En Agosto de 1997 recibimos malas noticias desde Hawaii: Oji Paper/Marubeni -el mayor proveedor de papel del Japón- estaba a punto de recibir una concesión de 4.150 hectáreas de tierras públicas en el condado de Hamakua para establecer una plantación de eucalipto para pulpa. La empresa estaba también en procura de otra concesión por 10.000 hectáreas de terrenos privados en Big Island y en otros lugares, con la finalidad de producir madera de eucalipto para la obtención de "chips" (astillas) a ser exportados al mercado japonés para la fabricación de papel.
La ONG local Amigos de Hamakua (Friends of Hamakua) se opuso fuertemente al proyecto y junto a organizaciones campesinas y comunitarias presentaron una alternativa para el uso del suelo, basada en agricultura cooperativa, en las tierras antes dedicadas al cultivo de caña de azúcar y ahora codiciadas por Oji. Las comunidades locales ya habían sufrido las consecuencias de las prácticas ambientalmente negativas de otra compañía plantadora, la Prudential Insurance-Hamakua Timber, que había esparcido herbicidas y quemado extensas superficies de campo en Hamakua.
Como consecuencia de su lucha, que ganó incluso apoyo a nivel internacional, las autoridades locales finalmente rechazaron el proyecto de plantación. Este puede ser considerado el éxito mejor que pueda obtenerse, dado que en este caso los monocultivos forestales fueron frenados antes de empezar.
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- Sudáfrica: resistencia a los monocultivos forestales en la pradera
Si bien el área cubierta por bosques en Sudáfrica no ocupa más de 300.000 hectáreas, este país es un importante exportador de productos madereros. Los mismos proceden de las plantaciones de pino y eucalipto que se han multiplicado rápidamente en las últimas décadas. Grandes empresas -como SAPPI y MONDI- y el propio estado sudafricano -a través de SAFCOL- han sido responsables de la expansión de los monocultivos forestales en la pradera. Actualmente el área plantada llega al millón y medio de hectáreas, en tanto la poderosa industria de la pulpa planea aumentarla en 600.000 hectáreas. Las empresas incluso tienen intención de establecer extensas plantaciones en el vecino Mozambique. En este período de globalización, MONDI está expandiéndose en el exterior y en mayo de 1996 se convirtió en uno de los principales accionistas de Aracruz Celulose.
A pesar de los esfuerzos propagandísticos desplegados por las compañías plantadoras, quienes procuran mostrarse como campeonas de la conservación de la naturaleza, la oposición al modelo va en aumento. Es que los efectos de los monocultivos forestales, que provocan reducción en la biodiversidad de la pradera y disminución del rendimiento hídrico, resultan evidentes. También se han denunciado casos de contaminación del aire y del agua por la actividad de las plantas procesadoras de pulpa. Los pequeños campesinos han sido parcial o totalmente avasallados por las empresas y se han visto forzados a trasladar su ganado o incluso a emigrar, abandonando sus tierras. En la zona de Kwazulu Natal, 2.852 hectáreas de plantaciones fueron incendiadas intencionalmente, siendo éste un tipo de acción directa que fue identificado como el responsable de la mayoría de los incendios forestales ocurridos durante 1997.
La gente se está organizando y desafiando cada vez más abiertamente la expansión de las plantaciones. La red sudafricana TimberWatch viene monitoreando la expansión de las plantaciones en el país. Además, se formó otro movimiento (SAWaC, South African Water Crisis), constituido por individuos preocupados por la creciente crisis del recurso hídrico en dicho país y que trabajan para superarla. SAWaC ha denunciado a las monocultivos forestales como uno de los principales factores que explican dicha crisis. La mayoría de las plantaciones se encuentran en áreas de transición entre las tierras bajas de la costa y las tierras altas, que son las zonas de mayor precipitación y que albergan la mayor biodiversidad de Sudáfrica y de ahí su impacto sobre estos dos recursos de fundamental importancia.