Más del 80 por ciento de la madera proveniente de la Amazonía se tala en forma ilegal, y la caoba, también conocida como el "oro verde" ha sido el blanco principal de las operaciones de tala. El valor de la caoba (un metro cúbico puede generar más de US$ 1.600) ha atraído a taladores que invaden los bosques primarios para alimentar una demanda dirigida casi exclusivamente a la exportación.
El "cinturón de caoba" de Brasil abarca aproximadamente 80 millones de hectáreas de la Amazonía brasileña, extendiéndose desde el sur de Pará hasta Acre, cruzando el norte de Mato Grosso, Rondônia y el sur de la Amazonía. No resulta sorpresivo que esta región está incluida dentro del "cinturón de deforestación" de la Amazonía. Los buscadores de caoba sobrevuelan cientos de kilómetros de bosque denso para localizar los árboles de caoba dispersos, a menudo menos de uno por hectárea. Para lograr acceder a un solo árbol de caoba, los taladores a menudo abren caminos de acceso ilegales (que se extienden a lo largo de cientos de kilómetros) atravesando bosques hasta entonces vírgenes. Los troncos se extraen a una distancia de hasta 500km del aserradero más cercano.
El madereo de caoba no sólo causa la destrucción generalizada de bosques, sino que también produce impactos sobre los pueblos indígenas que viven en la región. Las concentraciones más grandes de caoba que todavía quedan se encuentra dentro o en las cercanías de tierras indígenas en el estado de Pará. Quince territorios indígenas cubren 16.243.000 hectáreas de bosque y aunque la Constitución de Brasil protege los territorios indígenas de todo tipo de explotación industrial, esas tierras han sido invadidas en forma ilegal por compañías madereras a la búsqueda del oro verde. La táctica estándar utilizada por los taladores es entrar en las tierras indígenas, cortar los árboles, y después negociar sobre la base de los árboles derribados, pagando en el mejor de los casos US$ 30 por árbol, mientras que la madera aserrada resultante de ese árbol se vende en el mercado de exportación por más de US$ 3.300.
Se han producido muchos conflictos violentos como resultado de las actividades ilegales de la industria maderera en territorios indígenas. Los pobladores locales se han visto forzados a realizar acciones directas para detener la invasión ilegal de sus tierras por parte de los taladores. Trágicamente, estas acciones han terminado algunas veces en violencia. Una cantidad desconocida de pobladores indígenas han sido asesinados debido a su oposición a la industria.
Irónicamente, gran parte de la caoba extraída de los bosques termina como ataídes y asientos de inodoro, mientras que el resto se utiliza principalmente para la producción de muebles extremadamente caros comprados por un número muy limitado de personas. De esa forma, tanto los exportadores como los comerciantes, fabricantes, minoristas y consumidores finales de caoba participan en el proceso de devastación de la Amazonia, impulsado por un lado por el lucro y por otro por el "prestigio". Los productos glamorosos que se venden en tiendas y salas de exposición de todo el mundo brindan una apariencia respetable a una industria destructiva y corrupta.
Cinco países (EE.UU., Reino Unido, Holanda, Alemania y la República Dominicana) importan casi toda la caoba brasileña que se exporta desde Pará, la región con mayor producción de caoba de Brasil.
Cinco importadores (DLH Nordisk, Aljoma Lumber, J. Gibson McIlvain Co. Ltd. y Intercontinental Hardwoods Inc) compran más de dos tercios de la caoba de exportación a compañías vinculadas a Moisés Carvalho Pereira y Osmar Alves Ferreira, los dos "reyes de la caoba" brasileños.
Usando documentos falsificados para hacer ver que los troncos fueron cortados legalmente, exportan los troncos a compradores extranjeros. El sector de fabricación de muebles es el usuario de caoba más importante e incluye compañías con buena reputación comercial como LifeStyle Furnishings International, Furniture Brands International, Stickley y Ethan Allen, en EE.UU; Gibbard Furniture Shops Ltd. en Canadá; International Timber, Timbmet, James Lathams y Vincent Murphy en el Reino Unido, que provee a compañías de muebles como Rackstraw, Arthur Brett, Wood&Mott, Titchmarsh&Goodwin, Restall Brown&Chennell y Charles Barr.
Los organismos oficiales brasileños han promovido varias iniciativas para eliminar el comercio ilegal de caoba. En 1996 el gobierno brasileño puso en práctica una moratoria de dos años para cualquier nuevo Plan de Manejo Forestal (PAF) para la extracción de caoba, que posteriormente fuera prorrogada y seguirá vigente hasta junio de 2002. Sin embargo, la prohibición de nuevos PAF de caoba parece haber consolidado el control del comercio en manos de unos pocos, y la fuerte y permanente demanda mundial y el alto valor de mercado de los productos de caoba crean un fuerte incentivo para que los reyes de la caoba de Pará continúen con el madereo ilegal.
Artículo basado en información obtenida de: Greenpeace.- Partners in mahogany crime. Amazon at the mercy of 'gentlemen's agreements', octubre de 2001.