Brasil: ONGs se oponen a la campaña del 10% lanzada por el WWF y el Banco Mundial

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“Nosotras, las ONGs abajo firmantes, queremos expresar nuestra preocupación tanto por el contenido como por las potenciales consecuencias de la campaña que está llevando adelante WWF Internacional, con apoyo del Banco Mundial y del gobierno brasilero, para la protección de un 10% de la región amazónica mediante el establecimiento de áreas de conservación ambiental de uso indirecto.

No es que nos opongamos a la creación de nuevas áreas de conservación de uso indirecto. Por el contrario, consideramos que el sistema de áreas protegidas actualmente existente es insuficiente para proteger los ecosistemas del Brasil, tanto en lo que se refiere al área total, como a la variedad de sistemas ambientales bajo protección, sea en lo concerniente a la Amazonía o a otras regiones.

Apoyamos firmemente la creación de nuevas reservas en todo el país, especialmente en aquellas áreas que han sido indicadas como prioritarias para la conservación de la biodiversidad. Pero estas nuevas reservas deberían abarcar un amplio mosaico de áreas protegidas, incluyendo reservas extractivas que tengan en cuenta los derechos de las poblaciones tradicionales.

Además, entendemos que la meta de carácter cuantitativo que se ha fijado la campaña –10% antes del año 2000- ha sido elegida al azar, es inadecuada e ignora la realidad del Brasil. Para la efectiva protección de la Amazonía, de la que sobrevive hoy en día el 85%, ese 10% fijado constituye un objetivo inaceptable. Por el contrario, 10% es muy posiblemente una cifra excesiva para la creación exclusiva de áreas de uso indirecto, en tanto todavía no se han realizado estudios que aporten datos confiables como para contestar a la pregunta de si existe una disponibilidad tal de tierras sin presencia de poblaciones indígenas o de actividades extractivas.

Tampoco entendemos porqué se ha tomado el año 2000 como fecha límite, teniendo en cuenta que actualmente menos del 4% de la superficie de la Amazonía está ocupado por áreas de conservación de uso indirecto, y de hecho la mayor parte de las normas sólo existen en el papel. En efecto, es posible encontrar poblaciones tradicionales en la mayor parte de estas áreas, incluyendo diez parques y reservas que comprenden más de tres millones de hectáreas, que fueron creados sobre doce territorios indígenas previamente existentes.

Un plan para crear, en el plazo de dos años, el doble de las reservas que se han establecido hasta la fecha, supone el grave riesgo de estar creando más parques de papel, cuya existencia estará dada sólo por un nombre. Además, la existencia de estudios para determinar áreas de prioridad o zonas que se beneficiarían más de este tipo de producción, supone el riesgo adicional de estar incorporando territorios ocupados por poblaciones tradicionales, intensificando de este modo los conflictos ya existentes entre dichas poblaciones y el IBAMA (Instituto Brasileño para el Medio Ambiente).

Lo que es más, nosotras creemos que la protección de la Amazonía depende de políticas definidas y articuladas por parte del gobierno, que actualmente no existen. Las mismas permitirían algo más que la mera creación de áreas de uso indirecto y estimularían el papel fundamental de las poblaciones tradicionales, que realizan un ejercicio real de dicha protección. El gobierno brasileño no ha sido capaz siquiera de apoyar financieramente las áreas protegidas ya existentes. Todo el mundo sabe que si no hubiera sido por la resistencia de estas poblaciones al comportamiento depredador de los grandes latifundistas, las compañías madereras, las prospectoras de recursos naturales y las fuerzas políticas –con algunas honrosas excepciones- hoy en día la Amazonía se encontraría aún en peores condiciones.

Entretanto, dichas poblaciones están viviendo en condiciones miserables, sin poder acceder a un adecuado apoyo por parte del gobierno para llevar adelante sus actividades económicas tradicionales, o incluso para que se garanticen precios mínimos para sus productos, cuya elaboración depende esencialmente de que la selva siga existiendo.

Deseamos también expresar nuestra sorpresa por el hecho de que la mencionada campaña no tenga en cuenta otras regiones, algunas de las cuales se encuentran en una situación incluso más frágil y han sido más devastadas que la propia Amazonía. Tal es el caso, por ejemplo, de la Mata Atlántica, región de enorme importancia en cuanto a su biodiversidad y cuya superficie se ha reducido a un 7% de la original. Por su parte las regiones de la Caatinga y el Cerrado están siendo aceleradamente convertidas en campos de cultivo de soja y tierras de pastoreo para el ganado.

Estamos incluso sorprendidos por la forma en que la campaña ha desconocido los esfuerzos que se han venido realizando en este sentido. Por ejemplo, la organización del Taller Amazónico, a cargo de un grupo de ONGs nacionales, como parte del PROBIO (Fondo de Protección de la Biodiversidad). El taller fue patrocinado durante años por el gobierno brasilero con el propósito de –en un marco participativo- generar información y crear opciones alternativas para la formulación de políticas públicas de conservación, incluyendo la selección de zonas potenciales para el establecimiento de nuevas áreas de conservación, tanto de uso directo como indirecto.

Por último nosotras, las ONGs abajo firmantes, proponemos que el gobierno brasileño, el Banco Mundial, el WWF y todas las organizaciones preocupadas por el tema, aúnen esfuerzos para la exitosa realización del Taller Amazónico. Es de esperar entonces que del Taller resulte el establecimiento de metas de carácter colectivo, políticas regionales bien definidas y abarcativas y campañas de movilización en las que la conservación de la biodiversidad de la Amazonía y los derechos de las poblaciones que la habitan se encuentren adecuadamente balanceados, todo ello con el fin último de lograr un desarrollo sustentable para el país en su conjunto.

Brasilia, 1ro. de julio de 1998.

Foro de ONGs y Movimientos Sociales Brasileños para el Desarrollo y el Medio Ambiente (Forum Brasileiro de ONGs), Concejo Nacional de Caucheros (CNS), Grupo de Trabajo Amazónico (GTA), Red Brasileña sobre Instituciones Multilaterales de Crédito (Rede Brasil”

Fuente: Kenneth Walsh, EDF, julio de 1998