Las plantaciones de palma aceitera en Palawan, al igual que en las otras partes de Filipinas, se presentan como una solución clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y como una herramienta para la erradicación de la pobreza. Sin embargo, la realidad muestra un panorama diferente. Un informe de la organización“Ancestral Land/Domain Watch” (ALDAW) explica las numerosas razones por las cuales es necesario suspender el avance de la palma aceitera. Entre otras, este monocultivo acapara las tierras de cultivo y los cocoteros en los que se basa la autosuficiencia local. También ha significado la deforestación de áreas significativas de bosques antiguos y secundarios, utilizados por los habitantes locales para la recolección de productos forestales no maderables. Las plantaciones de palma aumentan exponencialmente la presencia de plagas, erosionan los suelos y contaminan importantes fuentes de agua. Las condiciones de trabajo son paupérrimas y en general de explotación. Es común que existan estrategias ambiguas para controlar las tierras indígenas a través de contratos de alquiler difusos y acciones de venta ilícitas. Algunos indígenas han arrendado sus tierras a las empresas de palma aceitera por apenas 500 PHP (alrededor de 10 euros) al año por hectárea. En general, concluye el informe, la expansión de la palma aceitera es a expensas de las economías locales y de diversos tipos de vegetación existentes. Han agotado recursos esenciales (productos forestales no maderables, plantas medicinales, animales de caza, miel silvestre, etc.) que son fundamentales para la supervivencia diaria de los hogares.
Ver informe completo (en inglés) en:
www.regenwald.org/files/en/ALDAW%20NTFP%20OIL%20PALM%202014%20REPORT.pdf