Brasil : preocupación por declaraciones del nuevo Presidente de FUNAI

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El ex-congresista y Vicegobernador del estado de Mato Grosso Marcio Lacerda es el nuevo presidente de la FUNAI (Fundación Nacional Indígena). Sucede en su puesto a Sullivan Silvestre, quien falleció mientras cumplía funciones el 1ro. de febrero pasado en un accidente de avión.

El Sr. Lacerda es uno de los principales proponentes del sistema de hidrovías, que incluye la Hidrovía Tocantins-Araguaia, la cual afectaría negativamente un territorio ocupado por 10.000 indígenas. En sus primeras declaraciones públicas defendió la minería del oro, y la explotación de madera y de la biodiversidad en tierras indígenas.

En un informe de fecha 25/2/99 CIMI (Conselho Indigenista Missionario) expresó su preocupación e indignación por los dichos de Lacerda, los que reflejan que su interés no se centra en las culturas y necesidades de los pueblos indígenas, sino en los recursos naturales de sus territorios. Ello es especialmente preocupante teniendo en cuenta que en el Congreso Nacional están por ser discutidos varios proyectos de ley contrarios a los intereses de los indígenas garantizados por la Constitución del Brasil, los cuales ahora pueden recibir un renovado impulso merced al nuevo enfoque de FUNAI. En lo que respecta a las actividades mineras que amenazan los territorios tradicionales indígenas, cabe mencionar que José Lacerda –hermano del nuevo presidente de FUNAI- apoyó en forma entusiasta la invasión del área indígena de Sararé en 1996, acción que resultó en el genocidio del grupo indígena Kithaurlu.

En el referido discurso Lacerda condenó lo que él considera propuestas “extremadamente radicales” para defender los derechos de los pueblos indígenas, basadas en la imposición de prohibiciones que no pueden ser instrumentadas. En su opinión, las tierras indígenas deben ser transformadas en áreas productivas.

Gran cantidad de ejemplos en Brasil y en el mundo entero contradicen el punto de vista de Lacerda: la apertura de territorios indígenas al “desarrollo” no aporta a éstos ninguna ventaja, ni tampoco al ambiente a nivel local o global. Si el gobierno brasileño estuviera realmente preocupado por el respeto a los Derechos Humanos y por la conservación ambiental, este funcionario debería ser inmediatamente removido de su cargo.

Fuentes: CIMI, 25/2/1999; Glenn Switkes, 23/2/1999.