B.C.Y Freezailah, director ejecutivo de la Organización Internacional de Maderas Tropicales (ITTO), comparó en Tokio el manejo sustentable de los bosques tropicales con las plantaciones forestales y llegó a la conclusión de que la forestería tropical debería pasar a centrarse en las plantaciones forestales.
Señaló que "las maderas provenientes de bosques tropicales están enfrentando una creciente competencia de las maderas de bosques templados, frente a las que la madera tropical proveniente de bosques naturales manejados sustentablemente está en clara desventaja" (los "bosques templados" que menciona son en realidad plantaciones forestales en Chile y Nueva Zelanda).
Sostuvo que "resulta muy claro que cualquier incremento en los costos de manejo para maderas tropicales resultante de los rígidos estándares para el manejo sustentable de bosques tropicales, de la certificación de maderas y otros costos volverán cada vez menos competitivo este manejo frente a las grandes cantidades de materias primas madereras disponibles, en particular las provenientes de plantaciones en países templados".
Concluyó que "el futuro de las maderas tropicales, basado en el manejo sustentable de los bosques tropicales es, lamentablemente, más que sombrío. Es en las plantaciones forestales que los países tropicales tienen ciertas ventajas comparativas". Por consiguiente, la forestería tropical debe enfocarse en "la producción de madera de plantaciones intensivamente manejadas de especies seleccionadas para la producción de madera".
Contariamente a lo que se pudiera pensar, el pensamiento precedente constituye una mala noticia para los bosques tropicales. Si el madereo es malo, las plantaciones son aún peores, tanto para la gente como para el ambiente. Como dijo una persona indígena de Sarawak, con años de experiencia en luchas contras las empresas madereras: "las empresas madereras llegan, degradan nuestro bosque y se van; las empresas plantadoras llegan, destruyen todo el bosque ¡y se quedan!"
Fuente: información de ITTO publicada en CIFOR 19, junio 1998.