tanzania" por Jorn Stave, NorWatch, July 2000;