Los bosques bolivianos se cuentan entre los más ricos del mundo en términos de biodiversidad, conteniendo más de 2500 especies de árboles. El país cuenta con unas 9.5 millones de hectáreas de áreas protegidas y alrededor de 1 millón de hectáreas de áreas indígenas, en tanto que más de 21 millones de hectáreas han sido otorgadas como concesiones madereras, en línea con la ley forestal aprobada en 1996.
Las comunidades indígenas Chimane, Mosetene y Tacana del Territorio Indígena y Reserva de la Biósfera de Pilón Lajas en el norte boliviano, han unido sus fuerzas a las del gobierno municipal de Rurrenabaque y a la ONG francesa Veterinarios sin Fronteras, para prohibir las actividades de la empresa maderera Berna dentro de la reserva. La empresa tiene un contrato de madereo que la habilita a permanecer en el área hasta el año 2011.
La compañía Berna y un conjunto de madereros independientes están deforestando el área a ritmo acelerado, pese aque se supone que se trata de un área protegida. “Por cada tronco de caoba que sacan, cortan más de setenta árboles para llegar a él”, dice el representante de los Mosetene, Macario Canare. También se encuentran amenazadas las zonas de caza de las que dependen muchos pueblos indígenas.
Anteriores acciones de pueblos indígenas y ambientalistas han sido exitosas en la región. En 1996, Veterinarios sin Fronteras entabló un juicio contra las empresas madereras Bella Vista y El Pino, acusándolas de actuar sin contrato, lo cual resultó en que tuvieron que suspender sus operaciones. Una tercer empresa, Selva Negra, abandonó voluntariamente la región.
Pese a que reconocen que la lucha será difícil teniendo en cuenta que Berna es una empresa poderosa y que la industria maderera es importante para la economía local, las comunidades indígenas de Pilón Lajas están determinadas a proteger sus medios de vida y su ambiente.
Fuente: Abya Yala News Vol 11, Nr 1, Spring 1998