Entre 1950 y 1975, la superficie de pasturas creadas por el ser humano en América Central se duplicó, casi enteramente a expensas de bosques húmedos primarios. El número de cabezas de ganado también se duplicó, si bien el promedio de consumo de carne vacuna de los ciudadanos centroamericanos en realidad disminuyó. La producción de carne fue exportada a los mercados de Estados Unidos y otros países del Norte.
En Brasil, entre 1966 y 1978, se destruyeron 80.000 km2 de bosques de la Amazonia brasileña para dar paso a 336 haciendas ganaderas que contaban con 6 millones de cabezas de ganado, bajo los auspicios de la Superintendencia para el Desarrollo de la Amazonia (SUDAM).
En los territorios amazónicos de Colombia y Perú se adoptaron iniciativas similares, si bien no tan expansivas, fomentadas en ciertos casos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En todos los casos, numerosas haciendas quedaron improductivas en menos de diez años --porque la productividad de las praderas artificiales decae-- ante lo cual muchas veces los ganaderos obtenían otra parcela de bosque para talar.
En la década de 1980 hubo dos factores que implicaron un crecimiento de las exportaciones de carne vacuna de la región tropical de América Latina, con la consiguiente secuela de un aceleramiento de la deforestación de la Amazonia: por un lado, el creciente consumo de carne vacuna en los países del Norte (sobre todo para las cadenas de comida rápida en Estados Unidos), y por el otro los valores más bajos de tierra y mano de obra en los países tropicales de América Latina, que abarataban el costo final del producto. A modo de ejemplo, en 1978 el precio del kilo de carne vacuna importada de América Latina promediaba US$ 1,47, comparado con US$ 3,3 de la carne producida en Estados Unidos. Esa relación directa entre el avance de la ganadería y la deforestación fue denominada la “Conexión Hamburguesa”.
En ese entonces Brasil no formaba parte de esa “conexión” por sus bajos índices de exportación vacuna en la medida que la producción estaba dirigida principalmente al consumo interno. Pero el país aumentó las cabezas de ganado de 26 millones en 1990 a 57 millones en 2002, cuya producción se concentra en los estados de Mato Grosso, Pará y Rondonia --que coincidentemente en la misma fecha presentaron los mayores grados de deforestación del país. La nueva expansión ganadera no se basa en pequeños o medianos predios, sino en emprendimientos de gran porte.
Durante décadas, el sector de producción pecuaria estuvo dirigido al consumo interno, pero factores como la desvalorización de la moneda brasileña, los esfuerzos exitosos por liberar al ganado de la fiebre aftosa, la enfermedad de la vaca loca que afectó la producción vacuna en los países del Norte, y la fiebre del pollo en Asia que provocó una corrida del consumo hacia otros productos cárnicos, contribuyeron a que Brasil tuviera acceso a nuevos mercados en Europa, Rusia y Medio Oriente. Entre 1997 y 2003, el volumen de exportaciones brasileñas en ese rubro aumentó más de cinco veces.
Este proceso de expansión de la producción ganadera ha sido identificado como uno de los factores responsables del reciente aumento de la destrucción de la selva amazónica brasileña por un estudio publicado recientemente por la organización de investigación CIFOR (Center for International Forestry Research), con sede en Indonesia.
Según la investigación, la superficie acumulada relativa a la deforestación de la Amazonía brasileña aumentó de 41,5 millones de hectáreas en 1990, a 58,7 millones de hectáreas en 2000, de las cuales la mayoría terminó como zona de pastura. Los autores del informe dicen que si bien en los últimos años la expansión del cultivo de soja en la Amazonía fue causante de deforestación, la misma explica solo una parte del proceso, el cual en gran medida se debe al crecimiento de la producción ganadera.
El informe de CIFOR se da a conocer simultáneamente con las nuevas cifras de deforestación en la Amazonia de Brasil, que registran el segundo mayor pico histórico de pérdida de bosque tropical. Los nuevos datos que presentó el Ministerio del Ambiente brasileño muestran que la pérdida de bosques en el período agosto de 2002 a agosto de 2003 llegó a los 23.750 km2. La marca histórica corresponde a 1995 con poco más de 29 mil km2. El nuevo registro representa un aumento del 2% con respecto al año anterior. Desde que se monitorea la deforestación, en 1988, se ha perdido un total de más de 270 mil km2 de selvas tropicales, lo que equivale a la superficie del Ecuador.
Cabe resaltar de este proceso el lugar que ocupa el consumo, uno de los pilares del actual modelo agrario comercial y por ende otro elemento responsable de los procesos de deforestación. No se trata aquí de la producción de grandes volúmenes de alimentos para resolver el hambre de numerosos sectores empobrecidos y carenciados. Se trata de cultivos comerciales que van desde el café a la carne vacuna, dirigidos en gran medida a consumidores del Norte a los cuales muchas veces se les ha inducido un cambio en sus hábitos alimenticios.
Históricamente han sido los países del Sur, ricos en biodiversidad, los que han ocupado el papel de productores para la exportación. Muchas veces los habitantes de estos países no consumen lo que exportan. Antes, colonizados a sangre y fuego, luego colonizados a dólar, deuda y exclusión –además de sangre y fuego.
Artículo basado en información obtenida de: “Conexión entre ganadería y deforestación Amazónica”, CLAES, http://www.agropecuaria.org/sustentabilidad/ConexionHamburgerAz.htm ; “Hamburger Connection Fuels Amazon Destruction”, Center for Internacional Forestry Research (CIFOR), http://www.cifor.cgiar.org/publications/pdf_files/media/Amazon.pdf ; “Role of Cattle Raising in Conversion of Tropical Moist Forests”, CIESIN, http://www.ciesin.org/docs/002-106/002-106c.html