Los manglares son humedades ricos en biodiversidad, que están sufriendo una depredación severa en todo el mundo. En Sri Lanka los manglares están asociados a 22 cuerpos de agua salobre, conocidas a nivel local como lagunas. Si bien la superficie ocupada por los manglares en todo el país no supera las 12.000 hectáreas, la misma es de un gran valor dado que alberga especies y asociaciones vegetales muy poco comunes, en diferentes zonas climáticas. Además la pesca en estas lagunas constituye el medio de vida para más de 120.000 habitantes de la costa.
Durante la década pasada, muchas de las lagunas y muchos de los estuarios de Sri Lanka sufrieron la rápida destrucción de su vegetación de manglar a manos de la acuicultura comercial. Este poderoso grupo industrial está compuesto por importantes políticos, burócratas del máximo nivel y hombres de negocios que han demostrado ya su falta de interés en la conservación de los manglares.
Como consecuencia de esta actividad insustentable las lagunas se encuentran llenas de fango, los estuarios se han erosionado y los ecosistemas del manglar se han deteriorado. En el Distrito de Puttlam, por ejemplo, donde se da la mayor superficie de manglares conteniendo especies extraordinarias, más de 3.000 hactáreas ya fueron convertidas a granjas camaroneras, contándose para ello con el auspicio del propio gobierno. Donde actualmente están localizadas esas instalaciones industriales, en 1994 pescaban habitualmente 28.000 personas. Tras la construcción de las mismas dos tercios de ellos perdieron su trabajo y se vieron obligados a emigrar a la ciudad para buscar ganarse la vida. Antes de la expansión de la cría industrial del camarón, la captura promedio de pescado por unidad de esfuerzo era de 4 kg, mientras que hacia 1997 había caído a 1,5 kg.
Esta industria también ha contaminado las aguas subterráneas, lo que ha afectado directamente las fuentes de agua potable, creando así ulteriores problemas a los pescadores. En las proximidades de los poblados ya no hay agua potable, por lo que la mayoría de las mujeres tienen que caminar entre cinco y seis kilómetros al día para llevar agua a sus hogares. Debido a la falta de este vital elemento la mayor parte de los niños en edad escolar no concurren a la escuela, dado que cuando por la mañana se constata la falta de agua en la casa, su primera tarea se torna el ir a buscar agua para el consumo doméstico. Toda la periferia de la laguna está bloqueada por cercos construídos por la industria camaronera y vigilada por guardias, lo que implica que los pescadores locales han perdido el derecho a acceder a su fuente tradicional de recursos y de alimento.
Las comunidades pesqueras locales han reaccionado organizándose para enfrentar el problema. Así se formó la Federación de Pequeños Pescadores cuyo objetivo es movilizar a las comunidades de pescadores y a otras personas interesadas en conservar las lagunas y los ecosistemas de manglar, mediante adecuados programas de educación y estrategias prácticas de conservación.
La primera tarea del grupo recientemente constituído fue poner el conflicto en la mesa de negociaciones. Se estableció un mecanismo de organización participativo, al cual se integraron 4.000 pescadores, quienes tomaron decisiones en relación con la conservación de los manglares, negociaron con los industriales para monitorear las actividades destructivas por ellos realizadas y trabajaron para mejorar el hábitat de los peces en las lagunas.
El siguiente paso consistió en la creación de una organización para apoyar los comités de conservación y manejo de la laguna, ámbitos en los cuales los líderes populares de entre los pescadores, provenientes de diversos grupos de habitantes de la laguna, y los representantes del gobierno puedan dialogar en pro de la resolución de este conflicto, que afecta la vida de la gente de modo tan grave.
Se abrió un Centro de Conservación y Demostración de los Manglares para realizar un programa educacional sobre los manglares y los hábitats de los peces. El Centro es visitado diariamente por escolares, estudiantes universitarios y otras personas interesadas. Realiza publicaciones en los tres idiomas oficiales utilizados en Sri Lanka y organiza seminarios y talleres para promover la protección de los manglares como la forma más efectiva y equitativa de conservar la naturaleza y los medios de vida de la población local.
En lo que respecta a las estrategias de conservación, se han reconvertido a manglar más de 100 hectáreas de tierras degradadas. Para enfrentar la pérdida de puestos de trabajo derivada de la declinación de las existencias de peces y la imposibilidad de acceso a la laguna, la Federación de Pequeños Pescadores está trabajando en la introducción de actividades alternativas que generen ingresos, atendiendo especialmente a los pescadores, las mujeres y los jóvenes. Ya se han creado más de 623 puestos de trabajo mediante la promoción de la cría doméstica de animales y otras actividades capaces de proveer ingresos.
Por más información, comunicarse con:
Anuradha Wickramasinghe, Director
Small Fishers Federation
Mangrove Conservation and Demonstration Centre
P.O.Box 01
Chilaw, Sri Lanka.
Fuente: Mangrove Action Project, 28th Edition of the Late Friday News, 22/1/1999.